Fueron las Farc

Y tan grave como el atentado es que se quiera absolver a las Farc de su responsabilidad para esconder lo inmoral que resulta el estar negociando con ellas.

Es muy curioso que el atentado que sufrió el exministro Fernando Londoño Hoyos, hace una semana en Bogotá, haya suscitado las mismas hipótesis fantasiosas del carro bomba que estalló frente a las instalaciones de Caracol Radio en agosto del 2010.

Un locutor de esa cadena adujo que esa bomba provenía de sectores de ultraderecha muy cercanos al expresidente Uribe, y analistas de izquierda argumentaron que la extrema derecha dizque tenía el propósito de torpedear una incierta negociación con la guerrilla y sabotear el relanzamiento de relaciones diplomáticas con Venezuela.

En esta ocasión ocurrió algo similar. La izquierda salió rápidamente con el argumento de que el atentado contra Londoño era un mensaje en contra de la aprobación del marco legal para la paz, que se iba a votar ese mismo día en el sexto de los ocho debates requeridos. Todo un contrasentido, porque Londoño ha sido uno de los mayores críticos de esa iniciativa y porque él es caracterizado como uno de los más conspicuos faros de la derecha colombiana. Por tanto, asesinarlo, así fuera para desestabilizar al país, no tiene sentido; si ese fuera el objetivo, habrían atentado contra alguien de la otra orilla, no contra un 'amigo'.

Lamentablemente, el gobierno de Santos ha preferido acogerse a esta versión que aceptar la verdad: que el atentado lo cometieron las Farc y que poco o nada les importa que Santos se esté jugando su lugar en la historia agenciándoles gabelas que, en vez de paz, les traerán más sufrimientos a los colombianos. Y se acoge a esa versión, porque aceptar la verdad traería como consecuencia la cancelación obligada de cualquier acercamiento de paz con las Farc: tendría Santos que tirar la llave al mar.

Pero es que así le paga el diablo a quien bien le sirve. Así como se demostró que el carro bomba de Caracol fue detonado por las Farc, con el atentado contra Londoño Hoyos va a ocurrir lo mismo, porque todos los indicios apuntan hacia allá y fueron inequívocos desde un comienzo, aunque el Gobierno no lo quiera reconocer. 1) El que se hallara un carro bomba en la mañana, en manos de un 'desmovilizado' de las Farc. 2) El que se usara una nueva técnica criminal como las bombas 'lapa', en la que tienen vasta experiencia grupos extremistas como la Eta y el Ira, que en el pasado han entrenado a las Farc y les han transferido tecnología. 3) Que la víctima fuera el exministro Londoño, quien ha sido un objetivo militar de alto valor para las Farc desde hace mucho tiempo, acaso solo superado por el mismo expresidente Uribe.

Por otra parte, es infantil argumentar que las Farc no saben hacer inteligencia urbana y que los 'paras' sí, con lo que se concluye que si las Farc tuvieron alguna responsabilidad fue en asocio con bandas criminales o sectores de ultraderecha. Algo ridículo si se considera que las Farc han ejecutado exitosos operativos urbanos, como el del secuestro del edificio Miraflores en Neiva, el del atentado contra el club El Nogal, el secuestro de los diputados del Valle o el del avión en el que viajaba el senador Gechem, con el que se dieron por concluidos los diálogos del Caguán.

No, ahora los centros urbanos son el nuevo objetivo de las Farc; tumbar pueblos en Cauca y atacar patrullas policiales en Caquetá no tiene la misma repercusión que hacer atentados en la capital.

Finalmente, recordemos que el accionar de las Farc no obedece a la lógica racional que nos es más o menos común a todos, su juicio es desquiciado como el de quien ha perdido contacto con la realidad. Si algún mensaje contenía el hecho de atacar en plena discusión del marco para la paz, era el de callar a los opositores de ese engendro, que equivale a decir al uribismo.

Y tan grave como el atentado es que se quiera absolver a las Farc de su responsabilidad para esconder lo inmoral que resulta el estar negociando con ellas.

SAÚL HERNÁNDEZ BOLÍVAR
@SaulHernandezB

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