¿Hacia dónde vas país?

¿Quo vadis, dómine? No hace mucho tiempo se empleaba esta pregunta en latín en los corrillos cultos, no solo universitarios, sino en los medios corrientes. El país nos hace sufrir de pesimismo y desaliento por las confusas palabras y actitudes de los altos dirigentes, especialmente del Presidente.

A raíz de la salida-entrada del General Mora Rangel, es decepcionante la personalidad de quien se derivan preguntas sin respuestas claras, como son decepcionantes los altos mandos militares actuales, donde solo brillan las charreteras y condecoraciones, pero no las palabras ni la abstinencia de luces sobre la nación. Por supuesto que la Fuerza Pública no es deliberante en materia electoral y política, pero son tan pobres las cabezas del mando militar, que el Ministro de Defensa es un sol al lado de ellas. Como el General Mora Rangel no es un militar activo ni le debe obediencia cuartelera al Presidente son los nombrados quienes deben explicarnos a todos los ciudadanos sobre los siguientes temas que están ligados a la seguridad nacional.

1. Al suspender la actividad militar de la Fuerza Aérea Colombiana y de la aviación del Ejército en materia de bombardeos a las columnas y campamentos de las Farc, se tiene el resultado del cese bilateral del fuego, vital para las Farc, para mostrar correspondencia a su iniciativa. Luego las tropas constitucionales estarán en sus cuarteles y hangares, pero la guerrilla queda con la capacidad de moverse clandestinamente y refrescar sus fuerzas y armamento.

2. Se está preparando una reforma sustancial para suprimir el servicio militar obligatorio, de tal suerte que la infantería del Ejército y de la Armada recortarán sus hombres a la mitad.

3. Los acuerdos internacionales que se han venido gestando en esta administración con OTAN y obviamente con la ONU, por hacer parte de esta última organización, tienen el compromiso de enviar batallones de nuestra Fuerza Pública a los sitios de conflictos o guerras, tal como estamos en el Sinaí, como fuerza internacional para la paz entre naciones.

4. Al parecer por problemas financieros, se han suspendido los contratos con los hombres de inteligencia externos, es decir, con un amplio grupo de individuos con experiencia en esta especialidad. Si a ello sumamos que las plataformas aéreas de investigación, detección y focalización del enemigo han sido reducidas casi en su totalidad, se deduce que tenemos unas Fuerzas Amadas ciegas.

5. Está en camino la reestructuración del Ministerio de Defensa que indirectamente satisface a los invitados en La Habana. La policía pasa a un nuevo Ministerio de la Seguridad, una institucióncivil reforzada, mientras los militares serán dedicados a fronteras y a las obras civiles de infraestructura.

Con estas anotaciones la Fuerza Pública de la República sufrirá unos cambios de fondo. La policía quedará expuesta a los intereses de los políticos. El Congreso que mediante una de sus comisiones da el visto bueno para los ascensos al generalato, tendrá la posibilidad mayor de hacer clientelismo.

Con los cambios en el horizonte cercano, ya no importa si el silente General Mora Rangel se queda o se va, porque el ideólogo del chaparrón, Sergio Jaramillo, es la autoridad elegida para dar estos pasos. Ya sabemos que el “quo vadis Sergio” tiene la sartén por el mango, es decir, tiene la pistola al cinto de las reformas que le gustan las dos partes: las Farc y el Gobierno Santos.

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