Franklin Delano Roosvelt, un ejemplo de empatía y efectividad política

Y cuando esto ocurra, cuando permitamos que la libertad resuene, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada aldea, desde cada estado y cada ciudad, podremos acelerar la llegada de aquel día en el que todos los hijos de Dios, hombres blancos y hombres negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de juntar las manos y cantar con las palabras del viejo espiritual negro: “¡Al fin libres! ¡Al fin libres! ¡Gracias a Dios Todopoderoso, somos al fin libres!”

“I have a dream”, Discurso pronunciado por Martin Luther King en las escaleras del Lincoln Memorial en Washington, DC, el 28/08/1963

Antes de enfocarnos en Roosvelt, hablaremos de lo que impide la efectividad de la empatía en el apoyo gubernamental, el error principal de un gobernante. De hace unos 50 años recuerdo la conversación con el amigo de un grupo de estudios espirituales quien me dijo: “La razón por la que Jesús sanaba a las personas es porque Él sentía el dolor y las enfermedades de los demás.” Se me hizo egoísta esa aseveración; no dije nada, y la puse en el archivo mental de ‘pendientes.’ Desconocía en ese momento Isaías 53 que nos dice cómo Jesús llevó nuestras enfermedades y sufrimientos debido a un magistral desarrollo de sus ‘neuronas empáticas’.

Hoy la ciencia me responde a esa vieja duda y dice que ciertas personas pueden sentir, literalmente, el dolor físico de los demás. Ese fenómeno existe y los psicólogos e investigadores del Departamento de Psicología del University College de Londres han sido los primeros que han intentado explicar esa reacción. En 2005, lo estudiaron en detalle y lo denominaron “mirror touch synaesthesia” (sinestesia de tacto especular). ¿Hasta qué punto puede ser verdad el “sé exactamente cómo te sientes”? ¿Es usted capaz de sentir la sensación de presión en su propio cuerpo al ver que tocan a otra persona? ¿Le resulta difícil creer que algo así suceda?

En un reciente estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, los científicos Jamie Ward y Michael Banissy proponen que en esta nueva forma de sinestesia se establece una relación muy próxima entre visión y percepción táctil. Además, ofrecen evidencias de que este tipo de sinestesia está relacionada CON UN INCREMENTO DE LA HABILIDAD EMPÁTICA, UNA CAPACIDAD ESPECIAL DE PONERSE EN EL LUGAR DE OTRO. Se sabe que cuando observamos otras personas moviéndose, o cuando las oímos hablar, activamos en nuestros cerebros los mismos circuitos nerviosos como si estuviéramos realizando dichas actividades; esta es la base neurológica de lo que denominamos empatía. ¿Y cómo es eso?

La empatía es la intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente otro individuo. La empatía hace que las personas se ayuden entre sí. Está estrechamente relacionada con el altruismo – el amor y preocupación por los demás – y la capacidad de ayudar. Por eso, si el político de turno, tiene un excelente desarrollo neuronal empático, seguramente lo veremos luchando de verdad por el bien de los otros. Un ejemplo de una persona empática es el Presidente Duque; algo que muchos en el país todavía no entienden. Pero si el político no tiene capacidad neurológica para la empatía, los beneficios ofrecidos podrán ser puro bla…bla…bla… porque la gente sabe leer esas incapacidades a partir de su propio sentir empático; ejemplo: Maduro.

Ahora bien, si el presidente de un país es una persona de empatía, estimulará nuestras conexiones neuronales en esa misma dirección. De ahí que las dictaduras sean, por principio, antinaturales porque se basan en fomentar la antipatía, es decir, todo lo contrario en la línea del éxito.

¿Y qué pasa si la empatía se establece en una sede de gobierno? El gobernante podría relacionarse con los demás países con facilidad, y agrado, siendo importante esa relación para mantener un equilibrio político interno, si las condiciones de esa comunidad no contradicen lo que pretende el gobernante. Pero eso no es fácil. ¿Por qué?

¿Qué impide la empatía? El que cada quien piensa que su verdad es universal y así procede; pero su proceder, o experiencia, resultado de sus emociones, hábitos, sofismas, virtudes, etc., se vuelve su inocultable ‘verdad’, terminando por pensar como actúa, para refrendar un malentendido respeto por sí mismo; es decir el egoísmo que le impide ‘ver’ a los otros y, menos, entenderse a sí mismo para mejorar. Eso explica por qué un chofer de bus se cree presidente y no puede entender su ilegitimidad que surge de la contradicción de su conducta, que toma como verdad, y la majestad del cargo. ¿Por qué le pasa eso? Porque no piensa en sus acciones, en lo que dice; se vuelve banal, y esa banalidad se respalda con un poder ignorante. Esa es la malevolencia irresponsable de Maduro. Está en el infierno, ha arrastrado a su país a la desgracia, y no sabe por qué.

Quienes disparan impunemente contra los jóvenes en Venezuela lo hacen porque es su ‘deber’; es decir, piensan como actúan. Lo mismo ocurre con Maduro que da la orden y toda la estructura del régimen. Como eso ocurre de manera mecánica creen que es ‘natural’. Para eso se deshumaniza a la oposición, para volverla como ellos, una máquina que se puede descartar; se desprestigia a la comunidad internacional y se repite el slogan para convertir el gobierno en un reproductor de mentiras; entonces no hay necesidad de mentir descaradamente porque se ha adormecido la conciencia de la verdad. Y desde luego el mundo pacifista e inversionista no tiene tiempo, ni la tecnología para lanzarle bombas de ética al dictador.

¿Cómo se resiste a la banalidad maligna de Maduro desde nuestra vida civilizada? Apartándonos de la vorágine cotidiana y deteniéndonos apensar en las cosas que nos rodean, especialmente cómo se manipula un escenario político para justificar, por parte del agresor, todas las monstruosidades humanas; y cómo lo permiten los observadores, en nombre de reglas internacionales. Si somos superficiales con respecto al régimen tanto mayores serán las probabilidades de ceder ante el mal,o volvernos indiferentes; pues estamos al borde de una crisis en la que se deben tomar decisiones morales que comprometen nuestra seguridad, la estabilidad política de Colombia y los mezquinos intereses de sus enemigos. Por eso en Venezuela todo un pueblo sufre y el mundo entero mira sin sentir el dolor del otro; porque no es un exterminio como el del holocausto judío: fotografiado, investigado, denunciado hasta la saciedad, recordado, repudiado por el sentir espontáneo y la academia, publicitado, con consecuencias para los victimarios y su país, etc.; porque sobre ese tema se PIENSA MUCHO y se ha convertido en una verdad cultural e histórica.

No sucede así con Venezuela. Hay millones de tragedias que Hollywood no recoge porque al exterminio solo se le procesa cuando toca los intereses de la élite mundial. En cambio el problema político venezolano es el de un país del tercer mundo que, por ser petrolero, se le tiene en cuenta, pero hay intereses mayores que la seguridad alimentaria de un pueblo; y porque los maestros castristas del exterminio y el sometimiento conocen bien su profesión como espías desinformadores. TODO LO ANTERIOR IMPIDE UNA MIRADA POLÍTICA EMPÁTICA Y EFECTIVA SOBRE VENEZUELA.

¿Pero cómo puede Guaidó enfrentar a Maduro y restablecer la esperanza venezolana? Siguiendo el ejemplo de la vida de Franklin Delano Roosvelt, un gran ejemplo de empatía que inspiró a su generación. Durante la Gran Depresión, los estadounidenses aprendieron una lección: un presidente por sí solo no podría "arreglar" una economía destruida o solucionar la polarización. Tales problemas eran más grandes y más complejos que cualquier hombre, partido o ideología. Pero Roosvelt sí podía, mediante sus alocuciones llegar directamente a los corazones norteamericanos, a sus casas destartaladas y apartamentos estrechos, a través de la radio. Narró y explicó la confusión que los rodeaba; no endulzó el café amargo, no condenó ni simplificó demasiado. Roosevelt se conectó con su público a través de una conversación abierta sobre lo que aquejaba al país.

Al convertirse en un vehículo de los temores de la gente, Roosevelt canalizó esas inquietudes hacia acciones colectivas positivas: depositar los ahorros familiares en los bancos, construir escuelas, plantar árboles y muchas otras actividades públicas de reconstrucción. He aquí un ejemplo de lo que hacía Roosvelt en sus charlas:

"Quiero hablarles unos minutos sobre la banca", dijo Roosevelt al inicio de su primera "charla informal" el 12 de marzo de 1933. "Quiero contarles lo que se ha hecho en el los últimos días, por qué se hizo y cuáles serán los próximos pasos.” De esa manera la gente sentía que participaba en el gobierno y en la reconstrucción de su nación. Roosevelt no actuó como un salvador, sino como un motivador público de los que Abraham Lincoln, llamaba los "mejores ángeles de nuestra naturaleza". Dicen los historiadores que debido al polio que lo confinó a una silla de ruedas, pasó de ser un personaje arrogante a alguien accesible a todo el mundo.

Los primeros 100 días fueron un término que el presidente FDR llegó a personificar; un ejemplo de dinamismo y efectividad que constituyen el verdadero liderazgo. FDR fue elegido en una situación de crisis y su trabajo consistía en rescatar al país de la Gran Depresión y lo logró en gran medida. Creo que cualquier nuevo líder en sus primeros 100 días, especialmente si está involucrado en una crisis, puede aprender mucho de FDR, tanto por su enfoque proactivo como por su empatía.

En su discurso inaugural, FDR identificó las condiciones desesperadas y las circunstancias miserables a las que los estadounidenses se enfrentaban y prometió “actuar y actuar inmediatamente.” Luego llevó a cabo una serie de acciones EFECTIVAS y extraordinarias que ningún presidente había hecho. (En 1923 los alemanes pasaron por una hiperinflación que fue una de las causas de la segunda guerra mundial.)

Resultado de lo anterior fue una respuesta sin precedentes de la ciudadanía: casi medio millón de cartas llegaron a la Casa Blanca esa semana. Las bolsas de correo estaban llenas de notas de los estadounidenses que expresaban su agradecimiento por la tranquilidad que les brindaba el presidente. Después de esa semana, la sala de correo de la Casa Blanca tuvo que aumentar su personal de un empleado de tiempo completo, a setenta. Realmente Roosvelt se había ganado la condecoración viva y real de ser el Primer Motor de Estímulo para el país. POR ESO GANÓ CUATRO ELECCIONES PRESIDENCIALES SEGUIDAS, SIN TRAMPAS; POR SER UN LÍDER DE INCREÍBLE EMPATÍA CON SU GENTE.

Pero lo de FDR funcionó con su política del New Deal porque los norteamericanos, a pesar de todos los problemas tenían libertad y no tenían un enemigo interno que saboteara los esfuerzos de Roosvelt. ¿Por qué se me ocurrió hablar de Roosvelt? Porque Roosevelt perdura como el símbolo de lo que pasó durante una generación: tanto la Depresión como la guerra, igual que Venezuela. De ahí que la presente generación de venezolanos tenga el deber patriótico de enseñarles a las generaciones venideras por qué pasó lo que está ocurriendo: el apocalipsis más oscuro de la historia venezolana. Y para contar esa historia los venezolanos tienen que ser libres y veraces.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar