EL MENTIROSO ES COBARDE

Es muy sospechoso que después de que los narcoterroristas de las Farc alias "Iván Márquez" y alias "Timochenko" se despacharan en críticas contra el presidente Juan Manuel Santos y su dichoso proceso de paz de La Habana, mediante sendos comunicados en los que, palabra más palabra menos, le dijeron que es un mentiroso y que el proceso de paz ni está cerca ni se parece a lo que él pregona a los cuatro vientos, su única respuesta fuera que, efectivamente, hay problemas de comunicación.

Porque eso fue lo que dijo el Presidente el miércoles en el pequeño discurso pronunciado durante la posesión de los superministros de la Presidencia (no sabe ya qué más puestos inventarse para poder pagar favores de campaña), cuando reconoció "falencias en la comunicación de logros y avances que se han conseguido en La Habana", y añadió que luego de una "encuesta muy profunda, más del 60 por ciento de los colombianos no están enterados de los progresos del proceso de paz".

Sin embargo, eso nada tiene que ver con los cuestionamientos y las graves acusaciones y demandas que le hicieran los narcoterroristas. Precisamente, si algo le dijeron con claridad, fue que dejara de alardear de lo poco conseguido en La Habana.

¿Qué está pasando entonces? ¿A qué obedece el silencio del presidente Santos? ¿Por qué se deja irrespetar? ¿Por qué permite que lo desmientan de esa manera? ¿Qué es lo que hay pactado (por debajo de la mesa, obviamente) que impide que el presidente Santos asuma una postura digna y se levante? ¿Es cierto que existe más de una agenda como lo han denunciado algunas personas? ¿Hay una mesa paralela en Caracas? ¿Qué hay detrás de la sumisión del presidente?

Aquí no hay problemas de comunicación, hace mucho rato sabemos que de los cinco puntos de la agenda (la que han hecho pública), solamente han llegado a acuerdos parciales y que los pendientes corresponden a los temas más espinosos. Igualmente, sabemos que los terroristas de las Farc no se van a desmovilizar ("el guerrillero de verdad jamás se desmoviliza"), no van a entregar las armas, no van a pedir perdón, no van a ir a la cárcel, etc., porque eso lo han venido diciendo desde el día mismo de la instalación de la Mesa de Diálogos en Oslo (Noruega).

Asimismo, desde cuando ellos mismos se declararon "víctimas del conflicto armado", sabíamos que el tema de las víctimas iba a ser manipulado y que eran ellos quienes las iban a seleccionar para entregarles un libreto previamente establecido.

También, se conocía de la campaña de persecución y desprestigio emprendida en contra del expresidente Álvaro Uribe, extensiva luego, a directivas del partido Centro Democrático.

Aquí el problema es, entonces, la sarta de mentiras y componendas sobre la cual montaron ese desafortunado proceso en el que a escondidas nos embarcó el presidente Santos hace cuatro años, porque ese es el tiempo que lleva realmente esta peligrosa empresa.

Por fortuna la paciencia de este sufrido pueblo colombiano, que a veces parece ser infinita, se está agotando, ya no aguanta más atropellos, más afrentas y más derramamiento de sangre. En la última encuesta de Datexco se hace evidente que la euforia vivida por las mentiras de la reelección pasó y el descontento vuelve y, seguramente, con más fuerza. Pienso que el silencio del presidente Santos obedece a la cobardía que genera el pecado de la mentira. Mentir es como pararse en arena movediza entonces, es mejor quedarse quieto. Puede que la mentira sea astuta pero el mentiroso es cobarde.

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