¿Farc partido o Farc qué?

Algunos me reclaman porque no he vuelto a hablar de Juanpa -como le gusta que le digamos- ahora el indigno fugitivo. ¿Dónde estará? Violó la Constitución, no pidió el permiso que deben pedir los expresidentes decentes para salir del país, manda fotografías como para burlarse de nosotros, a lo que estaba acostumbrado y no le importa haber dejado un país quebrado como “nunca antes” su frase preferida.

Hoy voy a tratar el tema de una de las peores herencias que recibió Colombia y su presidente Duque, herencia que es el débil, entreguista, el funesto acuerdo de paz.

Nos deja una guerrilla, parte desmovilizada, parte en el Congreso, parte que se escondió después de salir de las zonas de desmovilización y buena parte como el grupo armado y de apoyo del partido político Farc.

La matanza en Ochalí, en el campamento de la Continental Gold, empresa que trabaja legalmente en la extracción del oro, donde sacrificaron cobardemente a tres de los geólogos que cumplían con su deber honesta y eficientemente, crimen que no puede pasar impune. El pecado era el trabajo honesto y legal. Pero ellos, los miembros del brazo armado del partido Farc, los consideraban como su competencia, ya que viven de la minería ilegal y del cultivo de coca, su procesamiento y exportación de cocaína. Para no quedar comprometidos, hacen creer que estos crímenes son cometidos por las disidencias y que nada tienen que ver los miembros de la cúpula que gozan de los beneficios que les otorgó el indigno fugitivo. Parte de los jefes en el Congreso, otros, muy pocos, en las zonas de distensión, muchos protegidos en Venezuela, algunos, que se sienten comprometidos por delitos cometidos después de diciembre de 2016, escondidos y, muchos más, en las actividades delictivas aparentando ser disidentes. Organización perfecta y completa que se presentía. Esa es la herencia que nos dejaron. Ahora secuestran a 17 trabajadores honestos de Hidroituango.

Por otro lado, una Corte Suprema de Justicia que ordena chuzar el móvil del presidente Álvaro Uribe Vélez sin saber que era al expresidente. Eso dijo el presidente de la Corte, que no sabían que el teléfono intervenido era el de Uribe. Yo no me explico qué piensa el magistrado, como si la voz de Álvaro Uribe Vélez fuera irreconocible, como si en un mes completo ninguno de los funcionarios chuzadores no se diera cuenta de que el chuzado era ni más ni menos que Álvaro Uribe. O será que ahora nos van a decir que el dueño del celular cambiaba de voz y que lo hacía tan bien que era irreconocible. Yo por lo menos no sabía, ni me imaginaba que el presidente Uribe tuviera esa facilidad histriónica, de teatro, imitador de voces. Además, pienso que, si los funcionarios que hicieron las chuzadas no tuvieron la capacidad de reconocer voz tan popular y conocida, flaco servicio le podrán prestar a tan alto tribunal.

A todas estas, ¿sería tan grave lo que oyeron en las chuzadas que no lo pueden divulgar a pesar de que la víctima pidió que se hicieran publicas?.

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