El ejemplo de Cali

Hace unos años, Cali era el ejemplo de civismo para los colombianos. Hacían fila ordenada para esperar el bus, ayudaban a los ancianos y los respetaban, no botaban basura en las calles, el tráfico era ordenado y respetado, en fin, era la ciudad ejemplo.

A Cali la invadió la roya del narcotráfico, la mafia se apoderó de la ciudad como nos pasó en Medellín. Tanto en Cali como en Medellín, la clase dirigente, los empresarios y la ciudadanía buena, no abandonaron la ciudad, siguieron trabajando por su gente y así, ambas capitales salieron adelante pero con algunas cicatrices. Esas cicatrices se van sanando y ahora estas ciudades son ejemplo para el país por su desarrollo y calidad de vida.

Quiero resaltar lo que han hecho los caleños para salvar la patria de quienes no han sentido la necesidad de hacerlo y más bien, ayudan para entregarla a la subversión.

Se produce un cruento ataque del M-19 al Palacio de Justicia en Bogotá. Quemaron los archivos, asesinaron a magistrados, a empleados de la Rama Judicial y a sencillos trabajadores de las diferentes dependencias. El Ejército no solo defendió a la justicia sino al país entero de caer en manos de la subversión. Evitaron que el presidente de la República fuera sometido a juicio por parte de la guerrilla. Los guerrilleros de aquel grupo ocupan altos cargos públicos mientras quienes nos defendieron pagan condenas por su reacción en favor de la Patria. Plazas Vega, Arias Cabrales y muchos otros están condenados por falsas denuncias de interesados en atentar contra las instituciones colombianas.

En estos días escuché unas declaraciones de un alto exmagistrado que sufrió el ataque de aquel grupo subversivo. Contó que un colega suyo, otro magistrado, fue gravemente herido durante el ataque, trató de auxiliarlo, pero las heridas eran tan graves que murió en sus brazos. El magistrado salió del Palacio a la Casa del Florero, lo recibió Plazas Vega y lo mandó a un hospital donde le salvaron la vida. Siendo un testigo de excepción y de plena credibilidad, nunca lo llamaron a declarar. El colega muerto en sus brazos dentro del Palacio, según unos “testigos”, salió vivo, que lo vieron en la televisión cuando salía hacia la Casa del Florero, que de allí se lo llevó el Ejército no se sabe para dónde y luego apareció entre los muertos encontrados dentro del Palacio. Suficiente declaración, esta última, para condenar a los oficiales de nuestro Ejército. El testigo que debe gozar de toda credibilidad, como es un alto magistrado, no fue escuchado por la justicia.

Los caleños nos han dado un ejemplo que debemos seguir en todas las ciudades capitales. Que unos expertos en organizar eventos se encarguen de hacer lo que en Cali fue todo un éxito. Allí convocaron a una cena para colectar fondos con el fin de apoyar la defensa de los militares, policías y otros miembros de nuestras Fuerzas Armadas condenados a pagar largas penas de cárcel por acciones en defensa de las instituciones y del pueblo colombiano.

Es lo mínimo que debemos hacer por quienes entregan sus vidas por nosotros.

En lugar de una marcha en favor de la entrega a las Farc, hagamos un acto para liberar a los militares de la injusticia.

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