En su propio Viacrucis

Parecería que oró con gran devoción el presidente Santos en la Semana Santa para buscar iluminación acerca de los caminos que tiene que rectificar para mejorar en las encuestas. Porque se le apareció la Virgen al encontrar, en el ultraje contra Colombia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, un motivo para soliviantar el patriotismo nacional y envolverlo, con alto grado de patrioterismo, con la bandera nacional.

Ha ido en picada la imagen presidencial. No hay encuesta que lo absuelva. Ayer era la de YanHaas que lo hundía. Luego la de Invamer Gallup que lo desahuciaba. Confiaba que quizá Napoleón Franco le podría ayudar a llevar la cruz. Pero ante la manifestación expresa y pública de una opinión hastiada de tantas promesas incumplidas, nada podían modificar sin correr el riesgo de caer en la impudicia. Le puso la lápida la firma Cifras y Conceptos, con cerca de un 80 % de mala imagen.

En su desespero por tantas reprobaciones en serie, salió eufórico en la televisión a proclamar no solo su rebeldía ante el fallo de La Haya, sino un crecimiento de la economía el año pasado del 3 %. Palabra más, palabra menos, quería hacernos creer que estábamos en el menos malo de los mundos. Por supuesto que ocultó, no solo cifras de inflación y desempleo, sino de la inseguridad urbana y del incremento desproporcionado en las áreas de siembra, producción, tráfico y consumo de drogas ilícitas, que asfixian a sus capitales, regiones y jóvenes de Colombia.

En las diferentes encuestas su imagen favorable no supera el 25 %. El 78 % expresa que Santos no ha cumplido con sus costalados de promesas. Y el 82 % reprueba su gestión económica. Con un porcentaje similar se rajó en sus realizaciones sociales y de seguridad. La Cepal revela que la desigualdad en Colombia “es de las mayores del mundo”. Y denuncia que el país es, dentro de Latinoamérica, “el que concentró la mayor parte del ingreso en el 1 % más rico de la población”. Tan decepcionantes cifras ahogan todos los cantos lisonjeros que salen de un Ejecutivo mitómano y de un Congreso abrumado de canonjías.

Pero las preocupantes perspectivas del país ensombrecen el laberinto presidencial. Frustran la posibilidad de que Santos comience a levantar cabeza. El mismo Fondo Monetario Internacional acaba de vaticinar que la economía colombiana crecerá apenas por los lados del 2,5 % este año. Y con una olla raspada y una chequera en rojo se verá en calzas prietas para atender los compromisos económicos, sociales y políticos mientras su mayor interés lo dedica al tortuoso proceso habanero, lleno de contradicciones y de reculadas. Por eso tiene razón el jefe de Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos al afirmar que “Colombia es mucho más que las Farc y que este acuerdo de paz”.

Así que Santos a medida que se conocen las encuestas, hunde más su imagen. Se repite en su propio viacrucis, aquello de que cuando alguien se va de espaldas no hay barranco que lo ataje… .

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