El peligro de las condecoraciones

El domingo 10 de enero apareció en este diario una foto del presidente Juanpa (como le gusta que le digamos) entregando unos reconocimientos a varios oficiales de nuestra policía. Se ve claramente en la imagen, que de los oficiales que allí aparecen, el más condecorado, sin ninguna duda, es el general Luis Eduardo Martínez Guzmán. Esto me llevó a pensar que ser tan destacado dentro de la fuerza pública, que trabajar con dedicación y patriotismo para cumplir la misión de defender la vida, honra y bienes de los colombianos, como lo ordena su juramento, es un peligro que puede llevar a nuestros mejores soldados y policías a la cárcel o a frenar su carrera de éxitos.

Lo anterior pasa, no sólo con nuestros heroicos miembros de las Fuerzas Armadas y de Policía, sino con los funcionarios públicos que cumplen con su deber dentro de los gobiernos exitosos en el combate a los delincuentes. Hay que ver cuantos e ellos están en la cárcel por cumplir con su deber.

Para frenar el ascenso del general Martínez, una comisión viajó a los Estados Unidos para comprobar si allí cursa algún proceso penal en contra del General, se encontraron con una clara realidad de que ese tal proceso no existe.

A Juanpa (como le gusta que el digamos) le llegó un documento anónimo el 24 de septiembre de 2014, presuntamente escrito en Miami para el Distrito Sur de la Florida. En el tal escrito dice que personas extraditadas en los últimos ocho años, recopilan testimonios en contra del general Martínez. Es decir, que bandidos que fueron castigados con la extradición por haber cometido delitos gravísimos y seguramente capturados por órdenes de las autoridades competentes, como la policía en cumplimiento de su deber, se vengan con testimonios en contra de las autoridades, entre ellos el general Martínez. La venganza del reo, del criminal, es garantía para sancionar a la autoridad. No merece el ascenso quien cumple con su deber y que es condecorado como muestra de reconocimiento de un pueblo agradecido.

Además, la acusación en la mencionada carta es que presuntamente recibió pagos, propiedades, etc. Una sanción por presunción de un anónimo. Es más, se afirma que la información la consiguieron de personas como Salvatore Mancuso, de alias Macaco y de Jorge 40, entre otros. ¡Todos tan dignos para creerles!

Un anónimo es un personaje que no merece ninguna credibilidad, es un cobarde que no es capaz de dar la cara, que se esconde porque no puede responder por su afirmación. Además con declaraciones de esos personajes tan dignos.

En el debate en la comisión segunda de la Cámara, el ministro Villegas afirmó que el ascenso del general Martínez “es un asunto de seguridad nacional”. Pero el ministro no contaba con una orden superior, con una desautorización, con una orden de poner reversa tan utilizada en este gobierno de debilidades. La orden era “parar el ascenso de Martínez”. Sin más explicaciones el ministro agachó la cabeza y reversó.

Ante los testimonios de Mancuso, Jorge Cuarenta y otros, nada tiene que hacer este gobierno entreguista de Juanpa (como le gusta que le digamos) distinto a obedecerles.

¿Quién podrá salvarnos? .

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