Entrevista a la senadora electa doctora Ana Mercedes Gómez Martínez

“Solamente quiero que todos en este país tengamos el derecho a morir de viejos” Ana Mercedes Gómez.

Hablamos con la educadora, periodista, ex Directora de El Colombiano y ahora Senadora electa por el Uribe Centro Democrático, Ana Mercedes Gómez.

Periodismo y violencia

Tal vez el episodio vital que más recuerde la senadora Ana Mercedes sea el de aquel policía jubilado entrando a toda prisa a su diario mientras gritaba a todo el mundo que iba a explotar una bomba. Minutos después el periódico quedaba totalmente destruido.

“La mejor manera de recompensar a este policía retirado fue pagándole la educación completa de su hijo hasta que entró a la universidad que quiso en la carrera que escogió. Fue un acto simbólico, ya que él puso su vida para salvar la nuestra. Al día siguiente nos levantamos como diario con la redacción destruida, pero publicamos en medio de los destrozos.” Afirma Ana Mercedes.

Ana Mercedes cuenta con la misma emoción nostálgica desde las historias más prolijas y alegres que vivió al interior del diario como las animadas pollas de futbol o las celebraciones de navidad que organizaba para los empleados, hasta las historias más traumáticas y desgarradoras como aquel encuentro cara a cara con la muerte en aquel bombazo de marzo de 1988.

“Fue un trabajo muy, muy duro; pero pudimos hacerlo. Al año siguiente vendría esa trágica racha de muertes que golpearía el inconsciente colectivo colombiano. Primero mataron a Alejandro Cárdenas, reinsertado del M19 y Secretario de Vivienda del Alcalde Juan Gómez. Un hombre muy entusiasta, feliz con sus proyectos de vivienda social. Lo mataron, y la izquierda se olvidó de él, no velaron por su vida y ni la de sus hijos; la Alcaldía de Medellín fue quien se encargó de su familia.”

“Luego en julio del mismo año, matan al Gobernador Antonio Roldán Betancur, y el 18 de agosto, precisamente el día que Juan Gómez cumplía años, matan a Valdemar Franklin Quintero. Ese 18 de agosto, Juan Gómez grabó un mensaje para Teleantioquia, en donde ofrecía diálogo a todos los hombres de buen corazón, a toda la sociedad civil e incluso  a los terroristas.”

“Ese mensaje lo pasó como a las 7:00 pm e inmediatamente supimos que habían atentado contra Luis Carlos Galán en Soacha, y una hora después que Luis Carlos ya había fallecido. Fue durísimo, yo había votado por él pero bueno uno tiene que llorar y después a seguir trabajando.”

“Recuerdo que ese día salió El Colombiano a las 4:30 am, porque cada que íbamos elaborando páginas, salían nuevas cosas, y debíamos repetir y enviar. Fue un día muy pesado, pues comenzamos con la muerte del comandante de la policía de Antioquia y terminamos con el asesinato de Luis Carlos Galán.”

Ana Mercedes recuerda sus inicios en el periodismo frente a uno de los diarios más importantes del país, como una de las etapas de mayor convulsión en la historia de Colombia. Le tocó a la vez que registraba todos los cruentos hechos de terrorismo, ser víctima de la atroz capacidad de violencia de Pablo Escobar en un primer momento y posteriormente de sus enemigos ‘los pepes’.

De esa época recuerda especialmente un momento que la dejaría marcada para toda su vida: el retén del 10 de diciembre del año 92 que había organizado el capo Pablo Escobar después de haber huido de la cárcel de La Catedral que le había concedido el ex Presidente César Gaviria.

“Yo iba con mi guardaespaldas de civil, obviamente armado. Nos pararon y antes de entregar cualquier documento, yo pregunté qué pasaba. Dije que como ciudadana debía saber quiénes eran los que me detenían para entregar mi documentación, y ellos dijeron que eran del DAS. Ahí si entregué la cédula y el carnet de El Colombiano.”

“Entonces los hombres armados visiblemente emocionados del botín humano que ahora tenían en sus manos llamaron de prisa a su ‘Cabo’. Él llegó de pasamontañas, de inmediato entendí que no eran del DAS y antes de que éste articulara palabra, me adelanté y le dije: Mire, yo solamente quiero que todos en este país tengamos el derecho a morir de viejos, yo no quiero  más muertes antes de tiempo”.

“Entonces el “Cabo” se bajó el pasamontañas, yo nunca lo había visto, y estaba pálido. Ahí reconocí la cara de Pablo Escobar. Le impactó mucho lo que yo dije o como se lo dije. No sé.”

“El caso fue que me respondió: ‘ustedes son gente buena’, y se le salieron las lágrimas y nos permitió seguir.”

“Pero a mis hijos que venían con una sobrina que estaba en embarazo y su esposo en el carro de atrás, ya los habían hecho bajar y los estaban metiendo en otro carro. Entonces el “cabo”  dio la orden que los soltaran y  nos dejó seguir.”

“Meses después yo reflexioné, y pensé que ese hombre Pablo Escobar, como cualquier otro ser humano tenía derecho a vivir, para darle la cara a tanto sufrimiento que había causado. Habría podido ser un bandido no dado de baja, sino capturado y puesto al servicio  de la consigna “no más a la violencia”, pero en fin eso nunca lo sabremos.”

“No es algo ingenuo lo que afirmo, porque aquel día yo vi a un hombre que se conmovió con lo que le dije. Yo no justifico ninguna muerte, pero creo que los seres humanos no somos ni totalmente buenos, ni totalmente malos. Quizá si Escobar hubiera tenido una oportunidad de hacer una campaña contra esa violencia de los carteles del narcotráfico, habría podido resarcir tanto daño que causó. Y sí. Me tocó ver al capo de capos llorar.” Comenta fríamente Ana Mercedes.

Otra de sus más dramáticas jornadas de periodismo fue aquella en febrero del 2003, cuando Juan Luis Londoño, el recién posesionado Ministro de Protección Social del Gobierno de Álvaro Uribe, se estrelló en una avioneta de la avenida Guayabal, y mientras se cubría su noticia se presentó un gran incendio en el barrio la Mano de Dios de  la comuna nororiental de Medellín. Horas más tarde cuando se estaba finalizando  la edición en aquella noche, explotó el carro bomba en el Club El Nogal de Bogotá. Uno de los días más dolorosos en la historia de Colombia.

Amor por las letras, la herencia de su padre

Pero aun a pesar que el periodismo le ha puesto a ella y a su familia en graves momentos de adversidad, que le ha acercado de manera intima al dolor humano, y que le ha hecho ver la muerte de frente, Ana Mercedes sigue considerando este arte, el núcleo central y constante de su vida desde que tiene uso de razón. “Yo nací a destiempo, pues ya mi papá iba a cumplir 50 años y mi mamá 43. Vine al mundo y de inmediato me vi dentro de El Colombiano,” comenta jocosamente.

“Era un periódico que se había posicionado con el trabajo de don Julio Hernández y mi padre Fernando Gómez. Los correctores debían aprender a leer al revés porque eso se imprimía como una plancha de carbón. Y bueno, como nací a destiempo, todos mis hermanos se casaron y yo me quedé de hija única, entonces tuve oportunidad de leer con mi papá cada editorial, cada noticia, y de enterarme de cada suceso de la vida nacional. Ya luego entré a la vida real cuando estalló la primera bomba en mi casa contra mi papá.”

“Mi padre era el conciliador del lado de los conservadores aquí en Antioquia junto con el doctor Alberto Jaramillo Sánchez que era el conciliador del lado de los liberales, cuando habían muchos hombres sectarios que querían matarse por ideas políticas en medio de la violencia partidista.”

“Aquella vez, a principios de 1952, nos pusieron la bomba en la casa, pero primero timbraron, ya que querían asegurarse de matar a mi papá. El timbre sonaba atrás, era una casa con una gran profundidad de fondo para 8 hijos que habíamos sido. Afortunadamente mi padre no escucho y nunca abrió esa puerta.”

“Ya luego lo único que recuerdo son detectives entrando y saliendo, y bajo la cama de nosotros clavos y metralla. La bomba la tiraron al lado de un baño que quedaba en la primera planta  a través de  la única ventanita que olvidamos cerrar.”

Para Ana Mercedes ese primer bombazo  fue un duro despertar a la vida y casi el presagio de todos los intentos por matarla que vendrían después. Desde entonces, en toda celebración pública y fecha especial la aterrorizaron los voladores y cualquier sonido retumbante similar. A los ocho días de ese primer bombazo estalló otro en la casa del moderado doctor liberal, Alberto Jaramillo Sánchez.

Años después llegó a la oficina de su  padre, un enigmático personaje que entre sollozos le suplicó a don Fernando que lo perdonara. El padre de Ana Mercedes sorprendido le replicó: “Qué le voy a perdonar, si usted y yo ni nos conocemos.”

-“Es que yo fui el autor material de la bomba en su casa. Yo era policía y me dejé comprar por unos pesos; pero ya no puedo vivir con ese recuerdo” le contestó compungido aquel hombre.

Don Fernando habló con él toda la tarde y al final se enteró que el ex policía estaba en una situación desesperada y sin empleo. Entonces don Fernando le consiguió empleo y lo ayudo a salir de su penosa situación económica, recuerda Ana Mercedes.

Después seguirían viniendo más bombazos como confirmándole la rudeza del camino que el destino había escogido para ella. La bomba en la Cancillería cuando su padre era canciller, luego la bomba en El Colombiano… luego el carro bomba contra la casa de su hermano Juan el 16 de diciembre de 1996…atentado tras atentado. Violencia interminable.

Aun así, Ana mercedes afirma con ironía que ningún atentado o amenaza mostró tanto ímpetu de censurarla como  el intento de control previo, que quiso instituir el ex Presidente Cesar Gaviria a través de su ministra Noemí Sanín.

“En aquel entonces yo me opuse fogosamente y le dije: Presidente, yo me responsabilizo con lo que se publique, pero no acepto censura previa.” Recuerda Ana Mercedes, y añade:

“Me acuerdo que el director de El Heraldo, Juan Fernández, me llamó y me dijo que había firmado esa carta de acuerdo entre medios y presidencia porque él era liberal y estaba con lo que propusiera el Presidente liberal. Y así lo hicieron muchos otros diarios, pero El Colombiano dijo no. Y César Gaviria no pudo imponer la censura previa de forma unánime.”

Su vida intima, lejos de las rotativas y la política

Pero ¿Cómo es la Senadora Ana Mercedes Gómez fuera de la esfera pública, cuando está alejada de la pluma, del papel, de las bombas, de los trágicos acontecimientos que se suceden a diario en este país del realismo mágico?

“Soy un ser humano. Sé que todos tenemos algo de buenos y algo de malos, y que hay que potenciar todo lo bueno. Así intenté con mis hijos y tengo dos hijos rectos, éticos. Eso era lo que le pedía a Dios. Tener hijos que pudieran mirar a los ojos sin ocultar nada.”

“Me gusta la música, toco guitarra, pero soy muy mala guitarrista. Lo que hago es cantar con el profesor, y con mi esposo, a varias voces. Y tengo un grupo en el que nos reunimos a cantar con Carlos Fernando Lalinde que toca muy bien el piano y con Jorge Ortiz, hijo del maestro Ortiz, que son una maravilla y nos organizan a varias voces, así me relajo.”

“Me gusta la vida simple, la vida del campo. Mi papá nos dio cuatro cuadritas en Rionegro, allá hicimos una casa; pero el invierno de hace dos años nos la tumbó, igual que la del mayordomo. Ahora estamos construyendo otra casa, con retiros del fondo de pensiones y la ayuda de mis hijos.”

“Allí tenemos un invernadero, el cual conseguí con un préstamo de 82 millones del Banco Agrario, y por el cual Daniel Coronell me hizo un escándalo diciendo que fui beneficiaria del programa Agro Ingreso Seguro. Yo no sabía que el Banco Agrario fue englobado con Agro Ingreso Seguro. El banco quiso ampliarme el crédito por el buen comportamiento crediticio que tuve, pero me negué a esa ampliación.”

“Todavía hay gente, que a raíz de eso, me dicen corrupta y que utilicé ese dinero de Agro Ingreso Seguro para hacer una mansión; una ligereza, que cometen para lesionar la honra, la fama, la vida y el buen nombre de una persona.” Comenta afligida la Senadora.

Su vocación política dentro del nuevo partido

Sobre el partido naciente del Centro Democrático afirma verle mucho futuro y estar satisfecha con su estructura plural y de centro. Dice ver allí más candidatos independientes y de opinión, que de derecha como pretenden estigmatizar sus adversarios.

Recuerda que ella misma ha sido siempre muy independiente e incluso un poco más inclinada a la centroizquierda en su momento como por ejemplo cuando votó por Luis Carlos Galán en vez de Belisario.

“Yo soy de centro por herencia, mi papá era del ala más moderada del partido conservador; no en vano una vez lo excomulgaron del Partido conservador. Yo me siento igual. Rechazo la extrema izquierda porque me entristece la destrucción humana que  históricamente ha producido el estalinismo y el marxismo.

“Y tampoco soy de extrema derecha porque no me gusta el capitalismo salvaje  recalcitrante. Me gusta que haya una regulación y control por parte del Estado para a la economía, para que no haya monopolios ni oligopolios, y que se estimule la propiedad privada, el emprendimiento, el trabajo digno, y la educación de calidad especialmente para las personas de los  estratos más bajos.

“Como periodista y como política me gusta ser de centro, pero lamentablemente en este país los que estamos en el centro del espectro político somos los que recibimos los golpes tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda.”

Proyectos a futuro

Ana Mercedes sueña con tres propósitos que arrebatan su corazón y su mente cada día que pasa: Dejar un  libro de ética periodística a las nuevas generaciones de comunicadores; montar un proyecto de comunicación bilingüe en las comunidades más marginales de su Medellín del alma; y disfrutar de sus nietos por los que ha trabajado tan duro desde que le tocó asumir como cabeza de familia.

Esos son los sueños que corren paralelos al futuro inmediato que le espera: “Trabajar por la dignidad de Colombia; trabajar por recuperar el rumbo en el tema de la seguridad; trabajar por restaurar la credibilidad para los inversionistas; y especialmente trabajar por recuperar el diálogo social con todos los sectores de la sociedad.” Asegura vehemente Ana Mercedes.

 

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