Escándalo FIFA: rueda el balón

Tras años de sindicaciones no formales (léase rumores) sobre la actuación non sancta de los jefes del fútbol mundial, Fiscalía y FBI de E.U. formulan cargos y denuncian corrupciones millonarias.

La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) entró desde ayer en la más escandalosa de sus clasificaciones: siete directivos fueron capturados por la gendarmería Suiza, y la Fiscalía de Estados Unidos, respaldada por el FBI (el buró federal de investigaciones), formalizó cargos en una corte de Nueva York contra varios capos de las entidades, firmas y torneos más populares del balompié mundial.

Las detenciones se produjeron en Zurich, pero las imputaciones del Departamento de Justicia norteamericano, divulgadas por la fiscal General, Loretta Lynch, pesan contra 18 dirigentes y empresarios del fútbol orbital, reseñados en internet como todo un cartel.

“Esto es solo el principio”, aseguró Lynch, quien afirmó que durante dos décadas, desde la FIFA, se manejaron operaciones mafiosas por 150 millones de dólares que van desde el lavado de activos hasta el pago de comisiones ilegales por la obtención y cesión de derechos en torneos continentales.

Es la primera vez que la FIFA sufre tal descrédito, por parte de organismos de investigación de este nivel, con esa carga probatoria y acusatoria: Estados Unidos se reserva el derecho de intervenir y liderar la investigación, dado que algunas de las operaciones se hicieron mediante bancos y servidores de computador de ese país. La acusación se presentó en una corte federal de Brooklyn y recoge testimonios y documentos que involucran a la crema y nata de la FIFA.

En sus aclaraciones inmediatas, la FIFA indicó que no está en duda la realización de los Mundiales de Rusia y Qatar y que el viernes próximo se llevarán a cabo las elecciones de directivas, entre las cuales la más nombrada y polémica es la de su presidente.

Precisamente el mandamás de la Federación es el suizo Joseph Blatter, quien está al frente desde 1998 y es blanco de críticas por manejos poco transparentes y asociados con los intereses de multinacionales y grupos económicos “que gobiernan” los más importantes torneos del fútbol orbital.

Uno de los críticos acérrimos de “Sepp” Blatter ha sido el exjugador y presidente de la UEFA, el francés Michel Platini. Este viernes Blatter se disputa el mando de la FIFA con el príncipe de Jordania, Alí Bin Al Hussein, quien denunció a la prensa británica que al inicio de la semana, y previas las votaciones de la FIFA, un personaje ajeno al organismo le ofreció conseguirle 47 votos para las elecciones de mañana en Zurich, Suiza.

En este contexto se refuerza la crítica de los opositores de la FIFA, entre ellos jugadores históricos como Diego Maradona, Romario de Souza y Éric Cantona, quienes siempre señalaron a la Federación de pervertir el fútbol por comercializarlo a niveles deshumanizantes y desconociendo los derechos de quienes realmente hacen el espectáculo: los futbolistas. Ellos calificaron sin falta a Blatter y su séquito de “negociantes a los que no les interesa el deporte”.

Como en el mito de Pandora, que abrió la caja de la que se derramaron numerosos males sobre la humanidad, ahora se levanta por fin la tapa que ocultaba la corrupción del fútbol mundial y que movía los hilos de un espectáculo tan masivo como millonario.

Citamos al mismísimo presidente de la FIFA: “es un tiempo difícil para el fútbol”. Pero más que para aquel deporte, que se seguirá jugando en los miles de millones de estadios y canchas del planeta, corren días de crisis para quienes lo dejaron fuera de lugar y se olvidaron del juego limpio que pregonaron por años, para las canchas y los equipos, desde oficinas ahora empañadas por las dudas sobre sus faltas.

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