Está claro que es turbio

Habernos enterado, casi que por casualidad, lo de los viajes secretos de alias "Timochenko" a Cuba, tan solo unos días después de aquella magistral disertación que sobre transparencia y honestidad hiciera el presidente Juan Manuel Santos, cuando resolvió mostrar lo que han pactado en la mesa de La Habana (ya lo habían chiviado las Farc), es una señal providencial que nos alerta sobre lo que allá están tramando y escondiendo.

Nos confirma, además, que tal como reza el dicho popular, la verdad se defiende ella misma y la mentira, a pesar de correr mucho, se destruye ella sola.

Sí. Así, sin querer queriendo, como dice el "Chavo", todas las mentiras y las artimañas con las que este Gobierno enredador ha pretendido rodear el macabro arreglo que intenta hacer con los narcoterroristas de las Farc, esa velada reforma Constitucional con la que aspiran cambiar nuestro modelo de Estado, para dar paso al fatídico Socialismo del Siglo XXI, tal como está esbozado en los borradores y que pretenden hacer pasar como proceso de paz, se le han ido desmoronado una tras otra.

Y lo mejor es que no ha sido por obra y gracia de los mal llamados enemigos de la paz. No. Los artífices del desbarajuste que están padeciendo, han sido los mismos gestores de todos esos entuertos que, embrollados en sus propias mentiras, se están poniendo zancadilla unos a otros.

Con el episodio de los viajes de alias "Timochenko", se hizo evidente que en el gobierno del presidente Juanpa, reina la mentira, la información se distribuye por partes y cunde esa desconfianza propia de tahures tramposos, que hace que se engañen unos a otros.

De allí que, por ejemplo, mientras el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, al parecer, de buena fe, daba una primicia basada en informes de inteligencia militar que le indicaban que alias "Timochenko" había estado en Cuba, el ministro del Interior Cristo Bustos, creyéndose poseedor de toda la autoridad y sapiencia gubernamentales, expidió tremendo comunicado confirmando la presencia del narcoterrorista en la isla, mientras al presidente Santos, visiblemente molesto, no le quedó más que salir a vociferar que era él y solamente él, quien había autorizado dichos desplazamientos, porque como el proceso de paz va tan sumamente bien, requería la presencia del jefe supremo de los criminales.

Ahora bien, no sabemos a ciencia cierta si alias "Timochenko" estuvo en La Habana, una, dos o diez veces, o bien, si todavía está allá. Tampoco sabemos si el presidente Santos lo autorizó y se pasó las leyes por la faja al sacar del país ese criminal sin haberle hecho levantar las órdenes de captura que hay en su contra o, fue que le pareció que no era preciso hacer nada de eso, porque que el terrorista vive cómodamente en Venezuela y se desplaza a su amaño en aviones privados que comedidamente le facilitan los regímenes comunistas que visita con relativa frecuencia, como por ejemplo, Nicaragua. Hmm… o fue que el presidente Juampa se enteró al mismo tiempo que nosotros.

Lo que sí quedó confirmado es que eso de que no iba a "aflojar ni un centímetro en la persecución a las Farc" es mentira, no solamente porque ahora en vez de perseguir a sus cabecillas los escolta y lleva a donde quieren ir, sino también porque estamos padeciendo con rudeza la violencia que nuevamente se apoderó del país.

En fin, en cuanto al desafortunado y mal llamado proceso de paz de La Habana, lo único que al día de hoy está claro es que es turbio.

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