Carta al Tuso # 1:
¡Tuso, obtuso, y no nada difuso! /
¿Quién, ¡indolente!, te ordenó sacar a bailar en un baile que nunca hubo, a este ingenuo que no sabe de vos? /
No te conocí ni pensé en conocerte; no me hablaste ni quise ni necesité que me hablaras. /
Declara ante la justicia -¿quién, ¡oh Dios!, es la justicia?- lo que sepas; /
que mucho ha de ser. /
No des vuelo a tu imaginación ni dejes que otros, taimados, utilicen tu verbo para destruir vidas y honras./
No repitas falacias, para júbilo de consuetas bigórnicos. /
¿Será, acaso, que pedir eso es ser iluso? /
¡Dios te perdone y guarde, don Tuso! /
Este humilde soldado del combate leal, que algo sabe de acercarse a Él, intercede siempre por vos en sus oraciones.