EL BLANCO ES PEREZOSO

Aunque faltan solo ocho días para las elecciones de Congreso, todavía hay tiempo para que los inconformes, los apáticos y los indecisos, cambien de opinión, para que se despierten y estudien a quién le va a dar su voto de confianza.

Estas elecciones son tan, o si se quiere, más importantes que las mismas elecciones para presidente de la República, puesto que son los congresistas los encargados, no solamente de hacer las leyes y las reformas constitucionales que nos afectan a todos, sino, además, porque ejercen el control político al gobierno y a la administración de turno, mejor dicho, son los que posibilitan o entorpecen la labor presidencial.

No podemos dejar, entonces, que semejante tarea, sobre todo en un momento crucial como el que estamos viviendo por cuenta del extraño proceso de paz en el que nos embarcó el presidente Santos, quede en manos de cualquiera.

En manos de personas sin ninguna preparación o, con hojas de vida llenas de lunares. De inescrupulosos que consiguen votos entregando bolsas de leche, de tejas, o prometiendo casas. En manos de oportunistas que se benefician de los que no votan porque, o no pueden ir o no los dejan ir (¡futuros congresistas armados…), o bien, de los que no se toman la molestia de buscar por quién votar, y que con la disculpa de que están hartos de la corrupción y de la sinvergüencería de los "honorables padres de la patria", por demás cierto, parece que han optado por el cómodo pero peligroso voto en blanco.

Peligroso, sí, porque ese voto en blanco que se volvió tendencia en las redes sociales y está de moda, o mejor dicho, que pusieron de moda otros "avivatos", que lo inscribieron como Comité SOS (Sin Odio Social), y van a reclamar la devolución de dinero invertido en campaña, en vez de ser voto de protesta, de inconformidad por la clase política corrupta, se va a convertir en un cheque en blanco que van a capitalizar los partidos tradicionales, las grandes y bien enmermeladas maquinarias.

Porque sabemos que para las elecciones de Congreso, en caso de ganar el voto en blanco por mayoría absoluta, las elecciones se repetirían una sola vez más y podrán volver a participar los partidos que hayan alcanzado el umbral y, obviamente, esos no serán los movimientos minoritarios.

El voto en blanco, en resumidas cuentas, en vez de un voto de reproche, es un voto negligente, un voto perezoso. Es el voto de los que no se han tomado la molestia de revisar bien la oferta electoral. Si lo que quieren es un voto de opinión, más bien, busquen, estudien, que aquí sí hay candidatos que valen la pena, gente idónea y digna dispuesta a servirle al país.

Ahora bien, si optan por el blanco perezoso, porque no quieren que el dinero de sus impuestos sostenga a mequetrefes que van a dormir al Congreso, o a legislar para que les suban el sueldo porque no les alcanzan los 24 millones que se ganan para pagar la gasolina del carro, o para sostener a los que no saben leer, etc. piénselo bien, porque eso de no elegir a nadie no es solución, puede, incluso, permitir la entrada de otros peores.

Los que no votan por nadie, los del blanco perezoso, son tan culpables de que las cosas no mejoren, los que compran o venden sus votos.

Yo votaré por la lista de la mano firme y el corazón grande, que encabeza el expresidente Uribe. Lista llena de personas honorables y trabajadoras, que sin duda, antepondrán los intereses sociales por encima de los personales.

P. S. Presidente Santos ¿el paquetebomba que pusieron en el supermercado de Quibdó y que costó la vida a cinco civiles, tampoco es un acto lo suficientemente demencial como para afectar las conversaciones de La Habana?.

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