Hay que impedir la reelección de Santos

Ya pasamos la primera batalla electoral del 2014. Dos hechos destacan en ese evento:

1) la pérdida de la mayoría de Santos y la Unidad Nacional, a pesar del megafraude electoral cometido antes, en y después de la elección.

2) El resonante triunfo de Uribe y el Centro Democrático al obtener 19 Senadores (esperamos en el escrutinio subir esta cifra al menos a 22) y consolidarse como la gran fuerza política parlamentaria.

Dentro del objetivo de impedir la instauración del Socialismo del Siglo XXI, este resultado tiene una importancia definitiva: el farcsantismo no dispone de la mayoría para legislar a favor de los criminales de lesa humanidad de las Farc, como lo hizo en este período aprobando el Marco Jurídico de la Impunidad. Ya el farsante Roy Barreras no tendrá una banda de áulicos que le apruebe una propuesta en contra del gran interés nacional como lo fue el mencionado Marco.

Pero ese triunfo no es suficiente, nos queda una segunda y definitiva batalla electoral en apenas 2 meses: La elección presidencial. Contrario a la experiencia en otros países e incluso en la misma Colombia en otras ocasiones, estamos partiendo de cero en esta contienda, puesto que nada está definido, de acuerdo con las encuestas de opinión pública.

En efecto, TODAS coinciden en los siguientes datos:

1). Existe una gran apatía en el electorado, demostrada en que alrededor de la mitad de los votantes se declaran por el voto en blanco o indecisos.

2). El Presidente Santos se encuentra desde el año pasado estancado en porcentajes por debajo del 30%.

3). El resto de los candidatos no ha arrancado, encontrándose, según las encuestas, en un casi empate técnico alrededor del 8%.

Dados estos datos y los resultados de la elección parlamentaria podríamos concluir en el siguiente escenario electoral:

1). El voto en blanco demostró no tener la contundencia que muestra en las encuestas, podemos inferir entonces que se desinflará sensiblemente en las elecciones presidenciales.

2). De acuerdo a que decidan estos electores que dicen votarán en blanco, podrá haber dos escenarios: a) una descomunal abstención, b) que estos decidan votar por algún candidato.

3). La abstención favorece al Presidente Santos, por tener la mayoría relativa, se le haría más fácil ganar.

4). La lógica nos dice que los indecisos y probables votantes en blanco, están descontentos, por lo tanto son opositores, luego en caso de decidirse a votar lo harían contra Santos.

De estas premisas concluimos que el Presidente Santos tiene la primera opción pero no tiene ni remotamente asegurado el triunfo. Depende de la campaña electoral que se acaba de iniciar el que los indecisos se aglutinen a favor de algún candidato. Pero dado que ninguno de ellos se ha destacado por encima de los otros, es razonable prever que ningún candidato se convertirá en un fenómeno electoral; por lo tanto para impedir el triunfo de Santos, es imperativo la unión de los candidatos que tienen afinidad con las ideas uribistas.

He insistido en que ello se debía hacer antes del plazo legal para hacer alianzas, éste ya pasó y nada sucedió. Reitero que el liderazgo político colombiano tiene el deber de bloquear la llegada del Socialismo del Siglo XXI a nuestra Patria, por lo tanto tienen que hacer todo lo que esté a su alcance para impedir la reelección de Santos. Sería altamente trágico que la egolatría y los intereses particulares privasen sobre el interés nacional, concluyo repitiendo HAY QUE IMPEDIR LA RELECCIÓN DE SANTOS, y para ello se debe hacer todo lo que sea posible dentro de las reglas del juego democrático.

Director editorial de pensamientocolombia.org

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