Enseñar la paz por decreto

En Colombia somos expertos en inventar una y otra vez la rueda. Tal parece ser la situación con el Decreto 1038 del 25 de mayo de 2015, que obliga a los colegios tanto públicos como privados a implementar, antes del 31 de diciembre de este año, la “Cátedra para la Paz”. Hay tres problemas que podrían anticipar el fracaso de esta iniciativa gubernamental: el tiempo, el acompañamiento y la transversalidad.

Han pasado casi dos meses desde la expedición del decreto y desde entonces, salvo algunos artículos que se escribieron al calor de la noticia, no ha pasado nada. No hay ningún documento público sobre la implementación, socialización o capacitación de dicha cátedra. Sin embargo, la fecha que determina el plazo para el cumplimiento del decreto sigue firme.

Esta imposición desconoce tajantemente el funcionamiento de las instituciones educativas, invitando a que se improvise. Las directivas de los colegios harán con esta cátedra, lo mismo que se hizo con la Cátedra de emprendimiento, la Cátedra de estudios afrocolombianos o las Competencias ciudadanas: nada. El decreto plantea que la cátedra tiene 12 temas, de los cuales un colegio está en libertad de “desarrollar al menos dos (2)”. Los temas son tan amplios como: Uso sostenible de los recursos naturales; prevención del acoso escolar; historia de los acuerdos de paz nacionales e internacionales. Asimismo, el decreto plantea que los dos temas que quiera trabajar el colegio se pueden atar a las áreas de Valores, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, situación que limitará la Cátedra para la paz a un ajuste nominal en los temas ya existentes en alguna de estas tres áreas.

Tan grave como la falta de acompañamiento y el límite de tiempo, es el llamado a que esta cátedra sea integrada de manera transversal a las tres áreas mencionadas en el párrafo anterior. Ya que salvo un compromiso muy serio de los planteles educativos, la responsabilidad de quién debe asumir estos contenidos se convertirá en una “papa caliente”, que los profesores evitarán para no tener que jugar a sacar un conejo del sombrero, cuando les pregunten por la formalización curricular de la “Cátedra para la paz”.

Este último aspecto es quizá donde debería el Ministerio detenerse a reflexionar. Pues el intento integrador es lo que ha sumido en una profunda crisis a las Ciencias Sociales en los colegios. Quizá sea la oportunidad de volver sobre un debate que ha sido planteado en diversas oportunidades por historiadores como Jorge Orlando Melo y Fabio Zambrano para quienes la eliminación de la Cátedra de Historia de Colombia ha generado no sólo un vacío en el conocimiento del país y su identidad, sino en la comprensión de los problemas que con el paso de las décadas persisten en el tiempo. ¿No será entonces la oportunidad de retomar la Cátedra de Historia de Colombia? ¿No será la oportunidad para que los políticos dejen de querer inventar la rueda cuando diseñan políticas públicas en educación?

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar