Investigación ex post facto

"Para León Valencia, el enemigo no son las Farc, sino Uribe, y por eso Santos debe hacer pactos con estas."

León Valencia, ideólogo oficialista a quien el régimen remunera suntuosamente con contratos otorgados por el ministro Vargas Lleras, dictaminó en revista Semana que, como Santos está perdido, su única salida es una "fuga hacia delante, con una apuesta aún más dura de diferenciación con Uribe". Eso, traduzco, quiere decir que Santos no debe ruborizarse con lo que hizo: usurpar el poder a 9 millones de triunfadores, los que votaron por que Colombia continuara por el sendero del Estado comunitario y de la Seguridad Democrática. Valencia recomienda gobernar desembozadamente con el programa de las tres minorías que hoy son el núcleo duro del régimen: Partido Liberal, Mockus y la izquierda 'caviar'.

El "remedio" que Valencia receta a Santos se sintetiza en que ponga en práctica, a fondo, las barrabasadas que ya ensayaron dos gobiernos anteriores, los de Samper y Pastrana, que, según concepto casi unánime, fueron la razón comprobada de su ruina. Valencia, no sabe uno si con el propósito de ayudar al Gobierno (para lo cual está contratado) o el de crear el caos y hacer que se derrumbe el "sistema" (contra el que ya estuvo "levantado en armas"), le recomienda a Santos "salir del clóset mamerto".

¿Qué significa eso? 1) "Avanzar en la solución negociada" para compartir el poder con las Farc. 2) Profundizar en el desprestigio y desmoralización de las "tropas oficiales" o "actor armado estatal". 3) Desvertebrar la cooperación ciudadana contra el terrorismo. 4) Descalificar la iniciativa privada en la agricultura y la minería, poniéndola al nivel de una actividad criminal. 5) Gastar y derrochar los fondos públicos en una política de "Estado bienestar" como la que arruinó a España.

Valencia -sinuoso, taimado- dice que "si es cierto, como todo el mundo cree, que se está avanzando en conversaciones discretas con la guerrilla ('si' condicional hipócrita, dado que el propio Valencia pertenece al "séquito de cortesanos incompetentes", según caracterización de Pedro Medellín, que adelanta esa política), es urgente "pactar y hacer público un cese del fuego verificable como punto de partida de unas negociaciones de paz".

Eso, dice Valencia, les sirve a las dos partes (Santos y Farc) para quitarle argumentos y aislar a la ultraderecha (Uribe). Es decir, para Valencia, el enemigo no son las Farc, sino Uribe, y por eso Santos debe hacer pactos con las Farc, esos, para él, queridos y altruistas representantes de la verdadera línea política antiuribista, es decir, quienes han hecho "la apuesta más dura contra Uribe".

Aprovecho aquí el espacio para una digresión y petición: solicitar a los representantes en las "conversaciones discretas" con las Frac, comenzando por el propio León Valencia, interpongan ante Timochenko -en mi nombre y en el de Jaime Restrepo Restrepo- recurso de reposición y, en subsidio, de apelación, contra la orden de "ajusticiarnos en el término de la distancia". La Policía Nacional y Andrés Villamizar, acucioso director de la Unidad Nacional de Protección, hacen hasta lo imposible por impedir que se cumpla ese designio terrorista. Pero me parecería más sencillo cortar por lo sano: Valencia y los que se reúnen "discretamente" con la "guerrilla" la podrían convencer de que lo mejor es que se manejen bien.

Asesinar a caracterizados opositores, como ya lo intentaron con Fernando Londoño, ningún bien le hace al régimen del futuro socio de las Farc, Santos. De todas formas, si el altruista 'Timo' logra su cometido (¡Dios nos libre, nos guarde y nos favorezca!), Santos no deberá ponerse a especular con que las víctimas derechistas pagamos por 'suicidarnos' para desprestigiar su quimérico "proceso de paz". La Policía y Andrés Villamizar lo pondrán al tanto ex post facto.

Artículo de José Obdulio Gaviria
Publicado en El Tiempo, 07/08/2012

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