GHANDI, PALESTINA, EL PUEBLO JUDÍO, LA NO VIOLENCIA Y EL LIDERAZGO FALLIDO DE OCCIDENTE

Un cobarde es incapaz de mostrar amor; hacerlo está reservado para los valientes.

Mahatma Gandhi.

Escribía Mahatma Gandhi al filósofo judío Martin Buber en 1938 una carta en la que expresaba su admiración por las realizaciones culturales de los judíos, veía con preocupación la migración judía hacia Palestina y lo que sospechaba ocurriría como una tragedia humanitaria. Decía: “Palestina pertenece a los árabes en el mismo sentido que Inglaterra pertenece a los ingleses o Francia a los franceses. Es incorrecto e inhumano imponer los judíos a los árabes. Lo que está sucediendo actualmente en Palestina no se puede justificar por ningún código moral de conducta. Los Mandatos no tienen ninguna otra sanción que la de la guerra pasada. Sería seguramente un crimen contra la humanidad reducir a los orgullosos árabes para poder restaurar Palestina a los judíos en parte o enteramente como su hogar nacional.” Lo decía, habiendo afirmado antes que: “Mi simpatía no me ciega a los requisitos de la justicia. El reclamo de un hogar nacional para los judíos no me convoca para nada. La justificación para ello se busca en la Biblia y en la tenacidad con la cual los judíos han persistido después de su retorno a Palestina. Pero, ¿por qué no pueden, como otros pueblos de la tierra, convertir en hogar al país donde han nacido y donde ganan su sustento?”

Como sabemos, a la visión de Ghandi se impusieron otros intereses que dieron origen al desastre palestino en 1948 conocido como la Nakba palestina, equivalente al Holocausto judío o Shoá, como prefieren llamarlo los filosemitas.

¿Qué sucedió? Un viento de admiración por las realizaciones del nuevo estado se extendió entre quienes no conocían el drama diario de los habitantes de una patria forzada y una diáspora que hizo cundir el dolor de ser expulsado de su tierra palestina. Es lo mismo que les pasa  a los cubanos y venezolanos en el exilio, y lo que nos puede suceder a nosotros.

Soñaba Gandhi con la paz al decir: “Dejemos a los judíos que proclaman ser la raza elegida que prueben su título eligiendo el camino de la no-violencia para justificar su posición en la tierra. Cada país es su hogar, incluyendo Palestina, no por medio de la agresión sino por medio del servicio amoroso.”

Pero Gandhi desconocía que en medio de ese ideal corría un oculto veneno que llegó a sintetizarse en el Talmud, como una cultura de odio hacia los gentiles o ‘goyim’. Cuando le he señalado este aspecto a algún benevolente amigo judío, me ha dicho que eso eran cosas pasadas. No es verdad. Siguen presentes.

El 25 de junio de 1982, citado por Annon Kapeliouk, el Primer Ministro de Israel, Menachem Begin (1977-1983), Premio Nobel de Paz de 1978, declaró en un discurso al Knesset (Parlamento israelí) lo siguiente: “Nuestra raza es la Raza Maestra. Nosotros somos dioses sobre este planeta. Somos tan diferentes de las razas inferiores como ellos lo son de los insectos. De hecho, comparados con nuestra raza, las otras son bestias, ganado como mucho. Las demás razas son consideradas como excremento humano. Nuestro destino es gobernar sobre las razas inferiores. Nuestro reino terrenal será gobernado con vara de hierro por nuestro líder. Las masas lamerán nuestros pies y nos servirán como nuestros esclavos.” Entonces ¿Qué diferencia hay entre esta concepción supremacista  satánica, y la dictadura de una idea totalitaria, llámese nazismo, comunismo, sionismo, o lo que sea?

Debido a que en los altos círculos del poder político mundial la respuesta a este pensamiento desnaturalizado tiene que darse dentro de lo correcto, el discurso remplaza a la justicia; la locura se enuncia como escenario de guerra posible, los especialistas debaten en los ‘think tanks’ hasta que el mal explota ante nuestros ojos como resultado de ese pensamiento, cuando ya es muy tarde.

En marzo de 2002, Alan Morton Dershowitz publicó un artículo en The Jerusalem Post titulado "Nueva Respuesta al terrorismo palestino." En ella, proponía que Israel debería anunciar un cese unilateral en represalia, al final de los cuales sería "anunciar precisamente lo que haría en respuesta al siguiente acto de terrorismo. Se podría decir que ante el primer acto de terrorismo tras la moratoria significaría la destrucción de un pequeño pueblo que se haya utilizado como base para las operaciones terroristas. A los residentes se les daría 24 horas para salir, y luego tropas entrarían y demolerían todos los edificios.” La lista de objetivos sería hecha pública con antelación. La propuesta atrajo la crítica de la Universidad de Harvard a la que se unieron prestigiosas instituciones. James Bamford argumentó en The Washington Post que se estaría violando el derecho internacional. Norman Finkelstein escribió que "es difícil distinguir la diferencia entre los políticos defensores de Dershowitz y la destrucción nazi de Lidice, por el que expresa tanta  repugnancia, excepto que los judíos, y no los nazis, serían los que estarían llevando a cabo esta estrategia.”

Presenciamos hoy la misma estrategia frente a la que se argumenta la auto defensa, pero se omite que hay un agente provocador permanente cual es el desarrollo histórico del conflicto que ha generado sanciones permanentes de la ONU, ignoradas por Israel. La opinión pública ignora que la Resolución 242 adoptada por unanimidad en el Consejo de Seguridad el 22 de noviembre de 1967, seis meses después de la guerra de los seis días, “exige la instauración de una paz justa y perdurable en Oriente Medio”, que pasa por “la retirada del ejército israelí de territorios ocupados durante el reciente conflicto” y el “respeto y reconocimiento de la soberanía y la integridad territorial y la independencia política de cada Estado de la región, y su derecho a vivir en paz en el interior de fronteras reconocidas y seguras, al abrigo de amenazas y actos de fuerza”. Esto se ha ignorado para la posibilidad de un Estado Palestino, junto con otras 26 resoluciones durante 47 años. ¿Y qué tiene eso que ver con Colombia? se preguntarán. Pues, si ante nuestros ojos hay un elemento evidente de impunidad, ¿qué podemos esperar de la efectividad de la justicia internacional contra un grupo terrorista como las Farc? Es nuestra propia justicia, tan cuestionada, la que nos debería garantizar la civilidad de los compromisos.

Y si aquí en Colombia acusan a la ultraderecha de no sé qué, y hablan de pura sangre, invito a los izquierdistas criollos que se tomen un tinto con la hermosa e ignorante parlamentaria Ayelet Shaked del partido sionista La Patria Judía, partidaria del exterminio palestino, quien propuso el viernes 18 de julio pasado: "Todos los palestinos son nuestros enemigos y deben morir, su sangre debe estar en nuestras manos", agregándole “hay que matar a todas las madres de Palestina para que no nazcan más terroristas."

Judíos y palestinos han hecho muchos intentos por negociar la paz. ¿Por qué no lo han logrado? Los israelíes piden ser reconocidos como estado y las negativas palestinas sólo se leen como odio soslayando los reclamos históricos. ¿Qué pasaría con los palestinos obligados a refugiarse en otros países y que volverían a reclamar sus tierras en manos de otros? ¿Se parece a Colombia? ¿Qué pasaría con las resoluciones sancionatorias de la ONU que no se han cumplido? ¿No se parece a Colombia con negociaciones que avalarían una impunidad de las Farc? A los nazis que quisieron exterminar al pueblo judío en Europa se les sancionó en Núremberg. ¿Se sancionaría a los que hicieron masacres en el Líbano, en Gaza, en Colombia? Las reservas de gas que hoy están frente a las costas de Gaza ¿de quién serían?

El primer ministro israelí  Netanyahu ha dicho que apoya la igualdad de derechos para los israelíes árabes: “20% de los israelíes son árabes. Ellos igualmente votan por el Knesset (Parlamento). Ellos pueden ser elegidos. Hay miembros del Parlamento que son árabes y yo apoyo la igualdad de derechos para ellos”. Sin embargo, también dijo que como un Estado-nación, Israel es el Estado-nación judío. “Así que si no conseguimos el reconocimiento de los palestinos, (y para eso tendrían que convertirse al judaísmo)  en esencia, nos están diciendo que les demos su propio Estado y ahora quieren la mitad de nuestro Estado. Bueno, sería un Estado y medio para los palestinos y sólo la mitad de un Estado judío”.

Esta posición de Netanyahu ha sido criticada incluso por el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, quien es además el principal impulsor del proceso entre Israel y Palestina y a quien se le escuchó decir, en un desliz frente a micrófonos abiertos: “Es una ‘hijuemadre’ y bárbara operación milimétrica la que están haciendo en Gaza, le dijo a un alto asesor por su teléfono celular. Tenemos que ir allí. Creo que deberíamos ir esta noche. Es una locura que se sienta alrededor".

"Secretario Kerry, cuando usted dijo que es una operación milimétricamente hijuemadre y bárbara, ¿le molesta que los israelíes estén llevando las cosas  demasiado lejos", preguntó Wallace, un periodista.

Kerry bajó la cabeza con disgusto en el momento en el que Wallace le dijo que iba a reproducir la cinta y tomó compostura  para una respuesta diplomática. "Creo que es muy, muy, difícil en estas situaciones, obviamente, muy difícil, Chris", dijo. “Israel tiene el derecho a entrar y sacar a Hamas de los túneles" y el Gobierno "apoya el derecho de Israel a defenderse contra los cohetes que siguen cayendo".

Tenemos entonces que en su conciencia, en la que fue pillado, Kerry critica el ‘cómo’ de Israel, pero frente al público menciona el derecho. Los niños heridos y huérfanos, las viudas sin techo, no entienden el derecho, sino el cómo. Pero si esta operación está dirigida por personas que piensan como Menachem Begin, (Premio Nobel de Paz) Alan Morton Dershowitz, Ariel Sharon, la diputada Ayelet Shaked y otros, el pobre Kerry no tiene nada que hacer. Tenemos entonces que el problema es complejísimo, PERO SI NO EXISTE HONESTIDAD RADICAL ENTRE LOS NEGOCIADORES ni de parte de sus seguidores, ENTONCES ES INSOLUBLE. Así es muy difícil cualquier arreglo de conflicto o postconflicto. ¿Suena familiar la cosa? Mahatma Gandhi nos parece hoy como de otro planeta, pero se le cita profusamente. Por eso la paz es un sueño; es lo único honesto que hemos dicho. Hay que tenerlo en cuenta para el próximo ‘Congreso de la paz.’

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