El manifiesto eco-modernista

En lo que podría considerarse una respuesta al envejecido mensaje del Club de Roma, “Los Límites del Crecimiento” (1970), veintidós profesores de múltiples disciplinas: científicos ambientales, biólogos, especialistas en desarrollo, ecólogos, ingenieros, físicos, etc. lanzaron en abril de este año, un manifiesto eco-modernista, en el cual afirman que “la tierra ha entrado en una nueva era geológica”: “el antropoceno, la era de los humanos”.
Es un documento con osados argumentos sobre el desarrollo de la vida en la Tierra, que será debatido y criticado, pero que se puede constituir en el fundamento de un Nuevo Optimismo sobre “el crecimiento social, económico y tecnológico para mejorar la vida de las personas, estabilizar el clima y proteger el mundo natural”.

Dada su importancia, me permitiré presentar sus principales ideas y propuestas.

“Tecnologías humanas, pasando primero por activar la agricultura para remplazar a la caza y la recolección, hasta aquellos que impulsan la economía globalizada de hoy en día, han hecho de los seres humanos, personas menos dependientes de los muchos ecosistemas que una vez proporcionaron su único sustento”.

“Libertades en aspectos personales, económicos y políticos han traspasado las barreras mundiales y hoy en día son aceptados como valores universales. La modernización le da a la mujer la libertad, partiendo desde sus oficios de género hasta tener el control sobre su fertilidad. Históricamente un número considerable de humanos están libres de la inseguridad, la miseria y la servidumbre”.

“La civilización humana puede florecer durante siglos y milenios de la energía que se genera del uranio, o del torio, o de la fusión de hidrógeno. Con una gestión adecuada los seres humanos estarían a salvo de la falta de tierras agrícolas suficientes para su alimentación”.

“Dadas las tendencias actuales, es muy probable que el tamaño de la población alcance su punto máximo en este siglo y luego empiece a declinar. El crecimiento de la población hoy en día, es impulsado principalmente por vidas más largas y menor mortalidad infantil y no por el aumento de la fertilidad”.

“Las ciudades ocupan solo un 3% de la superficie de la Tierra y, sin embargo, son el hogar de 4.000 millones de personas”.

“Tomando en conjunto estas tendencias, significa que el impacto humano en su totalidad, por ejemplo, en el medio ambiente, incluido el uso de cambio de suelo y la contaminación, puede alcanzar su punto máximo y disminuir al mismo tiempo en este siglo”.

“La urbanización, la acuicultura, la intensificación de la agricultura, la energía nuclear y la desalinización son todos procesos con un potencial demostrado de reducir la demanda humana sobre el medio ambiente, lo que permite más espacio para especies animales y vegetales”.

“Valoramos los principios liberales de la democracia, la tolerancia y el pluralismo en sí mismos, así como afirmamos que son las claves para la consecución de un gran antropoceno”.

Como es notorio, el Manifiesto apuesta al avance tecnológico para facilitar la vida del hombre en la tierra y enfrenta la añoranza del pasado, propia de los fundamentalistas de la ecología. ¡Qué debate tan oportuno!

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