A las 7 y 53 de la mañana del domingo 7 de diciembre de 1.941 las fuerzas aéreas y navales de Japón atacaban por sorpresa la base naval norteamericana de Pearl Harbor. Al día siguiente en Washington el Presidente Franklin Delano Roosevelt pronuncio un discurso en el que apelando al patriotismo de su pueblo, denunció la infamia de un ataque cometido por sorpresa mientras se negociaba entre los dos países.

En su discurso dijo: “Ayer, 7 de diciembre de 1.941 – una fecha que vivirá en la infamia – los Estados Unidos de América fueron atacados repentina y deliberadamente por las fuerzas navales y aéreas del Imperio de Japón”.

Guardadas las diferencias de tiempo y lugar podríamos afirmar que a las 7 y 15 de la noche del lunes 23 de septiembre del año 2013, mientras el Presidente Uribe presentaba el libro “Rebelde con causa” del precandidato Francisco Santos, la infamia atacó por sorpresa y deliberadamente a uno de los símbolos de la lealtad al pensamiento y la doctrina Uribista. La lealtad es la fidelidad que se debe a una causa a la que uno se halla vinculado.

En el Centro Democrático, la fidelidad y lealtad han de ser tanto más firmes cuanto más elevado sea el rango que se ostente dentro de su ideario. La encuesta que acaba de difundir RCN y la revista Semana demuestra que un 60% de los colombianos, a diferencia de los responsables de la infamia, son fieles y leales a la causa uribista y que con su apoyo muy seguramente se elegirá, en las elecciones de marzo del 2014, a una gran mayoría de Senadores y Representantes. Como diría Jorge Eliecer Gaitán, el pueblo es superior a los dirigentes de la infamia.

Como una voz de protesta contra ella, esta semana no escribo más y en solidaridad con la lealtad debo decir que como lo afirmaba el filósofo francés Rene Descartes cuando enunció las leyes de la refracción y la reflexión de la luz: “…en algunas ocasiones el silencio es más elocuente que la palabra”.