EL POSMUNDIAL

A escasos días de cumplirse el primer mes de la reelección del presidente Juan Manuel Santos, el tema de la mesa de negociaciones de La Habana, ya ni se menciona.

Fuera de un comentario del presidente sobre que la paz se estaría firmando a finales de este año o a principios de 2015, y de las recomendaciones que sobre paz hicieron los ilustres invitados extranjeros a la exótica y costosísima cumbre de Tercera Vía que acaba de terminar en Cartagena, recomendaciones, obviamente, fundadas en el desconocimiento absoluto de la gravísima situación de violencia que nuevamente está desangrando al país y de las absurdas concesiones que se harían a los narcoterroristas, poco más se ha hablado de ese asunto.

Esto llama mucho la atención porque en tiempo preelectoral el tema de la mesa de La Habana fue noticia diaria, porque supuestamente su ritmo de trabajo era frenético y recibíamos permanentemente información sobre adelantos en las negociaciones, inclusive, un par de días antes de los comicios el presidente anunció de manera oficial y con bombos y platillos, que se había hecho un avance "histórico" y que "nunca antes habíamos estado tan cerca de la paz", que por eso la mesa se dividiría en dos para apurar el paso y que unos se dedicaran a terminar el último punto, mientras los otros acabarían de evacuar algunas cositas que estaban pendientes.

¿Qué pasó entonces? ¿Por qué no han firmado aún, si el camino es llano? ¿Acaso no estaba todo prácticamente listo y por eso se reeligió al presidente Santos?

Cuando salgamos del delicioso letargo en el que nos encontramos inmersos por cuenta del magnífico desempeño de nuestra Selección en el Mundial de Fútbol, cuando se nos acabe la entretención y la felicidad que los logros conseguidos por estos jóvenes colombianos nos han regalado, vamos a ver las consecuencias de haber reelegido al presidente Santos.

Veremos que su proceso de paz se seguirá dilatando puesto que a ambas partes es lo que conviene.

Al presidente Santos, porque necesita seguir ocultando su falta de liderazgo y su ineptitud de estadista bajo la bandera de la paz. A los narcoterroristas Farc, porque mientras están de vacaciones podrán continuar administrando sus lucrativos negocios de narcotráfico y minería ilegal, seguirán reorganizándose y desde La Habana, con el concurso de los países comunistas, extenderán la red del Socialismo del Siglo XXI con la que quieren envolver la totalidad de los países de Latinoamérica. Continuarán con sus arremetidas violentas pues, entre más sangre y más miedo infundan, más se debilita el Estado y mayores serán sus demandas y las posibilidades de que se las concedan.

Después de tanta euforia vamos a volver a nuestra realidad. Vamos a saber, a pesar de la endulzada mordaza de los grandes medios de comunicación, que el presidente Santos fue elegido de manera espuria. Tendremos que enfrentar la crisis en la que está sumida la industria, la crisis del campo, el gran déficit comercial, el desplome de Ecopetrol, etc.

En resumidas cuentas, se va a tener que aceptar que llevamos cuatro años de mentiras.

Ojalá todo esto sirva, al menos, para que nos demos cuenta de que el proceso de La Habana, no puede seguir siendo negociado a espaldas de los colombianos.

El pos mundial será un duro despertar.

P.S. Felicito a la Selección que nos ha dado tantas satisfacciones y tantas alegrías. El rival de hoy es, sin lugar a dudas, el más difícil, pero no hay imposibles y menos ahora cuando ganar la Copa dejó de ser un sueño inalcanzable.

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