En el día de ayer y en las afueras de la Universidad de Antioquia, “Alma Mater de la Raza”, un patrullero o agente de la Policía Nacional fue herido con un artefacto no convencional, una bomba similar a los cilindros o tatucos de las Farc-Eln. El patrullero Uriel Andrés Rincón, 26 años, perdió una pierna. Por supuesto no llevaba arma de fuego. Cumplía la labor de contener los desórdenes de un grupo numeroso de universitarios encapuchados unos, encubiertos otros, que irradiaron sus actos violentos contra la población civil, el transportes y locales residenciales y comerciales adyacentes.

Los encapuchados impidieron durante largo rato el acceso de la ambulancia que condujera al herido a un sitio de atención médica. La guerrilla universitaria ha tomado la decisión de combatir con armas prohibidas por normas internacionales y convertir el campus de la U. de A. en un bastión de la violencia contra las fuerzas del orden, contra la mayoría estudiantil y profesoral y contra la sociedad y el estado que financia y sostiene la universidad pública. El Gobernador Sergio Fajardo y el Rector Alberto Uribe son los responsables políticos de impedir que esto ocurra, responsables de que la Universidad de Antioquia no sea territorio con inmunidad o extraterritorialidad donde la ley y la constitución de Colombia no impere. Una universidad que existe porque existe la democracia y el presupuesto público y las libertades, no puede convertirse en un refugio armado como si fuera un Cagúan.