Elementos de análisis para el control político

La teoría científica del español Rafael del Águila entiende la política como la actividad a través de la cual los grupos humanos toman decisiones colectivas. Esta sencilla acepción conceptual nos remite al carácter dinámico de la actividad para buscar acuerdos entre grupos ideológicamente afines (nosotros) y grupos abiertamente opuestos (los otros), bandos cuyo interés en últimas es competir por el poder que esgrime el Estado.

En el universo de la política, el Estado de Derecho resulta ser la garantía para dirimir las contradicciones sociales en el marco del imperio de la Ley y la participación libre y democrática por parte de los nacionales. El comunismo, su antítesis, constituye el régimen de los anti valores demócratas donde la dirección social la ejerce una reducida élite autocrática, ideologizada y burocratizada a partir de la constricción de las libertades civiles individuales y la supresión del capitalismo a partir de la captura de los medios de producción.

Colombia, como lo advierte la realidad, dista mucho ser un Estado que menoscabe el uso de la violencia privada y que brinde verdaderas garantías democráticas a todos los sectores políticos. Sin embargo, el anhelo nacional es enfrasca en ello, fortalecer el Estado de Derecho y construir una verdadera democracia con miras a suprimir el uso de la violencia entre particulares. A pesar de este legítimo anhelo, existen algunos sectores en la política colombiana, y valga decir que también fuera de ella, que parecen no estar interesados en dicha empresa, pues aunque autoproclamados demócratas, sus intereses no van más allá de instrumentalizar la democracia para la toma del poder, y una vez allí, perpetuarse en el control del Estado de acuerdo a sus postulados ideológicos.

Llegar al poder a través de las urnas constituye el objetivo táctico más importante de esos variopintos personajes que fungen ser convencidos demócratas liberales, moviendo sin escrúpulos las piezas del ajedrez político nacional de acuerdo a como se vayan presentando sus posibilidades. Es una tarea que les ha tomado tiempo y, gracias a la guerra prolongada que algún día decretaron, aún esperan dar el zarpazo final. Sus esperanzas están puestas en los acuerdos de La Habana.

Tomarse el poder para perpetuarse en él es una filigrana que cuenta con recetario propio. Según el reconocido periodista Moisés Naim, existen una serie de factores en el escenario internacional que nos permiten identificarla ejecución de dichos planes por parte de algún grupo político o personaje determinado. Zimbabwe, Rusia y Venezuela, aunque geográficamente distantes y culturalmente diferentes, tienen algo en común, la perpetuación en el poder de líderes de talante autoritario que llegaron al poder mediante vías democráticas, y una vez allí, se las han ingeniado para aparentar ser demócratas aunque en la práctica se comportan como dictadores.

Llegar al poder y perpetuarse en él parece ser una disciplina, pues se puede lograr mediante la acometida de una serie de pasos.

1). Valerse de los millones de pobres para exacerbar el odio y promover la lucha de clases al interior de la sociedad

2). Hacer de la injusticia y la desigualdad social factores de máxima polarización, división y radicalización social

3). Promover la indignación frente a la corrupción de la clase política tradicional

4). Desprestigiar al máximo los partidos políticos

5). Generar el desinterés de la clase media por participar en las elecciones y demás asuntos públicos

6). Hacerse al control del congreso, la justicia y las fuerzas armadas

7). Aprovechar el convulsionado contexto internacional para implementar sistemáticamente transformaciones políticas

8). Promover la conformación de brigadas de choque de corte civil

9). Presentarse a elecciones, y una vez ganadas, seguir explotando las contradicciones sociales para mantenerse en el poder

10). Redactar una nueva constitución aduciendo que es en beneficio de los más pobres, y aprovechar para limitar la participación democrática, sobre todo, de los rivales políticos

11). Hostigar a los medios de comunicación frente al eventual control político que puedan ejercer

12). En todo momento echar la culpa de los problemas sociales, políticos y económicos del país a la oposición política, la oligarquía y el imperialismo norteamericano

Sin duda, elementos que de uno u otro modo se consolidan en la realidad política de países del vecindario como Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Argentina; y en algunos otros que aún se presentan en su fase germinal.

Tenerlos siempre presentes constituye un factor fundamental para ejercer control político sobre los dirigentes colombianos, sobre todo algunos como Gustavo Petro que se dieron a la tarea de empezar su cometido; pues como sociedad libre y democrática no podemos permitirnos bajar la guardia frente a una amenaza que parece resistir al tiempo.

Blindar las instituciones democráticas a través de la reforma del sistema electoral representa un primer paso fundamental al que debe apostarle la próxima legislatura, de igual forma, como ciudadanos debemos valernos de la revolución de las pequeñas cosas para transformar nuestra sociedad, una de ellas sería promover entre nuestros allegados el interés por participar decididamente en los asuntos públicos de nuestro país, entre otros, ejercer veeduría en los próximos cuatro años sobre los avances del proceso de paz.

Twitter: @alvaroprezmolin

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