FORMAR JUECES Y MAGISTRADOS

Hola todos, aquí estoy otra vez, saludos.

Una importante conferencista decía en su discurso que las mujeres hablan el doble que los hombres. “Así, por ejemplo, si un hombre dice mil quinientas palabras, las mujeres tendremos que decir tres mil, para que entiendan”.

El moderador del evento la interrumpió para decirle:

–¿Cómo dice profesora?

Pues yo no quiero imaginarme un discurso de Claudia López por duplicado. Dicen que “para buenos entendedores, pocas palabras bastan”.

Lo que sí entiendo muy bien es que entre los que practican una misma profesión, se defiendan mutuamente y al mismo tiempo elogien su oficio. Es muy normal que un ilustre expresidente del Consejo de Estado y decano de una facultad de derecho, escriba pidiendo respeto para los magistrados de las altas cortes en Colombia. Pero cuando esas Cortes están pasando por los senderos escabrosos del desprestigio debido a las conductas de algunos de sus miembros actuales y pasados, también es normal que le lluevan críticas a esos defensores por compromiso.

Esta semana escribió Juan Gómez Martínez: “El respeto cuando se merece”, en este mismo periódico en el que acepta que hay que respetar los actos de las Cortes, pero que ese respeto se lo tienen que merecer. El profesor de Derecho, gran abogado y conferencista, Julio Enrique González, replicó el artículo del decano de Derecho y exmagistrado, recordándole en una forma didáctica en forma de preguntas, por si el articulista “lo pone en duda” las fallas de la Cortes y sus magistrados, como los tres expresidentes de la Corte Suprema que están en la cárcel, o cuando el Consejo de Estado de nombrar Fiscal General en la presidencia de Uribe para que fuera Santos el que enviara la terna. Y esto fue con el decano en el Consejo de Estado.

Los casos de Luis Alfredo Ramos, sin condena ni acusación formal, pagó tres años de cárcel, Óscar Arboleda, murió esperando justicia, las acusaciones a Santiago Uribe y a su hermano el expresidente, con testigos falsos y confesos en sus testimonios.

Lo que sabemos es que como profesor de Derecho en la UPB, el exmagistrado esté enseñando a respetar a los jueces y magistrados, pero ¿qué hay de la ética y la responsabilidad con la verdad en los fallos? Me imagino que en una universidad católica y pontificia como la Bolivariana, es primordial preparar a sus futuros abogados no solo a respetar la justicia al obedecerla, sino a ejercer la justicia al impartirla como jueces.

Aristóteles decía: “Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto”.

Magistrados: Sean justos y los respetaremos y acataremos.

Ñapa: Mi amigo Vargasvil se lució con este comentario: “La diferencia entre Timochenko e Iván Cepeda es que mientras el uno no conoce una cárcel, el otro ha estado en todas.

El siete de agosto empieza una nueva etapa en Colombia.

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