Gracias nicolás

Aunque suene raro, sí se trata de Nicolás Maduro, el nuevo mejor amigo de Juanpa (como le gusta que le digamos). Las gracias se las doy porque ha hecho ver con claridad lo que muchos colombianos mermelados y mamertos no han percibido o, han recibido tanto, que no se quieren dar cuenta del futuro negro que nos espera.

Nicolás Maduro, el del segundo de milímetro, el del pajarito de Chávez, mal copiado por Juanpa (como le gusta que le digamos), el del trabajo “las treinta y cinco horas del día”, el de la multiplicación de los panes y los penes, les está mostrando a estos mamertos y mermelados la realidad del personaje que ellos defienden.

La realidad es la debilidad de nuestro mandatario; débil con la guerrilla, débil con sus funcionarios, débil con la opinión pública. Tan cierto es lo que digo, que una persona del común, cuando le comenté que a Juanpa (como le gusta que le digamos) le faltan pantalones refiriéndome al caso de Venezuela, me dijo: “¿Será que cuando lo operaron de la próstata le sacaron también las…? bueno, no me atrevo a decir. Esa es la percepción de la gente.

Maduro expulsa a los colombianos de Venezuela. No importa si son mujeres y niños, no importa si son trabajadores que llevan mucho tiempo en ese país hermano, basta con ser colombianos. Los saca de su casa sin darles tiempo de empacar sus pertenencias, los manda para la frontera y hace poner una marca en esa casa, una D, que quiere decir que hay que demolerla. Ni siquiera podrán regresar a su propiedad porque ya dio la orden de tumbarla. Juanpa (como le gusta que le digamos) tranquilo, se pronunció con la debilidad de siempre. Solo manda a su ministro del Interior y a la ministra de Relaciones cuando se entera de que el presidente (ese sí merece el título) Uribe va a viajar a la frontera para hablar con sus compatriotas deportados.

Es una debilidad que da vergüenza, la debilidad de quien no puede argumentar, del tahúr que debe mentir ante un juego que lo tiene perdido.

No llama al embajador que lo representa ante el gobierno del dictador. No dialoga con el embajador del gobierno más amigo. Tiembla ante el más mínimo grito del gobernante de las frases inteligentes y célebres.

Ambos gobernantes indignos del mandato que les concedió el pueblo. El uno que quiere ganarse la opinión que ha perdido por su incapacidad, por su ignorancia en cuestiones de gobierno, por su falta de preparación no puede ser digno para el cargo que ocupa. El otro, el nuestro, que llegó al poder por segunda vez gracias a unos resultados electorales dudosos, impregnados de mermelada, apoyado por una guerrilla narcotraficante armada y amenazadora contra quienes no querían un segundo mandato de un presidente entregado a la subversión, no puede representarnos con dignidad en el más alto cargo de la democracia.

La debilidad e incapacidad para actuar de Juanpa (como le gusta que le digamos) nos lleva a la peor situación que el pueblo colombiano haya vivido en su historia.

¿No habrá alguien que pueda salvarnos?.

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