Farc+8000 = atentado a la democracia

He insistido en esta columna sobre el peligro que representa para la democracia, la libertad y el Estado de derecho, la traición  al mandato popular por parte del Presidente Juan Manuel Santos. La opinión pública colombiana ha estado anestesiada por la mermelada santista y ha hecho caso omiso de estas advertencias realizadas por unos cuantos demócratas angustiados por el peligro que corre la democracia colombiana de caer en el Socialismo del Siglo XXI.

Esta semana o bien se agudizó el problema, o es que estamos viendo una aceleración del montaje publicitario gubernamental a favor de la rendición incondicional del Estado ante los criminales de lesa humanidad del cartel narcoterrorista de las Farc.

Dos escenas acontecidas en La Habana son dicientes del atentado contra la democracia, la libertad y el Estado de derecho  que está cometiendo Juanhampa con sus secuaces narcoterroristas.

La farsa del diálogo entre los criminales de lesa humanidad y las víctimas, es algo surrealista, en vez de las Farc ir donde las víctimas a   pedir perdón por sus crímenes de lesa humanidad, resulta que las víctimas van  donde los victimarios para que éstos  las perdonen , pues resulta que ahora las víctimas son los narcoterroristas y los victimarios el Estado y la sociedad. Claro que esto es posible por la manipulación que el gobierno, a través de la ONU, la Universidad Nacional y los obispos hicieron de la selección de las supuestas víctimas. Los victimarios Iván Cepeda y  Piedad Córdoba alias Teodora de Bolívar resultaron ser los grandes electores de los seleccionados, quienes a  la  postre resultaron víctimas de las AUC y de algunas manzanas podridas de la Fuerzas Militares; las supuestas víctimas de las Farc siendo en verdad amantes de ministros o miembros de la UP, organización victimaria de antaño, que ahora aparece de víctima.

Peor aún es la violación de la Constitución  y de la institucionalidad, al involucrar a oficiales activos en la farsa de La Habana. El llevar Militares y policías de alto rango a conversar con los narcoterroristas, en una forma tal que el mismo Iván Márquez señala que estaban en igualdad de condiciones es simplemente aberrante. En cualquier otro país esto hubiera significado un fuerte pronunciamiento de la institucionalidad militar en contra de semejante violación del Estado de derecho; en Colombia, parece que hasta las otrora incólumes  Fuerzas militares, o bien perdieron su  “autoritas” o peor aún, cayeron en la mermelada farcsantista.

Pero no solamente es desde el flanco del narcoterrorismo castrochavista desde donde se ataca la democracia colombiana a través de las acciones del farcsantismo. Juanhampa no se conforma con tratar de arruinar a Colombia por esta vía, sino que además se alía con el otro sector narcoterrorista, el de los carteles tradicionales, los del proceso 8000 y les entrega todo el poder del Estado: Ministerio de la Presidencia, Ministerio del Interior, Cancillería, etcétera dentro del Ejecutivo, además de la Contraloría .la Fiscalía y probablemente pronto la Procuradoría.

Ver a Juanhampa preso de los dos grandes factores de poder narcoterroristas, Timochenko y Samper, da sinceramente grima. Dios guarde a Colombia de lo  casi inevitable: caer en  ser un Estado fallido, como lo éramos a principios de siglo y Uribe logró revertir; impedirlo está en manos de las fuerzas vivas del país, que despierten y vean que congraciarse con la mermelada por ganancias de corto plazo nos puede llevar a la pérdida total como sucedió en Venezuela. Porque las Farc más los del  8000 son un  atentado a la democracia.

Director editorial pensamientocolombia.org

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