Herederos y traiciones

El Presidente debería alertarse: por sus formas, por el tonito y el carácter de sus alianzas en las regiones, el vice parece ser más el heredero del expresidente senador que de un gobierno en clave de negociación y fin de la guerra.

El Vicepresidente de la República es un hombre vilipendiado por sus malquerientes, dice el abogado Lombana, su amigo, quien por estos días está al frente de la defensa política de Germán Vargas Lleras. Y sale en su defensa porque a decir verdad, del Vice y candidato Lleras se dice de todo. De todo malo.

De un lado se critica el uso y el abuso publicitario de obras construidas con dineros públicos que sin decirlo, promueven la imagen del aspirante a la presidencia para el período 2018-2022. La muy sutil asesoría en comunicaciones se cuida de no usar su nombre de pila de manera directa en las propagandas pero es innegable que él y su intención presidencial son beneficiados con las mismas.

En esta época de construcción de alianzas políticas con miras al debate electoral de octubre, chequera pública en mano, el vice deambula por departamentos y capitales. Por donde pasa, se consolidan candidaturas afines a sus intereses en el 2018, sin importar antecedentes judiciales o visos de criminalidad y peor aún, que estén o no articuladas al esfuerzo principal del Presidente que según lo dicho es cerrar el conflicto con las guerrillas para construir la Paz.

Es cierto que al fin de la guerra con las FARC habrá que adelantar programas de infraestructura física en zonas marginalizadas por décadas, pero el insumo más importante en la construcción de la paz será fortalecer la voluntad de reconciliación entre los colombianos y no los contratos de cemento, hierro y ladrillo que marcan la gestión del hoy vicepresidente.

De otro lado al Vice se le acusa de malgeniado, burdo y hasta patán. La verdad es que el hombre regaña a diestra y siniestra, habla con un tonito subido al tiempo que entrega casas a mujeres de feliz sonrisa, a niños que saltan de alegría en cada foto a su lado. Lo hemos visto, también acompañado de su homologo de Ecuador entregando casas en Medellín, poniendo la primera piedra de Fazenda, un desarrollo empresarial en Puerto Gaitán al que horas después, el ministro Cárdenas, también aspirante a la Presidencia, le pone otra primera piedra. El vice, participa de un foro con candidatos a la alcaldía de Bogotá en el que aprovecha para hacer campaña veladamente contra las ideas del gobierno saliente, que según su criterio no deben tener continuidad.

En fin, peleador, inescrupuloso jefe de debate regional, este Germán se ha convertido desde la Vicepresidencia en un dador de beneficios que ministerios como Vivienda, Transporte, la Agencia Nacional de Infraestructura, la Aeronáutica Civil y el Fondo Nacional del Ahorro deben brindar como parte de su tarea institucional. No hay que negarlo, el imaginario que se está construyendo es que el señor Vicepresidente es un Mecenas total: sonríe, entrega, inaugura. Mecenas como ninguno. Pero no. Debo corregir porque Mecenas es el nombre que se daba a quienes con el dinero de su bolsillo financiaban a artistas e ilustrados de diversas disciplinas, para que sin las preocupaciones económicas de los mortales pudieran dedicarse a crear, escribir, imaginar, pintar. Con su dinero, los mecenas buscaban fortalecer las ciencias o las artes porque les gustaba o porque querían satisfacer curiosidades intelectuales o incluso simplemente porque querían dejar su impronta a través de un tercero con mejores calidades.

En el caso del Vice, es diferente.  Él no es un Mecenas. Los desarrollos que el Estado realiza con el dinero de todos no son adjudicables a la voluntad, decisión o capacidad individual del “ejecutor”, apelativo con el que fue promovido por el propio Presidente. No esta bien que un funcionario y su equipo se apropien de los resultados de la acción estatal como si obedecieran a la voluntad del individuo.

El Presidente debería alertarse: por sus formas, por el tonito y el carácter de sus alianzas en las regiones, el vice parece ser más el heredero del ex-presidente senador que de un gobierno en clave de negociación y fin de la guerra.

Aunque pensándolo bien, la traición y el engaño han sido el condimento más utilizado por quienes ejercen el poder y la política en Colombia.

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