El mérito de los colombianos

Se llenaron dos aviones de invitados para autohacernos una fiesta en Washington.

Sorprendente que el más alto reconocimiento internacional del presidente Santos coincida con uno de los momentos más bajos de su popularidad interna.

Pero él da papaya para eso: de los ciudadanos se han escuchado críticas razonadas por causa de los dos aviones que llenó de invitados para auto-hacernos una fiesta en Washington, en los momentos de máxima austeridad decretada por el Gobierno, para que los ministros no viajen en primera clase.

¿Cómo convencieron a Obama de que nos hiciera la fiesta? Seguramente le dijeron: que los colombianos quieren venir a darnos las gracias por ser viables… que ellos traen los invitados. Así terminaron empacados a Washington los más importantes empresarios, reinas de belleza, destacados periodistas, farándula de la mejor calidad, amigos de toda estirpe. Y claro, unos cuantos lagartos.

Aún es incierto el motivo de la francachela. Unos dicen que era para conmemorar 15 años del Plan Colombia, otros que por la cercanía de la firma del proceso de paz, para irlo celebrando desde ahora.

Lo cierto es que inundamos el East Room o Salón Oriental de la Casa Blanca, donde, según la crónica social, se atienden estadistas, presidentes, científicos, músicos, intelectuales, premios nobel. La proporción de invitados registrada fue de 70 a 30… 70 % colombianos y 30 % gringos, sobra explicar. Y eso que no fueron ni Clinton ni Bush. Ni tampoco Uribe, cuya presencia yo creí importante, cuando todo parecía todavía una visita de Estado.

Me devuelvo. Días antes el Ministro de Defensa había dado unos pincelazos de la nueva versión del Plan Colombia y le dijo a Yamid Amat en EL TIEMPO: “Reemplazaremos los ingresos de los guerrilleros por un gran componente internacional que les garantice una forma de vida aceptable mientras se desmovilizan. (…) No será un sueldo (para cada guerrillero) sino un estipendio colectivo de subsistencia”.

No sé si para el presidente Obama sea tan evidente que el nuevo plan, que ahora se llamará dizque ‘Paz Colombia’, incluye un “estipendio” para sostener a las Farc “que les garantice una forma de vida aceptable, mientras se desmovilizan”, según el ministro Villegas. Seguramente producirá perplejidad entre tanto colombiano honorable que sufre penalidades económicas. ¿Y tendrá claro el Congreso de EE. UU. que le pedirán que apruebe un “estipendio” para un grupo que hasta hoy está internacionalmente etiquetado de terrorista y narcotraficante, para que reciba la ayuda norteamericana mientras aún está armado?

Pero, por cierto, la suma ofrecida por Obama es medio chichigua. Claro que es mejor (a lo Pambelé) recibir US$ 450 millones que nada. El Plan Colombia inicial nos reportó 10.000 millones de dólares cuando hacíamos la guerra y el Ejército no tenía cómo. Pero ahora que vamos a hacer la paz, lo recortan a la mitad, cuando precisamente tenemos que arreglar urgentemente la justicia, combatir las bandas criminales del narcotráfico, consolidar la industria y el empleo, asegurar salud y educación para los más pobres, que en Colombia no son propiamente los guerrilleros, sin las jugosas regalías que antes teníamos para invertir en todo eso.

Además de ser bastante contradictorio que la ayuda sea el doble para la bala que para la paz, tiene mucho de colonialista la actitud de irnos a Washington a celebrarnos una fiesta con la consigna: ¡Gracias a ustedes somos viables!

Si lo somos, no es solo por la ayuda del Plan Colombia –no quiero ser desagradecida con los gringos; por el contrario, fue una ayuda grande–. Pero principalmente pusimos el pecho como país, mientras allá el consumo de droga aumenta. Cuánta desinstitucionalización. Cuánta sangre. Cuánto sacrificio de jueces, magistrados, soldados, ciudadanos demócratas, candidatos presidenciales, empresarios y periodistas ha sido la cuota puesta por este país. Hasta hemos tenido que soportar una guerrilla que se sostiene narcotraficando.

No es por el Plan Colombia que somos viables. Es principalmente por los colombianos. Pero tanta lagartería en Washington no dejó ver la esencia.

Entre tanto… Profundamente inquietante el tema del aborto con las mujeres infectadas con zika.

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