El escándalo por los millonarios contratos a dedo de la Fiscalía en el que está involucrada la empresa de Natalia Springer es impresentable. Sin duda. Pero sorprendentemente no es lo peor que ha hecho el fiscal general Eduardo Montealegre. No.

Me explico.

En marzo de 2012, cuando la Corte Suprema de Justicia lo designó para reemplazar a Viviane Morales y completar su periodo institucional, fueron varias las voces que elogiaron su designación. Pero antes que mostrar resultados frente a las investigaciones que venían en curso cuando asumió como fiscal, Montealegre lideró la creación de la Unidad de Análisis y Contexto, así como la Unidad contra los Falsos Testigos. Muy bien.

Sin embargo, precisamente lo que le ha faltado en algunas de las más sonadas investigaciones de la Fiscalía de Montealegre es análisis y contexto, y lo que ha sobrado son testigos falsos.

El caso más impactante fue en mayo de 2012 cuando, en una jugada más mediática que jurídica, el fiscal Montealegre acusó al exdiputado del Valle Sigifredo López de planear su propio secuestro en 2002, junto al de sus 11 compañeros capturados, y además, de ser cómplice del asesinato en cautiverio de esos funcionarios. La prueba reina: una nariz. Esta aparecía en un video de la planeación del secuestro de los diputados que fue encontrado en el computador de alias Alfonso Cano.

El 13 de mayo de 2013 en una declaración rendida por la investigadora criminalística siete de la Fiscalía, María Marín Restrepo, se conoció que algunos funcionarios del ente acusador sabían, antes de la acusación en 2012, que la nariz en el famoso video no era la de Sigifredo López, ya que la voz de la persona correspondía a la del jefe guerrillero alias J.J. (Ver declaración http://www.derechos.org/nizkor/colombia/doc/sltobon20.html)

Con todo y las dudas que había sobre la evidencia, la Fiscalía de Montealegre envió a Sigifredo López a prisión. Terrible. Posteriormente, el fiscal Montealegre tuvo que salir a pedir excusas por su gran error.

Ahora bien, pedir perdón no lo libra del daño ocasionado a López ni a su familia, como tampoco subsana el perjuicio ocasionado a la actriz Carolina Sabino a quien, por tratar de distraer a la opinión pública del escándalo de los contratos con la firma Springer Von Schwarzenberg, amedrentaron con impartir cargos en su contra por un caso de aborto, violando todos sus derechos de su intimidad como mujer y ciudadana. (ver Carolina Sabino será procesada por abortar)

El ente acusador se enteró del aborto por medio de las grabaciones telefónicas con su hermana Lina Luna, quien era interceptada por el caso de su exesposo, el hacker Andrés Sepúlveda. Tal fue el legítimo rechazo de la opinión pública a esta actuación del ente investigador que el fiscal tuvo que salir a retirar la imputación y declarar que nunca autorizó la divulgación de la decisión tomada. Vergonzoso. (Ver Comunicado de la Fiscalía General).

Estos casos, y otros tantos, demuestran que durante el periodo de Montealegre la Fiscalía ha hecho acusaciones como ha contratado: a dedo.

Y eso ha lastimado el papel fundamental de esta entidad de administración de justicia y ha generado, además, un detrimento al patrimonio del Estado, ya que, como aclaró el propio fiscal en entrevista radial, por este tipo de acusaciones tienen que gastar millones de pesos defendiendo a la propia Fiscalía de demandas de la sociedad. (Oír la entrevista de Eduardo Montealegre en Caracol Radio).

Ahora bien, la mayoría de los contratos para defender a la Fiscalía han ido, a dedo, a los exconsejeros de Estado que votaron a favor del período personal del fiscal que le permitió quedarse otros tres años en la Fiscalía, con el argumento que “los 30 abogados de planta no dan abasto”. Un descaro.

Es momento de que el fiscal Montealegre dé un paso al lado de su cargo, y así no obligue al país a aguantar hasta marzo de 2016 con una entidad tan importante en semejante nivel de deslegitimidad.

Sin duda el vicefiscal Jorge Fernando Perdomo haría un mejor papel en esta coyuntura de lo que puede hacer el lastimado fiscal Montealegre. Perdomo ya ha mostrado que tiene el conocimiento y el temple para hacerlo. Falta que Montealegre muestre que entiende que eso es lo mejor para la institución que representa y para el país.