José Obdulio Gaviria: “Hubo una cena en 2010 en la que Santos le pidió dinero a Pacific Rubiales”.

Nota publicada en el portal losirreverentes.com.

Gaviria se refiere a su papel en la campaña de Santos en 2010 y a la financiación de la misma.

LOS IRREVERENTES. En la campaña de 2010, usted y muchos uribistas participaron de manera activa en la elección de Juan Manuel Santos. En 2009, renunció al cargo de asesor presidencial, para promover la posible segunda reelección de Álvaro Uribe. Cuando esta opción quedó descartada, usted fue de los primeros en “echarse al hombro” la campaña de Santos. ¿Ahí fue cuando conoció a Germán Chica? 

JOSÉ OBDULIO GAVIRIA. Lo pongo en contexto. Germán Chica fue amigo mío desde hace muchos años. Lo conocí en 1996; igual Juan Manuel Santos. Al asesor político, JJ Rendón, me lo presentaron ellos -Juan Manuel Santos y Germán Chica-, en 2005, cuando fundamos el Partido de la U. Lo trajeron a Colombia porque Santos no era capaz de hacer nada sin la orientación de JJ.

Santos fue Ministro de Defensa del gobierno de Uribe entre 2006 y 2009. Se retiró para no inhabilitarse como candidato presidencial. Como ministro, Santos armó un equipo que, en mi opinión, actuaba al margen y en contra del presidente Uribe y que tenía ciertas características de mafia o de asociación para delinquir. Como tapadera y fuente de dinero usaron y abusaron de una entidad llamada Fondelibertad. Usted, Ernesto, como periodista, fue quien le mostró al país el carnaval de corrupción que se había empotrado allí.

Los fondos públicos que debían ser destinados a la ayuda a los secuestrados y a sus familias, se convirtieron en dineros para financiar una precampaña presidencial de Juan Manuel Santos. Cosa de no creer, pero eso hizo un ministro del gobierno Uribe.

L I. Recuerdo que en aquella investigación periodística, que fue hecha a comienzos de 2011, se encontró que Fondelibertad, además de haberle pagado multimillonarios contratos a amigos –y amigas- de Santos, también había comprado muebles para oficina con los que se dotaron las sedes de la campaña santista.

J O G. Sí. Esa asociación –guiada por Santos y el viceministro Jaramillo, que bien podría llamarse criminal-, la coordinaba un individuo llamado Juan Mesa. Mientras nosotros buscábamos legítima y públicamente una segunda reelección del presidente Uribe, Juan Manuel Santos, ladina y traicioneramente, se dedicó a conspirar contra ella a través del periódico El Tiempo y de una revista que era de propiedad de esa casa editorial. Me refiero a la ya desaparecida revista Cambio.

Mientras nos sonreía hipócritamente, Santos se dedicó a construir situaciones que perjudicaran y que desacreditaran al gobierno del presidente Uribe y a dos personas en particular: el exalto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Retrepo y yo.
Ya posesionado como Presidente, sus relaciones casi de amor con las Farc y con los peores enemigos de Uribe (nombró a Juan Camilo Restrepo como ministro) explican la bronca y la necesidad de destruirnos a Luis Carlos y a mí. Por wikileaks supimos luego que el general Naranjo andaba también en la trama.

L I. Queda claro entonces que usted conoce a Germán Chica desde hace tiempo. Usted era el líder del uribismo en la campaña de Santos. Su papel era eminentemente político. ¿Por qué Germán Chica en un correo electrónico enviado a Santos, un mes antes de la primera vuelta de 2010, lo involucra en temas de financiación, cuando todo el que lo conoce a usted, sabe que esos temas nunca han sido de su interés? 

J O G. De acuerdo. Nadie que me conozca puede decir que yo me meto en cosas de financiación. He de decir varias cosas: yo he participado en varias campañas, todas con Álvaro Uribe Vélez. Esas campañas han sido siempre muy baratas y austeras.

Al leer el memorando que Chica le envió a Santos por correo electrónico, quedé perplejo. ¡Las cifras de las que habla son estrambóticas! Eso confirma que las campañas caras son las de los malos candidatos. Pagan carísimo a asesores para que les ayuden a engañar a los votantes. A un candidato verdaderamente uribista, en 2010, le bastaba garantizar “mantener el rumbo”. Santos tuvo que gastar sumas enormes para engañar, para hacerse pasar como el que mantendría el rumbo. Así las cosas, ya entiendo por qué no querían respetar los topes de financiación, cosa que es evidente en el memorando de Chica a Santos.

Segundo tema: yo me retiré del gobierno Uribe en marzo de 2009 y me dediqué a cuatro actividades: columnista del periódico El Tiempo; dirigir y presentar un programa de televisión en Cablenoticias; presidir el Centro de Pensamiento Primero Colombia y, finalmente, revivir mi oficina de asesoría jurídica.

Cuando la Corte Constitucional falló en contra del referendo para habilitar una segunda reelección presidencial, la mayoría consideró que Santos debía ser el candidato para darle continuidad a las políticas del uribismo. Un elemento que seguramente pesó a la hora de tomar esa decisión fue la muy buena relación que teníamos con el periódico El Tiempo, con su accionista mayoritario José Manuel Lara. Santos se había dedicado a ganarse su confianza.

L I. Cuando empezó la campaña de Santos a la presidencia, ¿quiénes eran los socios de El Tiempo?

J O G. La familia Santos y demás socios vendieron el periódico. El grupo Planeta quiso tener socios nacionales minoritarios e invitó a varias empresas, entre ellas Pacific Rubiales. Yo presenté a Juan Manuel Santos a los socios de Pacific. También se dedicó a ganarse su confianza. El otro socio importante de El Tiempo era el Grupo Aval.

L I. ¿Cuál era su papel real en la campaña de Juan Manuel Santos en 2010?

J O G. Yo era presidente del Centro de Pensamiento Primero Colombia y columnista de El Tiempo. Santos organizó una campaña semiclandestina con enemigos del gobierno Uribe, coordinados por Juan Mesa. Claro, yo no cabía ahí y por lo tanto me trataban por los laditos para que no me enterara. Mientras todos creímos que Santos estaba haciendo una campaña de defensa férrea de los elementos constitutivos de la seguridad democrática, lo que estaba haciendo era rodearse de los más acérrimos contradictores de nuestras ideas, de Enrique Santos, de Juan Camilo Restrepo, de los autores de un pasquín al que intitularon Las perlas uribistas. Así las cosas, con semejante plataforma política, la campaña de Santos tenía que hacer agua. Por eso vino la crisis en abril de 2010, fecha del correo electrónico en cuestión.

L I. Cuando usted habla de crisis, ¿está haciendo referencia a la situación dramática de la campaña de Santos, donde las encuestas indicaban que Mockus iba a ganar?

J O G. Había crisis externa e interna. Las encuestas eran dramáticas. Pero internamente la campaña estaba completamente destruida. Era un grupito cerrado, exclusivista, empeñado en deslindarse de Uribe. Gente igualita a la que después conocimos gobernando. La campaña estaba condenada al fracaso. Ahí es cuando Santos hace regresar a JJ por intermedio de Chica. Los contrata para dirigir el gran fraude, el gran engaño a Colombia. Para hacer aparecer a Santos como el “primogénito de Uribe”.

Recuerdo que un día hicieron tapar con telones todas las vallas “rosaditas” de Santos y a los tres o cuatro días apareció el “nuevo” Santos, pero esta vez utilizando los colores del partido de La U –que era el de Uribe-  y repitiendo el discurso uribista. Hasta contrataron a un imitador de voces para que grabara cuñas haciéndose pasar por Uribe e “invitando a votar por Santos”. ¡Santos es taimado!

L I. El estratega político JJ Rendón le aseguró a LOS IRREVERENTES que a él nunca le plantearon ningún financiamiento conseguido por José Obdulio Gaviria. ¿Por qué Germán Chica escribió en el memorando en cuestión que usted conseguiría aquel dinero y por qué ahora el mismo Chica filtró ese correo, salvo que el periodista que lo publicó tenga interceptada ilegalmente la cuenta del presidente Santos?

J O G. Pues si necesitaban a Pacific Rubiales o a cualquier socio de El Tiempo para financiar algo, no me necesitaron a mí. Seguramente lo hizo directamente Santos. Dos personas -Santos y Chica- cruzaron correos electrónicos en el marco de una campaña y que, evidentemente, dejan entrever  el propósito de violar las leyes electorales. ¿No observa el lenguaje mafioso, conspirativo?  Hablan de “el amigo” como si nombrar a JJ fuera un delito, de buscar plata por fuera de los canales normales, mencionan cifras estrafalarias, ajenas a nuestros topes de financiación en Colombia, etcétera… Le cuento que yo en la fecha del email vi que no había nada que hacer con Santos; opté por atender compromisos internacionales y regresé al país a votar.

Lástima que Santos no aprendió nada de Uribe. Ni siquiera el respeto por las normas de financiación de campañas en lo que Uribe es como un franciscano.

Con ese correo electrónico, nos enteramos ahora que en la campaña de Santos de 2010, se cometieron por lo menos tres delitos adicionales a los que ya conocemos: parece que le pidieron una alta suma de dinero a Pacific Rubiales; que si recibieron un aporte, no lo declararon y que, además, lo habrían movido en el exterior. Como los afiches…

Yo dudo que Pacific Rubiales no haya financiado parte de la campaña de Juan Manuel Santos de 2010 si él les pidió una contribución. Lo que me consta es que hubo una cena para el efecto y que fue muy evidente que Santos no quiso que yo me enterara y, menos, que asistiera. Si ya tenía el designio de violar los topes, él sabe que yo no lo hubiera acolitado.

L I. Hace unas semanas comentó que en efecto usted le había presentado a Juan Manuel Santos un grupo importante de empresarios adinerados que veían con preocupación que no se le diera continuidad a las políticas del presidente Uribe y que esos empresarios se habían mostrado dispuestos a aportarle dinero a la campaña de 2010. ¿En el caso de JJ Rendón, definitivamente usted no tuvo ningún tipo de intervención, buscando la manera para conseguir el dinero para cubrir esos servicios profesionales?

J O G. Ya le dije que yo presenté a Santos con Juan Manuel Lara y los dueños del Grupo Planeta, con los accionistas de Pacific Rubiales y con mucha gente colombiana. A él, a Santos, fue a quien encomendamos la fundación del partido uribista, la U. Nuestros propósitos eran trascendentes. Santos, en cambio, andaba en una cosita personal, codiciosa, lagarta.  Yo no actuaba como lobista, sino con un propósito político. Él, en cambio, nunca se ha cansado de engañar, engañar y engañar.

@IrreverentesCol

 

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