INDIGNACIÓN CRECIENTE

Escribo con indignación creciente. En Venezuela celebramos el Día Nacional de la Juventud, todos los 12 de febrero. Se trata de la conmemoración de la Batalla de La Victoria, pueblo del Estado Aragua cercano a Caracas, en 1814. Doscientos años nos separan de aquella jornada heroica de estudiantes y seminaristas. Bajo el mando del general patriota José Félix Ribas, los jóvenes de la época marcaron una pauta sostenida hasta el día de hoy. Se trata del rechazo activo a toda dictadura, independiente del signo ideológico o de los intereses que representen. Los estudiantes han sido fundamentales en las luchas contra dictaduras como la de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez en el siglo pasado, y otras, en oportunidades anteriores.

Pues bien, ahora el país padece la dictadura del nuevo tiempo, bajo la coartada retórica del socialismo del siglo XXI. El gobierno comunistoide, dirigido por el gobierno cubano, se tambalea por ineficacia y corrupción. Apela a la represión abierta y a la violencia institucional, como único camino para mantenerse. Asfixia o, simplemente elimina, medios de comunicación independientes. Reprime a los trabajadores de la prensa escrita que protestan por el control del régimen sobre el papel indispensable para cumplir con la pauta diaria, insulta a los dueños, directores y principales de ellos y amenaza a todos cuantos expresan solidaridad.

La celebración de este nuevo aniversario de la Batalla de la Victoria, fue masiva y definitiva. El estudiantado universitario se lanzó a la calle en Caracas y las capitales más importante de Venezuela. Centenares de jóvenes expresaron su solidaridad con los medios de comunicación, básicamente, exigiendo la libertad de decenas de compañeros detenidos, mantenidos en situación incierta. Las manifestaciones fueron pacíficas y sin armas. De ella podemos dar fe quienes las seguimos de cerca, los pocos medios independientes que van quedando y los corresponsales internacionales. Algunos de estos últimos agredidos y sus medios silenciados por la fuerza o excluidos de las pantallas de TV, como es el caso de NTN24. Al final, actuaron las bandas armadas del régimen, los llamados “colectivos revolucionarios”, armados hasta los dientes. Mataron, hirieron y acosaron a manifestantes y mirones inocentes. Saquearon y destruyeron propiedades oficiales para que el alto gobierno arremetiera contra los dirigentes que convocaron las marchas. Desde el martes y hasta este momento, escribo en viernes, los estudiantes se mantienen en la calle, protestando por lo sucedido y exigiendo la libertad de las decenas de presos y secuestrados.

En ilegales cadenas de radio y tv, se acusa a la dirigencia estudiantil y política de golpista, bajo las órdenes del imperio estadounidense. Mientras tanto las fuerzas armadas guardan silencio público, pero analizan la grave situación. Paramilitares, colectivos, milicianos revolucionarios, hacen polvo el principio constitucional que les da la exclusividad en cuanto al control de las armas. Esto no terminará hasta que termine.

oalvarezpaz@mail.com  Viernes, 14 de febrero de 2014

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