El “modelito” de Simoncito

La semana anterior, el jefe de Planeación Nacional, que esperamos ya sepa leer, presentó un “superimparcial” estudio según el cual la firma del acuerdo de impunipaz con las Farc provocaría un crecimiento económico tan grande que el costo de oportunidad por no haber firmado es mayor que la creciente deuda pública y tendríamos que decir “sí” en el cheque en blanco que es el plebiscito.

Imagínese esta “modelación”. Como yo me voy a ganar la lotería, ya no tendré deudas y como me sobrará plata, el Ferrari con que soñé toda la vida será mío, el cual me quitará la feúra y me volverá supersexy, lo que ocasionará que todas las “modelos” de Victoria’s Secret harán fila para estar conmigo. Si yo fuese tonto para creer ese cuento y no tan feo, esta cadena de consecuencias hasta podría ser posible, pero el problema de esta “modelación” no está en los supuestos efectos sino en el supuesto inicial, pues yo no me gano una rifa ni comprando la única boleta.

Pues ahora el delfín planeador salió con este “modelito hecho a la medida del patrón”. Que la firma del acuerdo de impunipaz con el cartel narcoterrorista provocará ineluctablemente “confianza”. La confianza provocará que aumente la inversión interna, quién sabe en qué, y esta aumentará el consumo y la producción agrícola. Cómo se nota que el “planeador” la única tierra que ha arañado es la de los greens de golf y no sabe que las zonas de reserva campesina serán las republiquetas de los delincuentes que acabarán con lo que queda del campo y los campesinos. Y los inversionistas extranjeros, que son unos tarados que no tienen ni idea de la verdadera realidad del país, invertirán sus fondos en la nueva Colombia, lo que aumentará las exportaciones y por ende la tasa de ahorro. No haber sabido antes Simón, patente rápido este descubrimiento antes de que se lo roben los de La Habana.

Pues igual que con mi lotería, tal vez la cadena de sucesos que “descubrió” Simoncito sea hasta posible, pero el modelo de Planeación tiene un “problemita” del tamaño del océano Pacífico, y es el supuesto inicial, la “confianza”. Los traidores y bandidos no producen confianza.

Si los funcionarios de Planeación no tuvieran que cuidar su puesto, comprenderían que lo que el gobierno, que se limita a aprobar lo que le dictan desde La Habana, quiere que firmemos sin ver, es una atrocidad enorme y por el contrario lo que produce es “desconfianza”. Tan putrefacta es esta farsa pacificadora que por eso no se sabe nada del acuerdo y sus salvedades, se anuncian acuerdos parciales que luego se descubre que no existen, se miente en el exterior y se inventan leyes a la medida para burlar la constitución, el gobierno se quita del referendo y propone un plebiscito tramposo y quiere leyes habilitantes al estilo venezolano.

Si quieren saber de los casi nulos efectos económicos de la impunipaz, lean las columnas que el exministro Alberto Carrasquilla y el analista internacional Alberto Bernal, que no tienen que chupar las medias de nadie, escribieron planteando lo contrario a lo que dice Simón.

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