El Vicepresidente con asistente Ministra

Santos-II, quiere mostrarse como reformador del Estado, le vende al país su utopía de reforma, simplificando las funciones públicas para algunos funcionarios de nivel central, en el Ministerio de Infraestructura, y en el de Vivienda, responsabilizando sus funciones al vicepresidente Vargas Lleras, entregados a su partido Cambio radical, para su manejo y ejecución de obras, y de esta manera abonarle el terreno para sus aspiraciones presidenciales del 2018. Se le ha visto en la TV, en la firma de contratos de licitación de la autopista de cuarta generación (4G), Girardot Honda -Salgar, teniendo como telonera de fondo, a la ministra de Infraestructura Natalia Abello, aplaudiendo a su jefe político. Actúa como su asistente, o, mejor, como actriz de reparto. No da para más.

La ministra Natalia Abello, tiene en su palmares, pertenecer políticamente a Cambio Radical, de la familia Char de barranquilla, abogada con experiencia en asesorías jurídicas. Un gran premio a la ciudad-región que le aportó un buen guarismo electoral a Santos para su reelección. No creo salga bien librado la infraestructura vial del país teniendo al frente a alguien sin el conocimiento ni experiencia profesional del tema. Para el Presidente, el conocimiento y experiencia sobre tópicos puntuales no cuentan, para él, lo fundamental, es el respaldo político del funcionario, y qué mejor del Vicepresidente.

La época de los ingenieros civiles ocupando la cartera de obras pasó a la historia, porque en esta era, su presencia sobra, solo son buenos para los puestos de segunda generación, porque los de cuarta (4G) son para abogados con respaldo político.

No le queda bien al Presidente entregarle a su Vicepresidente el manejo de las carteras de Vivienda  e Infraestructura. No tiene presentación ante el país que al Vicepresidente le entreguen funciones que la constitución no prevé.

¿Por qué no nombrarlo Ministro como lo hizo Andrés Pastrana con su Vicepresidente Gustavo Bell, en la cartera de Defensa? Suplantar funciones ministeriales es un engaño a la opinión que cree y respeta la institucionalidad del Estado. ¿Qué esperar de la expectativa de desarrollo de la infraestructura vial del país, con retraso ostensible, entregada a una abogada sin conocimiento- ni experiencia técnica. No funcionará el experimento en este ministerio, ni en el de Comercio Exterior, ni el de Salud, ignorando a ingenieros y médicos. El desarrollo del país no pasa por quién tenga mayor respaldo político, sino, por quién posea mayor capacidad gerencial. Con estas maniobras torticeras, Santos nos muestra ante el mundo como una República banana, con gran fragilidad institucional.

Qué decir de Obama, entregándole funciones de relaciones exteriores a su vicepresidente Joe Biden, en lugar del secretario de Estado John Kerry. Le cae encima el mundo político de USA. Por ello son una Nación- Estado fuerte y estable. Ahora que cursa en el congreso el proyecto de reforma política de equilibrios de poderes, de pesos y contra-pesos, es preciso que no se haga mirando la cara de los funcionarios, sino, la real conveniencia para el país, el alcance de pesos y contra pesos.

En la actualidad, el congreso no representa un equilibrio de poderes de pesos, frente al ejecutivo que los tiene todos, y de las cortes, que cogobiernan con su capacidad nominativa de funcionarios, intimidar los congresistas de abrirles procesos judiciales si intentan hacerles debate de control político. Al ejecutivo no le caben más funciones de las que tiene, y para las cortes, se requiere una verdadera carrera judicial, para los magistrados, el final de ella. Al nominador del Fiscal, se le quiere entregar la del Contralor y Procurador, de bolsillo, a este último, por tener una amplia nómina burocrática, que inquieta estar en manos del partido Conservador.

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