EL DESAFÍO DE ALIBABA

La Bolsa de Nueva York está en cuenta regresiva esperando el punto de partida de lo que puede ser la operación bursátil más importante del siglo. El grupo chino dueño de Alibaba se apresta a efectuar un espectacular e histórico ingreso, con una oferta inicial de acciones (IPO), en el corro de la Gran Manzana.

Hasta ahora los chinos han sido deliberadamente tímidos en sus estimaciones. Ante la Comisión de Valores norteamericana han manifestado que esperan levantar de esta oferta de venta de acciones apenas unos 1.000 millones de dólares. Los expertos apuestan a que la operación pudiera incluso ser superior a la de Facebook, que en 2012 logró colocar 16.000 millones de dólares, constituyéndose en el mayor hallazgo bursátil de una empresa tecnológica.

El prospecto de 248 páginas puesto al alcance de los inversionistas devela intríngulis sobre una empresa sobre la que se sabe poco y se fabula mucho.

Alibaba es un fenómeno en el mundo de lo tecnológico. Nació hace 15 años de la cabeza de un ambicioso profesor universitario, Jack Ma, quien consiguió levantar un empréstito de 60.000 dólares para crear una empresa web de espectro planetario que aprovechara la creciente capacidad de compra de los chinos y la inclinación a lo digital que ya se avistaba en aquel entonces.

El modelo de negocios pensado por Ma no se basaba en ventas directas a los internautas. El proyecto integraba las ventajas de varias plataformas en las que los comercios se vinculan con sus clientes. Su evolución fue planificada para emular los mejores elementos operativos y tecnológicos de conglomerados exitosos en Occidente como Amazon y eBay/PayPal.

Hoy, tres lustros después, sus ingresos por ventas online provienen casi exclusivamente de China, constituyendo ello su principal atractivo, ya que ese mercado cuenta con una dinámica pujante y una demanda creciente de 600 millones de internautas.

Aparte del interés del profesor Ma de convertir a su creación en una de las primeras 10 empresas del mundo del sector tecnológico, solo una cosa era clara hasta el presente: ni una sola de sus acciones es o ha sido propiedad de extranjeros.

Algunos de los elementos de la oferta pública inicial de acciones que ya ha sido dada a conocer no contribuyen a promover confianza en el público objetivo. El más generador de suspicacia es el mecanismo de tenencia de acciones conocido como VIE, una inédita fórmula legal que dejaría sin efecto la prohibición gubernamental sobre la propiedad de acciones chinas por parte de extranjeros. Los más puntillosos aconsejan prudencia ya que, bajo algunos supuestos, la propiedad accionaria podría revertirse al Estado, irremisiblemente.

No obstante estos riegos que han levantado gran polvareda en la prensa mundial, los inversionistas parecerían ser compensados por la forma en que el valor de las acciones de la entidad tecnológica ha estado evolucionando. Las estimaciones internas valoran a la empresa en 120.000 millones de dólares, pero todo parecería indicar que al final del "road show" armado a lo largo y ancho de tres continentes, Alibaba podría valer unos 200.000 millones.

Esta primera incursión de los chinos en un mundo dominado hasta el presente por los norteamericanos ha puesto a salivar a muchos, a soñar a otros, a sacar cuentas a todos…a santiguarse a los más arriesgados.

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