Indignados con las dignidades

En la pasada columna afirmé que una de las causas por las cuales habían surgido las dignidades agropecuarias, fue la falta de liderazgo y compromiso de la Sociedad de Agricultores de Colombia –SAC-, en la defensa de los intereses del campesinado colombiano.

Me faltó decirles, que ese vacío institucional fue aprovechado por varios lideres de los movimientos políticos del Polo que orienta el senador Jorge Robledo; Marcha Patriótica de Piedad Córdoba; la Alianza Verde y los progresistas de Gustavo Petro.

Aprovechando la coyuntura política de ese momento –plena campaña electoral-, estos movimientos cometieron tres enormes equivocaciones con estos indefensos campesinos. I) Les hicieron creer que este era un problema de clases sociales. Les vendieron la idea que los gremios eran de ricos y que ellos debían crear otro que representara a los pobres. ii) Los incitaron a un paro innecesario y a unas “vías de hecho” como el bloqueo de carreteras poniendo en riesgo sus vidas. iii) Utilizaron a las organizaciones campesinas con propósitos políticos electorales. El líder papero, César Pachón, alcanzó a lanzarse como candidato presidencial y el huilense, Orlando Beltrán, se quemó en su intento de regresar al Congreso.

Ahora que se avecinan las elecciones de gobernadores y alcaldes, sospechosamente vuelven los ruidos de paros agrarios por parte de estos movimientos políticos-campesinos. Parece ser que no les alcanzó el billón de pesos que les giró el Gobierno en subsidios de precio -PIC-, los $300 mil millones para compra de cartera vencida y los $30 mil millones en subsidios para fertilizantes. ¡Por Dios señores! Las dificultades de los agricultores no se resuelven aisladamente y repartiendo subsidios con criterio político. Aquí lo que estamos necesitando es una política que ayude a eliminar las causas de las ineficiencias de sus cultivos. Mientras los productores de café de los países vecinos cosechan en promedio 1.400 kg por hectárea, los nuestros escasamente recogen 900 kilitos.

No existe en el mundo un productor del campo que tenga tantos subsidios como el productor colombiano. Acá, el que siembra una hectárea de café, papa, maíz o arroz, para citar algunos ejemplos, tiene derecho a una tasa de interés subsidiada a la DTF+1EA (5.4% EA), se le subsidia el 80% del costo de la prima del seguro contra riesgos climáticos y fitosanitarios, se le subvenciona el 80% de las coberturas de precio y tasa de cambio, se le cubre el 80% de los costos de asistencia técnica, se le respalda el 80% del valor del crédito y se le subsidia el 30% del valor de un tractor, de la instalación de sistema de riego, la construcción de una planta de secamiento y beneficiadero de café, entre otras inversiones.

Como dijo un editorialista por ahí, “va siendo hora de decir que estamos indignados con las pretendidas dignidades”.

En el tintero: Estas son en su orden, las cinco entidades territoriales mas competitivas de Colombia: Bogotá, Antioquia, Caldas, Santander y Risaralda. Y estas son las que ocupan los últimos lugares: Cesar, Sucre, Magdalena, Córdoba y La Guajira. En las mediciones de calidad y cobertura en educación, salud y servicios públicos, también ocupamos los últimos lugares. ¡Que vergüenza! ¿Dónde está la gestión de la dirigencia política costeña?

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