El libro de la estirpe

Pregunto: ¿Tiene lógica que un alto servidor público de un país reparta libros que ensalzan la vida de la familia de su jefe de Estado? Yo creo que no. Por el contrario, me atrevo a decir que eso sí es una verdadera cepillada de chaqueta. Y esa sobada de hombro tiene dos consecuencias que las digo con mucho respeto: la primera, demuestra que hay mucha gente regalada en la vida y, la segunda, no dimensionar los riesgos –en el buen sentido de la palabra- que tiene subirle el ego al jefe.

Hay un colombiano protagonista de una sobada de chaqueta campeona. Se llama Fernando Carrillo, y es el embajador de Colombia en España. Desde hace un tiempo ha estado repartiendo entre políticos, diplomáticos, personalidades e incluso periodistas, el libro “La estirpe de los Santos. De la libertad de la patria a la paz de Colombia”, escrito por un señor que se llama Jorge Enrique Reyes Parra, una publicación que habla acerca de todos esos santos, no los de la Iglesia, sino los de la política, en el cual se incluye al actual mandatario de los colombianos Juan Manuel Santos como el heredero de esa gran estirpe y el colofón de la paz.

Yo lo confieso: fácilmente está en el top of the rock de las colombianadas. Es más, ni siquiera es una colombianada, es una macondianada. Quise saber más sobre el libro y lo googleé. Oh, sorpresa. Ni una reseña ni un ápice de información al respecto. Eso sí, mucha crítica, no bibliográfica. Pura crítica pesada, dura y contundente. La macondianada provocó que se le volara el bloque a Ramón Pérez Maura, uno de los columnistas del diario ABC de Madrid. El veterano periodista dio varilla de la linda. Sin más ni menos, describió la publicación como “un ridículo recuento fotográfico y narrativo de la vida de Juan Manuel Santos desde cuando hizo la Primera Comunión hasta cuando monta por las carreteras europeas en un Alfa Romeo”. No se diga más, caballero, como diría William Vinasco Ché, el que narra con chaché.

Esto da para pensar varias cosas. La primera tiene que ver con una preocupación que cualquier ciudadano podría tener: ¿A son de qué el erario se tiene que gastar en publicaciones como éstas? La segunda es, ¿qué hay detrás de semejante homenaje al ego, más cuando a son del proceso de paz, ese ego puede estar disparado? Esto suena a una promoción subrepticia de la paz tratando de mostrar a Santos como el adalid y el redentor de la tranquilidad en Colombia. Tercero, ¿por qué un servidor público de alto rango como el embajador en España es artífice de semejante servilismo? Cuarta, ¿qué le aporta al desarrollo del país que un embajador esté promocionando un libro donde hay aspectos tan “trascendentales” de la vida del presidente de Colombia como una jugada de golf? Y quinto, en aras del beneficio de la duda que se les debe dar a todos, ¿será que fue una iniciativa inconsulta de Carrillo y Santos ni se ha dado por enterado del daño que le hace?

No soy mala leche con este tema. No conozco el libro ni me provoca conocerlo, prefiero leer cualquier otra cosa, incluso la revista Vanidades. Pero mis sensaciones se van para el lado de la perplejidad. Como colombiano, no puedo creer que cosas de este tipo sigan pasando, pues eso demuestra la calidad de líderes que tenemos, que se prestan para ser protagonistas y promotores de libros de este tipo.

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