EL VERDADERO PODER DEL CENTRO DEMOCRÁTICO MANO FIRME, CORAZÓN GRANDE

Si el universo comienza con una intención que llega a una realización que es la creación, entonces la Inteligencia que lo rige todo, una de cuyas especialidades es la ‘semiótica trascendental’, sabe cómo enviar sus mensajes a los políticos. Y los seres humanos sabemos interpretar las señas de ese lenguaje significativo que ocurre todos los días. En ese contexto metapolítico, la intención del Consejo Nacional Electoral era la de entorpecer un nombre, evitar que naciera una posibilidad; pero la intención de ese nombre es realizar, es decir, que está alineada con la Inteligencia Universal, con el resultado de que las dificultades contra esa inteligencia son para afinarla en su realización; cuando se vencen producen lo óptimo. Veamos por qué el nuevo logo del ‘Centro Democrático, Mano Firme, Corazón Grande’ además de representar “los principios humanos y políticos de las personas que lo integran y la diversidad cultural y social de las regiones colombianas”, encarna una realidad universal.

Dante decía del Centro que era “L’Amor que mouve il sole e l’altre stelle” (El amor que mueve al sol y las otras estrellas.) En política sería el lugar de la GENERACIÓN, el fluir y refluir de las ideas y las intenciones creativas en beneficio de la patria; este arquetipo tiene el poder de influir, no porque sea algo mágico, sino porque responde a leyes de estructuración que influyen en la percepción de lo que se siente como correcto, a nivel psicológico; o bien logrado, a nivel físico. El Centro es también el símbolo de una ‘tradición’ no humana que recoge las explicaciones religiosas, míticas, y filosóficas del mundo, según René Guénon; es decir, establece el vínculo espiritual que ennoblece toda política.

Glosar el significado de lo democrático nos llevaría a un recorrido de lo que significa una cultura democrática y los retos que enfrenta frente a la pobreza, la igualdad de oportunidades; y cómo las funciones de un estado deben enfocarse hacia las necesidades de todos, ricos y pobres; de cómo la sabiduría y honestidad de sus dirigentes mejor capacitados no deben aprovecharse de la ignorancia de las mayorías para garantizar la verdadera estabilidad y gobernabilidad que destierra las guerras y los conflictos.

En los modernos estudios de semiótica y simbología tradicional la mano, en el sistema jeroglífico egipcio significa el principio manifestado de la acción, la donación, la labor. La mano sobre el pecho simboliza la actitud del sabio; los cinco dedos extendidos en una mano abierta significan amor, salud, humanidad, fuerza magnética. Por eso en muchas tradiciones es un amuleto de la buena suerte. Para los romanos la mano simbolizaba la autoridad del poder, la fuerza; pero al estar abierta la mano, esa protección es para todos, con sabiduría y generosidad. En el logo, la mano que aparece sobre el pecho es la derecha; el lado derecho corresponde a lo racional, consciente, lógico y viril. El lado izquierdo es lo contrario; según Jung es indicativo de lo afectivo y también de lo sospechoso. Por ese motivo, el saludo a la bandera como señal de honor y compromiso es mucho más significativo cuando se hace con la mano sobre el corazón, porque se hace con la ‘mano derecha.’ Es decir, la biología nos dice cuál es la política correcta.

En el esquema vertical del cuerpo humano, tres son los puntos principales: el cerebro, el corazón y el sexo. En la doctrina tradicional, el corazón (la intención creativa, por eso palpita con el ritmo de la tierra y el universo) es el verdadero asiento de la inteligencia, siendo el cerebro solo un instrumento de realización. En lo biológico el corazón encarna el motor de la vida, el cerebro, su registro. En el sistema analógico antiguo el cerebro corresponde a la luna, y el corazón al sol, lo que demuestra la profundidad de la percepción de la verdadera sabiduría. Por ese motivo, en la tradición perenne, el sexo se transmuta en el corazón para llegar a ser el amor responsable del cerebro. Según los alquimistas, el corazón es la imagen del sol en el hombre, como el oro es la imagen del sol en la tierra. El corazón, símbolo del Amor, es lo que nos impulsa hacia el bien de los otros. Una política sin amor, no es humana.

La silueta humana, símbolo del hombre, representa lo universal. Decía Orígenes: “Comprende –hombre- que eres otro mundo en pequeño y que en ti se hallan el sol, la luna y también las estrellas.” Este símbolo debe recordarle a cada colombiano que encarna todo el potencial creativo del universo; de ahí el respeto y el honor que le debe a su propia vida y a la de los demás; esa silueta es el mejor símbolo de la paz verdadera. Por otra parte, la silueta inspira el respeto de lo impersonal, en contraposición al efecto adhesión – oposición de lo personal.

Al trasfondo de los colores patrios –amarillo, azul y rojo- se les ha dado la interpretación que conocemos relacionada con nuestra historia y geografía. Sin embargo en la psicología profunda, según la interpreta la doctora Jolan Jacobi al referirse a Jung, se le asignan los siguientes significados adicionales. El amarillo – el color del sol, que de tan lejos llega, surge de las tinieblas como mensajero de la luz y vuelve a desaparecer en la tenebrosidad – es el color de la intuición; es decir, de aquella función que por decirlo así, ilumina instantáneamente los orígenes y tendencias de los acontecimientos. En nuestra historia reciente cuando nadie daba cinco centavos por el futuro de la patria Uribe creyó y vio, intuitivamente, lo contrario y lo demostró. En la misma línea de interpretación, el azul, el color del espacio y del cielo claro es el color del pensamiento, de su altura y profundidad; los egipcios lo asociaban con la verdad. El rojo –es el color de los sentidos vivos y ardientes- se asocia obviamente con la sangre, pero también con la agonía y la sublimación; la buena política, para su concreción, necesariamente pasa por la agonía de nacer, sostenerse, luchar; pero al final, como ese color representa la vida del hombre, triunfa. Según algunos esto es así, porque la vida representa el fuego de la purificación. Vemos entonces que la mano derecha sobre el corazón que representa lo bueno se posa simbólicamente también sobre el Centro del Universo y del hombre que es coherente con la esencia del ser. Es decir el logo “Centro Democrático Mano Firme, Corazón Grande” es poderoso porque coincide con leyes universales de armonía significativa y unificadora; es decir, es poderoso porque es el resultado de la verdad política universal intuida y afincada en el ser hombre. Los otros grupos representan ‘partidos’, ‘polos’ ‘alianzas’ ‘movimientos’; es decir, división, desequilibrio, conveniencia, tendencia. En contraposición el ‘Centro’ es lo que sustenta todo.

En intervenciones recientes dijo el Doctor Uribe: “El único logo que necesito es un logo en el corazón de los colombianos que me tienen afecto, y en aquellos que me cobran errores y que me puedan perdonar, también necesito un pedacito en su corazón para tener ese logo.” Creo haber interpretado que el verdadero logo del uribismo, es decir, aquel que pueda ser reconocido y ser legible en el corazón y la mente de los colombianos como el éxito que el país necesita, es el que se desprende de la intuición que tenemos de que nuestra patria verdadera y feliz es posible porque todos podemos contribuir con la profundidad del azul de la verdad y el pensamiento, el amarillo de la intuición de lo que es mejor para Colombia, y el rojo del sacrificio que sea necesario. No necesitamos hacer o decir cosas nuevas, sino verdaderas. Y si son verdaderas funcionarán para el bien de todos.

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