Ira Castrense

La última semana de campaña presidencial ha causado enorme enojo dentro de las FFMM y no es para menos. Equivocadamente la campaña del candidato presidente toma de forma sugerente la institucionalidad de las Fuerzas de una forma constitucionalmente adversa a lo que es la esencia de las mismas y la obligación de cada colombiano a prestarle servicio al país, no entiende uno como es posible que el Presidente de la Republica sea quien promueva el desánimo y la antijuridicidad de la norma en lo que a la Seguridad Nacional se refiere. Para ningún colombianos es un secreto que el inicio de los diálogos en la Habana abrió una brecha entre el Comandante en Jefe y sus Fuerzas Militares.

El Presidente de la Republica pretendió que con la presencia del General (r) Jorge Enrique Mora Rangel lograría apaciguar los ánimos –o más bien las sospechas- que sobre los diálogos pesan dentro de las FFMM y sobre su futuro en cuanto a una hipotética firma con el grupo terrorista. Las especulaciones no han sido pocas, la confusión es mucha y lo peor es que el gobierno mismo no es capaz de desmentir con pruebas que lo que se discute allí tendrá o no repercusión en ellas. Esta ira militar es la clara y no se esconde, consecuencia de un proceso secreto, hermético donde los colombianos no hemos participado y mientras el proceso siga encerrado en el hermetismo poco o nada podrá hacer el candidato presidente a su favor.

La simpatía que desde hace una década las FFMM sienten hacia el senador Uribe tampoco es secreta para los colombianos, él incide indirectamente en el sentir de cada soldado, policía, oficiales y no oficiales. Sin embargo, tampoco podemos afirmar que la totalidad de los soldados que integran cada Fuerza sigue el “embrujo” uribista. El error del candidato presidente ha sacado a la luz lo que las encuestas vienen comprobando día a día, la altísima popularidad que estas ostentan. Si alguien se preguntaba de donde salía ese primer lugar que ocupan las FFMM entre las instituciones colombianas, creo que ya se ha enterado.

Lo ideal en el debate político es dejar por fuera a las FFMM eso ocurriría en cualquier país normal, pero, el repudio a la banda terrorista Farc y el miedo a la impunidad que las pueda cobijar por cuenta de los diálogos de la Habana asusta a más de uno en Colombia –con justa causa o, no- Las explicaciones a medias de De la Calle no han sido suficientes dentro de las Fuerzas para garantizar en primer lugar, que estas no serán reducidas y en segundo lugar que ex guerrilleros no integraran sus filas, como  se ha venido afirmando.

Pero el asunto no es nuevo, desde el inicio de su cuatrienio el Presidente no ha podido lidiar su imagen de sospechoso dentro de las FFMM. Santos, podríamos afirmar que es visto como alguien que busca por encima de las Fuerzas su propio beneficio y, a costa de estas. Eso tampoco es secreto, el retiro de altos mandos militares y de Policía por cuenta de “supuestas” interceptaciones –que al final no terminaron probadas- fue otro duro golpe a la imagen del Presidente dentro de las filas. Si bien, los Generales son absolutamente leales al Comandante en Jefe y poco o nada discuten a sus decisiones, no podemos asegurar que lo mismo sucede con oficiales de menor rango  y con soldados profesionales, que son, al fin y al cabo quienes literalmente le ponen el pecho al terrorismo.

Mal encaminada va la campaña del candidato presidente, si lo que buscaba era ablandar el estruendo que parece haber dentro de las FFMM ha conseguido exactamente lo contrario, pues, tanto éstas como la sociedad en general al no conocer a profundidad lo que se cocina en la Habana no confían en que se logre la paz.

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