“Ese acuerdo de La Habana no va a traer la paz.”General (r) Héctor Fabio Velasco

General Velasco, comencemos hablando  de su trayectoria en las Fuerzas Armadas de Colombia.

Estuve 42 años como oficial efectivo, de los cuales estuve 12 años como General de la Fuerza Aérea. Ocupé cargos operacionales y cargos administrativos. Los últimos años estuve como subdirector de la Escuela de Suboficiales de Cali donde me tocó asumir la lucha contra el M19. Posteriormente estuve en el último grado de Coronel comandando los helicópteros de la Fuerza Aérea del Comando Aéreo del Apoyo Táctico. Allí realicé importantes operaciones. La última de ellas fue la toma de Casa Verde, la cual se frustró por infidencias de un reconocido político quien tres días antes fue y les comunicó a las Farc lo que íbamos a hacer. Por eso no obtuvimos los resultados que se esperaban.

Durante mi carrera como General estuve dos años de Inspector de la Fuerza Aérea, otro año como Inspector de la Fuerzas Militares encargado y cinco años y medio como Comandante de la Fuerza Aérea. Estuve cuatro años con el Presidente Pastrana  donde realicé operaciones importantes como la retoma de la zona de distención. Y finalmente estuve año y medio con el Presidente Uribe.

Posteriormente tres años y medio designado por el Presidente Uribe como Embajador de Colombia ante el Estado de Israel. Ha sido un trabajo de años, defendiendo a la democracia y defendiendo a las instituciones del lado del pueblo colombiano.

¿En su larga trayectoria de lucha por la democracia contra estos grupos terroristas, cuál ha sido su posición frente a los sucesivos intentos de negociación que han emprendido los distintos gobiernos con estas organizaciones criminales?

Mire Miguel Ángel, por los grados que tenía en ese momento y por razones obvias como General activo, mi posición siempre fue de expectativa, porque se entiende que como militares, por el concepto de obediencia debida no podíamos pronunciarnos.

Pero en la mayoría de esos procesos conociendo la doctrina al respecto, no estuve de acuerdo. Ahora, durante el gobierno de Andrés Pastrana si manifesté mi posición abiertamente. Entonces él, desde luego muy respetuoso, me llamó la atención pero supo entender el porqué de mi pensamiento y de tales pronunciamientos. Ya después con el Presidente Uribe y sus políticas, no tuve problema. Nuestro pensamiento era el mismo.

¿Entonces los sucesivos gobiernos han errado al buscar una paz negociada?

Yo diría que casi todos los gobiernos han sido víctimas de  su buena fe. En búsqueda de un propósito noble que es hacer la paz, han incurrido en muchos errores porque han desconocido la doctrina que existe al respecto. Es necesario creer en esa doctrina y aprender del pasado, para evitar reincidir en esos errores.

¿Ud. Podría afirmar que las Farc históricamente no han tenido una real voluntad de paz ni la tienen en este momento?

Mire señor Barrantes, yo creo que esta vez sí puede haber algo de voluntad. Pero se va a lograr un acuerdo de paz que para mí, va a ser un fracaso. Porque en lugar de pensarse como un proceso de paz estable y duradera, va a ser un acuerdo insuficiente que lo único que hará es prolongar indefinidamente el conflicto a unos costos económicos altísimos.

¿General Velasco bajo qué condiciones se podría haber dado un proceso de negociación propicio para la paz que buscamos casi todos los colombianos?

¡Yo quiero la paz! Aunque he sido víctima de la violencia ideológica he trabajado con convicción y devoción por alcanzar la paz por más de 40 años. Pero en primer lugar, considero que en unos diálogos de paz serios, los gobiernos de Cuba y Venezuela no son los más indicados para ser llamados a ser gobiernos garantes.

Por otra parte este es un proceso que se inició extemporáneamente. Si hubiéramos esperado un poco más, se hubiera resultado con otra cosa, el gobierno llevaría la delantera e impondría las condiciones sobre la mesa.

Pero como  fue un proceso que se inició clandestinamente debido a que se llevaba casi año y medio sin que la opinión pública conociera que el Dr. Juan Manuel Santos estaba hablando con la guerrilla. Eso hizo que quienes llevaran la iniciativa de los planteamientos para discutir en La Habana, fueran las Farc; que fueran esos criminales terroristas quienes desde la clandestinidad  impusieran los temas de negociación de espalda al país.

Y que luego el secretariado de las Farc saliera de esa forma tan insolente y cínica frente a las cámaras  a pontificar sobre las  reformas que debían hacérsele al Estado colombiano. Cuando lo correcto debería ser que se les impusiera discutir las penas que deben purgar por sus  centenares de miles de delitos de lesa humanidad contra toda clase de normas internacionales, a través de todos estos años.

General ¿Qué efecto han tenido los resultados de estas negociaciones al interior de las Fuerzas Militares activas? ¿Le han bajado la moral de lucha a la tropa?

Los oficiales activos no pueden manifestar su inconformidad en este momento, pero indudablemente es un proceso que aunque los altos jefes militares dicen apoyar irrestrictamente, a nivel de mandos medios y mandos de base, he evidenciado que el concepto que impera es totalmente contrario al proceso de paz que se está realizando en La Habana.

En cuanto a la moral de lucha, la tropa la perdió hace rato por una iniciativa del entonces Ministro de Defensa Camilo Ospina que en combinación con el entonces Fiscal General Mario Iguarán, llegaron a un acuerdo para neutralizar el fuero militar. Mire Miguel, lejos de lo que se le ha querido mostrar a la gente, el fuero militar no es ninguna prebenda, sino que es una garantía procesal que cobija a aquellas personas que por la misión que cumplen o el cargo que ocupan deben ser juzgados por jueces especiales.

Luego de la caída del fuero militar, muchos oficiales y soldados han cedido la iniciativa en muchos frentes del campo de batalla. Por eso es que ya no vemos operaciones importantes por iniciativa del ejército. Vemos son resultados de operaciones puntuales planeadas desde hace muchos años antes que cayera el fuero, o sencillamente operaciones defensivas que se dan naturalmente frente a los ataques de la insurgencia.

¿Se equivocan los ex integrantes de las Fuerzas Armadas colombianas que aceptaron ir a negociar a La Habana, bajo las actuales condiciones y luego de que se hubiera debilitado el fuero de las Fuerzas Militares en forma tan diciente?

Señor Barrantes yo no voy a entrar a juzgar el papel de los negociadores que están sentados allá en La Habana. Yo conozco al General Oscar Naranjo, y conozco la personalidad del General Mora, pero yo creo que no han querido entender que desde hace rato nos están jugando por debajo de la mesa. La verdad es esa.

Porque a nosotros nos quitó el fuero el señor Camilo Ospina y el Fiscal Mario Iguarán. Y posteriormente al Ministerio de Defensa llega una persona recomendada por el actual Presidente Santos: el señor Silva Lujan. Y le voy a contar algo que hasta el día de hoy nadie sabe: En una reunión presidida por el Presidente Uribe donde estaban su Ministro del Interior, Fabio Valencia Cossio y altos oficiales ya retirados de las Fuerzas Militares como el General Alberto Ruiz Novoa y el General Rafael Zamudio Molina, el General Bedoya y el General Mora.

Allí el Presidente Uribe conminó al Ministro de Defensa Silva Lujan a recuperar de inmediato el fuero militar. Silva Lujan le respondió que en eso estaba, sin embargo a los 15 días cuando el Consejo de Estado declara nulo el convenio del Ministro de Defensa Camilo Ospina con el Fiscal Iguarán, al señor Silva se le ocurre salir a anunciar que va a demandar el efecto del fallo del Consejo de Estado y así lo hace.

Posteriormente cuando se inicia la reforma judicial, el Ministro de Defensa Pinzón en ese momento introduce un artículo para reformar el fuero militar. El Presidente Santos en un principio mostró su malestar a la reforma en ese sentido, pero posteriormente se mantuvo callado. Cuando se hunde ese proyecto de ley el Presidente anuncia que va a recuperar ese fuero sin embargo nada hace.

Y finalmente vemos como el actual Fiscal anuncia un proyecto a la justicia transicional en el cual propone prácticamente la impunidad para los señores de las Farc y propone que ellos podrán ejercer participación en  política y vemos que nada dice respecto a los militares, solo dice que habrá que hacer una reforma.

Entonces sencillamente los únicos que van a ir la cárcel son los soldados y policías que ya están procesados y condenados, algunos inocentemente. Por esa razón nosotros no podemos creer ni en una justicia transicional, ni en un proceso de paz como el que se está realizando en este momento.

¿Sobre ese punto de la participación política de las Farc, qué es lo que más genera malestar al interior de las Fuerzas Militares?

No es sólo dentro de las Fuerzas Militares. Hay que ver las encuestas, la gente no está de acuerdo con ese proyecto de impunidad que se está discutiendo en La Habana. Y mucho menos está de acuerdo en llevar a esos criminales al Congreso de la República. Hay que ver los últimos sondeos de opinión en que más del 70% de la población no está de acuerdo con la impunidad para esta gente ni con su llegada al congreso.

Y debemos decir que aunque la mayor parte de los organismos del Estado tienen hombres probos, y en la justicia y en los órganos de control hay hombres honestos, no obstante también hay infiltraciones de la insurgencia. Funcionarios que han desviado su conducta para operar en forma tan injusta como lo han hecho en los casos del General Arias Cabrales, o el Coronel Plazas, quienes por haber defendido al Estado están presos injustamente, y cuando salen inocentes de alguna acusación de bandidos, aparece alguna otra acusación por otro temas y así indefinidamente.

O por ejemplo el caso del General Rito Alejo del Rio, que fue uno de los liberadores del Urabá, o el caso del General Uscátegui, y esos son los más visibles, porque hay miles de hombres condenados por delitos que no han cometido.

La paz debe estar basada en la justicia. Una paz que no esté basada en la justicia no es una paz ni estable, ni duradera. Hay que juzgar a los autores intelectuales de tantos crímenes atroces. Qué pensaran las víctimas  al ver esos criminales premiados con un puesto en el Congreso, sin un sincero arrepentimiento, cuando los ven que niegan sus delitos, sin pedir ni siquiera perdón.

¿Si hipotéticamente se firmara el acuerdo de paz en La Habana cree Ud. que realmente esto traerá la paz a Colombia?

Yo creo que el acuerdo de paz se va a firmar. No le quepa duda, es un proceso que le conviene personalmente al Presidente Santos y le conviene a los cabecillas de las Farc, que van a legalizar su situación jurídica y su enorme cantidad de bienes que poseen producto de sus crímenes. Pero ese acuerdo de La Habana no va a traer paz. Lo que vamos a ver es una prolongación infructuosa de la guerra.

¿Podría darse un ruido de sables en Colombia luego de la firma de este acuerdo?

No sé hasta dónde se pueda llegar, pero el gobierno se ha cuidado en ese sentido debilitando el mando militar. En primer lugar, vemos que se hizo una purga en las Fuerzas Militares sacando a nueve excelentes altos mandos en total. Se purgó la cúpula.

Esto tenía doble finalidad: ascender a mandos medios convenientes a los objetivos de Santos y por otra parte mostrarle los dientes a línea de mando oficial. Y fue una purga injustificada alegando casos de corrupción, cuando si realmente había algo de corrupción, obligatoriamente tenían que conocerlo desde hace tiempo el Presidente y el Ministro de Defensa. Y si lo conocían, entonces como es posible que ellos mismos hayan nombrado a los altos mandos hace apenas unos meses, para volver a destituirlos al poco tiempo. Eso no tiene sentido.

Pero si le digo algo, señor Barrantes: este es un proceso oculto y eso le preocupa a muchas personas. El único candidato presidencial que conoce los detalles de la negociación es el candidato a la reelección; del resto nadie conoce el proceso, por eso la gente no está de acuerdo con estos diálogos ocultos. Las encuestas así lo evidencian. Y hay que recordar que cuando el pueblo pierde la fe en sus gobernantes, estos pierden su poder.

 

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