Hay que hacer partido

A nadie le queda la menor duda de que el uribismo es la primera fuerza política del país. Solamente por medio de un estruendoso fraude que copiando el lema de las Farc utilizó a todas las formas del mismo, desde la mermelada, la coacción, las irregularidades etc. hasta lo que desde el año pasado venía advirtiendo, la introducción del fraude electrónico, por medio del abultamiento del registro electoral a través de la biometría.

El Presidente Uribe, confirmando una vez más la reciedumbre del gran estadista y del líder que piensa en las próximas generaciones, ha hecho lo que a muchos les da temor: denunciar a los cuatro vientos ese fraude y se apresta a dar la lucha frontal contra el mismo.

Es impresionante el tenor del sentimiento de adhesión popular a Uribe, ni la más disparatada coalición que va desde los criminales de lesa humanidad de las Farc, sus brazos políticos la UP, la Marcha Patriótica y el Polo, el petrismo y los partidos de la mermelada nacional, pudieron impedir que el uribismo se constituya en la mayor fuerza política del país. Pues aún con el fraude JMS no pudo sino sacarle 900.000 votos al uribismo, muy probablemente esa diferencia es justamente producto del fraude y la coalición será casi imposible para Santos mantenerla, pues los intereses contrapuestos de sus integrantes hará que explote intempestivamente, pues no me explico cómo conciliar los intereses de los ultrosos con el excremental Gerlein, además de que el rosario de promesas de Santos para complacer a todo el mundo será imposible de cumplir. ¡No hay mermelada para tanto!

Ya tenemos petardos en Bogotá, en la semana posterior a los comicios las guerrillas recrudecieron sus ataques a la población civil confirmando que su objetivo no es la paz y el hay que creerles de Juan Manuel Santos retumbará en los oídos de la porción del pobre pueblo colombiano que ingenuamente haya creído que la paz está de un cacho. Volveremos dentro de muy poco a la situación del Caguán, la Seguridad Nacional estará peligrando fuertemente y se hará necesario que Colombia retome el rumbo con un gobierno que sostenga la política de Seguridad Democrática.

De manera que reconquistar el poder para el uribismo no será una tarea difícil si éste cumple con dos objetivos: impedir la implantación definitiva del fraude electoral propiciado por el Foro de Sao Paulo y constituirse en un verdadero partido que atraiga a la inmensa mayoría de colombianos que no quiere a las Farc ni sus secuaces.

Pero el partido uribista, el Centro Democrático, no puede ser cualquier partido. La experiencia del Partido de la U no se puede repetir. Es indispensable constituir un partido de masas, no de cuadros, donde el poder resida en las bases, con una gran democracia interna, con pluralismo, respetando el debate interno, y sobre todo impidiendo que una cúpula en Bogotá tenga las riendas del partido en todo el país.

Para cumplir con este objetivo la primera tarea que se nos presenta en el Centro Democrático es la elaboración de unos estatutos que se ciñan estrictamente a los principios fundamentales arriba mencionados. Confiamos plenamente en el liderazgo del Presidente Uribe para conducir esa tarea y sabemos que desde ya él y todos nosotros sus fieles seguidores nos pondremos a trabajar para hacer un gran partido que enfrente valerosamente la amenaza del castrochavismo en Colombia. ¡manos a la obra!

Director editorial pensamientocolombia.org

@alopeznunez

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