“El fin del chavismo llegará hablando de sus asesinatos, no del desabastecimiento”

No se permite el lujo del optimismo: la crisis política en Venezuela va para largo. Tampoco comparte los planteamientos de la resquebrajada oposición política al chavismo, porque, a sus ojos, su estrategia no es del todo acertada. Pero las protestas estudiantiles continuarán, asegura Enrique Altimari con convicción. Alumno de Derecho en la Universidad Monteávila (Caracas) y líder del Centro de Estudiantes desde 2011, Altimari ha ejercido un rol protagonista en las marchas universitarias contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Marchas en pos de unas metas que durante una entrevista con El Confidencial resume en “recuperar la democracia" y "reconciliar a un país dividido”.

PREGUNTA: Se cumplen más de cien días desde el inicio de las protestas, el resultado es de al menos 43 muertos, 2.500 heridos y centenares de procesados. Pero las manifestaciones continúan y, con ellas, el goteo de muertos…  ¿Cuál es la situación actual?, ¿ha aumentado la represión de las fuerzas de seguridad?

RESPUESTA: Hace tres semanas el Gobierno (de Maduro) inició un ataque contundente contra los manifestantes. Y, pese a todo, ahora se está protestando en 19 estados del país y, de esos 19 estados, en 16 ciudades hay instalados campamentos de la oposición, con un mínimo de medio centenar de opositores en cada campamento. El pasado 8 de mayo, a las 3:30 de la madrugada, unos 3.000 efectivos (de las fuerzas de seguridad) desmantelaron todos los campamentos. La acción se saldó con 260 detenidos. Ahí hubo una serie de secuestros de manifestantes, secuestros que incluyeron torturas a los detenidos.

Hay al menos 180 casos de tortura, y estos son sólo los que están documentados por el Foro Penal Venezolano (organización opositora formada por más de 200 abogados). (…) La tortura es una política de Estado, porque los casos se producen en días claves. Pero no hay datos, no hay organizaciones que recopilen cifras. Los números que manejamos proceden de abogados penalistas opositores que integran el Foro Penal.

P.: En plena fractura de la oposición venezolana, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) ha iniciado el diálogo con el Gobierno. ¿Crees en la negociación con Maduro?

R.: Desde dentro y fuera del país nos piden que vayamos al diálogo con el Gobierno. Pero sería un insulto a las víctimas, a los 2.800 detenidos en las protestas. No se puede hablar de diálogo si hay violaciones de derechos humanos. Además, en la negociación con la Mesa de Unidad Democrática no hubo igualdad de condiciones. Pedimos que el diálogo se realice en una plaza pública, no en Miraflores (sede del Ejecutivo). También que haya igualdad en el tiempo (de intervención).

Un 55% de los venezolanos cree que no hay democracia. Y a esto se llega hablando de derechos humanos, de asesinatos, de la naturaleza del régimen, y no del desabastecimiento. Esto es lo que la Mesa de Unidad Democrática no quiere verLa disposición a rectificar del Gobierno es fundamental. Debe haber una muestra mínima de voluntad de diálogo. Nosotros ponemos tres condiciones para la negociación: primera, el reconocimiento y desarme de los grupos (colectivos) paramilitares armados, cuya función es infundir terror. No pueden sentarse a la mesa de diálogo. Los colectivos armados (grupos próximos al chavismo) se han llevado la vida de dos decenas de jóvenes. Hay unos 105 colectivos, formados por las bases del chavismo, sólo en Caracas.

Segundo, exigimos que se reconozca que nuestras protestas son legítimas. Por un lado, el Gobierno nos invita a dialogar, por otro nos llama fascistas, neonazis, golpistas…, nos tortura y nos mata. Por ello reclamamos el fin de la represión y la libertad para los detenidos, que se suspendan las medidas cautelares contra ellos. Hay compañeros que pueden ser condenados a más de 10 años de cárcel por cargos de ‘terrorismo’. Por último, exigimos justicia en los casos de tortura y muerte de manifestantes. Que empiecen los procesos.

P.: Algunos ven en el creciente desabastecimiento que padece Venezuela el principio del fin de Maduro. Mientras el Gobierno habla de “guerra económica” contra la revolución, la oposición replica que los controles de precios y de divisas están llevando a la quiebra al país… ¿supone una auténtica amenaza?

R.: Ahora mismo hay desabastecimiento en entre el 65 y el 70% de los productos de primera necesidad. No hay leche, no hay jabón, no hay pollo, no hay detergente… Hace tan sólo un año este porcentaje rondaba el 30%. Y hace ya cuatro años que es difícil conseguir leche. Pero una crisis no supone un cambio de Gobierno. Muchos miembros de la oposición piensan que la crisis sacará a Maduro del poder, pero nosotros creemos que es un acto de miopía. El desabastecimiento se sufre desde hace tiempo y el chavismo lo contrarresta con campañas ideológicas.

La represión ha logrado que menos personas se manifiesten. El miedo ha cumplido su función. Pero las marchas continuarán, seguiremos resistiendo. Nosotros somos el principal enemigo del régimen. Al final, sólo la voluntad de los venezolanos puede hacer que Venezuela retome el camino democrático. Debemos reconciliar al país y recuperar la democracia, los dos objetivos del movimiento estudiantil.

Hay un dato importante: el Gobierno ha caído de un 58% de aceptación en febrero a un 65% de rechazo, según Data Análisis y encuestadores venezolanos independientes. Más aún, un 55% de los venezolanos cree que en el país no hay democracia. Y a esto se llega hablando de derechos humanos, de asesinatos, de la naturaleza del régimen, y no del desabastecimiento. Esto es lo que la Mesa de Unidad Democrática no quiere ver. Hay que mostrar la verdadera naturaleza del régimen y sumarla a su ineficiencia.

P.: A menudo el Gobierno ha tachado las marchas opositoras de “protestas de ricos”, argumentando que están integradas por miembros de las clases adineradas ¿Quién protagoniza las protestas?

R.: Las protestas se desarrollan en barrios de clase media y alta porque sólo en estos lugares hay una cierta seguridad. Sin embargo, venezolanos de clases populares acuden a estas zonas a protestar porque es el único sitio donde pueden hacerlo. En sus barrios hay colectivos armados (del chavismo) que hacen imposible manifestarse. Por ejemplo, en el Barrio 23 de Enero de Caracas, un bastión del chavismo, si alguien sale a protestar marcan la puerta de su casa.

Altimari cita este vídeo como prueba de los participantes en las protestas.

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