El palo de los Comba.

Uribistas o no, zuluaguistas o no; hay que reconocer que Oscar Iván, el candidato del Centro Democrático venía adelantando una campaña admirable. El triunfo de su partido en las elecciones legislativas, le permitió escalar contundentemente en los números de intención de voto y de favorabilidad de los colombianos ante su candidatura.

Hace una semana ya una de las encuestadoras más reconocidas lo daba como el ganador de las elecciones presidenciales. Mientras Juan Manuel Santos – el Presidente y candidato a la reelección – se negaba a los debates y a la confrontación pública de ideas (como si ya tuviera el asunto de la elección arreglado), Zuluaga iba a cuanto debate universitario lo invitaban, exponía sus ideas en cuanto auditorio ciudadano era convocado. Pero lo más importante: la creciente favorabilidad de Zuluaga viene estrechamente ligada a su esfuerzo por exponer en todos los escenarios propuestas concretas. Los demás candidatos venían hablando del país que soñaban y se quedaban en la crítica a lo que debería funcionar mejor. Zuluaga en cambio llenó el debate de contenido constructivo y técnico sobre cómo mejorar la educación, el agro, el empleo y la justicia; sobre cómo crear un modelo de vivienda social sostenible como el de Brazil y no uno desgastante y típico del Estado paternalista como el de Venezuela.

Hasta allí la campaña de la “Z” de Zuluaga marchaba con viento en popa. Y como si fuera poco, la campaña de Santos se autodestruyó luego de las sorpresivas denuncias de algunos medios de comunicación que aseguran que dos reconocidos asesores del Presidente recibieron 12 millones de dólares de los narcotraficantes Comba. Los asesores en mención, Germán Chica y el controvertido J.J. Rendón, se han acusado entre ellos de haber adquirido lujosas propiedades, insinuando ambos que el otro podría haberse quedado con el dinero. Como niños de colegio, tremendo autogol de la campaña reeleccionista.

El presunto delincuente Rendón fue a la Presidencia de la República a negociar el pacto de entrega de los Comba con el Presidente Santos. El mismísimo Presidente aseguró que J.J. lo había buscado con ese mensaje pero que él habría dado respuesta negativa. Los 12 millones pagarían el favor. El problema es que se perdieron, ¿dónde están, quién se los quedó? Son preguntas que a la prensa parece no interesarles mucho sus respuestas. Lo que queda claro es que el Presidente de la República sabía que su asesor de cabecera le hacía mandados a narcotraficantes y a pesar de eso lo volvió a contratar para su campaña de reelección. Muy grave es ese hecho en un país que no tolera más corrupción ni dineros mal habidos en la política. El mínimo factor de decencia indicaría a los colombianos que el Presidente debería declinar su candidatura hasta que no se comprueben los hechos completamente. Tengan claro, señores del gobierno, que en estos casos a los ciudadanos no nos sirve una parte de la foto sino la foto completa. Ya tuvimos suficiente con el desprestigio que significó para la República el proceso ocho mil de Samper y los Rodríguez Orejuela.

“Cuando eres carne fresca, mata y arrójales algo más fresco”, es una máxima americana del marketing político en las campañas sucias. Supone que cuando tu campaña se hunde debes hacer que tu adversario se hunda también. Si todos hablan mal de tu candidato, has que todos hablen mal del otro para cambiar el centro de atención. Es la táctica de apagar fuego con fuego. En ese mundo se formó profesionalmente el señor Rendón, el problema es que para conseguir carne más fresca hay que matar. Para crear un escándalo en el momento indicado hay que inventarlo porque las casualidades del porvenir no son tan benévolas ni los dioses trabajan para las campañas.

Han querido convertir la campaña de Zuluaga en esa carne más fresca. Pero olvidan que el pueblo colombiano es inteligente y se huele un montaje cuando lo es. Armaron un parapeto con un supuesto hacker que prestó servicios de seguridad electrónica a la campaña de Zuluaga, pero que ha trabajado durante años nada menos que con el señor Rendón, con la Fiscalía, con el Partido Liberal y con la Presidencia de Santos.

Un argumento de los medios de comunicación defensores de Santos ha sido que es imposible para alguien quedarse con 12 millones de unos narcos sin que estos tomen venganza y que por eso pareciera extraño que los asesores de Santos lo hubieran hecho. Pues bien, parece que no es que los Comba no hubieran querido vengarse si no que esperaban el momento preciso. Qué mejor venganza que sacarles los trapitos al sol en plena contienda electoral. Todo este palo que recibe ahora la campaña del Presidente no puede venir sino de los Comba, que aunque disminuidos y presos en los EE.UU. dirigen una vendetta a la que la mejor forma de responder como ciudadanos de bien, es votando por el candidato de las propuestas. @JPEcheverry

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