El tren de la impunidad

Por medio de la manipulación oficial del lenguaje y del relativismo moral, el presidente, los políticos palaciegos y las Farc tienen el país al borde de la histeria. La palabra más usada hoy por la mayoría de los colombianos es: preocupante.

Desde el saludo el tema es ¿para dónde nos lleva este gobierno? ¿Qué opinas del actual proceso de paz? Y la conversación concluye, afirmando que es muy preocupante. Las amenazas diarias a quienes se oponen al proceso manipulado por Santos, “Timochenko”, S. Jaramillo y demás castro-chavistas en Cuba (de donde huye la gente), también conllevan preocupaciones, antes de cada reunión por la paz. “Diferentes puntos de vista son saludables en las sociedades, sin embargo el camino de la justificación de todas las posiciones puede conducir al asesinato, el secuestro, etc.”.

Este es el panorama de la torre de Babel creada por el presidente para justificar los pecados capitales de las guerrillas. Ya no se habla de secuestros, sino de retenciones, en el futuro quedarán eliminadas todas las palabras que puedan describir la realidad del pasado guerrillero o demeritar el accionar de esos grupos. Y mientras al Ejército lo juzgan con guantes de hierro, a los guerrilleros los sentencian con guantes de seda, los tienen en hoteles 5* y hasta pretenden llevarlos al Congreso.

Para quedar bien con todo el mundo, el relativismo moral de los Farcsantes justifica la violencia en todos los campos. Y paralelamente algunos personajes de la élite, increíblemente alientan el proceso a ojos cerrados.

Del lado oficial, a través de la prensa (una más que otra), la radio, ciertas revistas y la TV, por medio de la costosa publicidad y también de los politiqueros tradicionales, llueven a diario las condenas a la oposición, la cual no se opone a la paz, sino a la premiación que va a recibir la guerrilla. Qué bueno que en las conversaciones en Cuba, fueran claros, sin ambigüedades, como respondió Fidel Castro en una entrevista en la cual le pidieron que definiera al Socialismo Siglo XXI y él de inmediato respondió: Comunismo. Constantemente descalifican a quienes critican las alarmantes conversaciones. Maniobran con el lenguaje para apoyar el próximo plebiscito con el SÍ.

Juan Gómez Martínez, en su columna NO QUIERO, analiza con integridad el porqué se opone al plebiscito oficial: “Quiero la paz para Colombia como la queremos todos los colombianos. Quiero la paz pero no quiero una paz en la que la guerrilla tenga territorios independientes. Quiero la paz pero no quiero una guerrilla que conserve las armas con las que ha asesinado a tantos colombianos y no entreguen esas armas a las autoridades legítimas….”. Pueden consultar el artículo completo en: http://www.elcolombiano.com/opinión/columnistas/no-quiero-YY3256414

Y en magnífica entrevista de J. de Roux al filósofo y escritor César Vidal, este último calificó los diálogos de peligrosos, dijo que no se puede apoyar una paz de titulares de prensa, que podemos seguir el camino de Venezuela, que las dudas de la oposición son lógicas en una sociedad abierta pero que eso no significa que puede ser abierta al delito y que la firma de ese documento no es la paz, afirmó que hay interrogantes y que para muchos este es un proceso de impunidad.

Y por imposibilidad de espacio y de memoria no menciono los abundantes nombres de personas muy conocidas que critican este proceso. Como dice Miguel Palacio: ”somos 7 millones de reporteros” la mayoría sin reconocimiento público.

No olvidemos lo que hoy vive Venezuela. Sin perder un minuto apoyemos y promocionemos la firma de las planillas del 4 de junio para pedirle a Santos que renuncie y para que las Cortes declaren inconstitucional el Acto Legislativo para la Paz, donde le dieron poderes plenipotenciarios al Presidente. Cuando llegue el plebiscito votemos con entusiasmo: No. Defendamos la patria antes de que sea demasiado tarde, pues hay muchos intereses nacionales e internacionales de por medio.

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