Juventud y política. Entre cocteles y resistencia.

Cuando la juventud pierde entusiasmo, el mundo entero se estremece. Georges Bernanos

Ya no es Mayo del 68, ni los faustos campos de Waterloo o las agrestes cumbres de las Termópilas, no es Normandía, la Bastilla o Moscú, ya no hay que cruzar océanos en endebles carabelas ni atravesar los Alpes a lomos de un elefante, no hay caballos de madera repletos de ambiciones ni pendones que clavar en lejanas latitudes. Estamos en el Siglo XXI entre el conformismo y la posmodernidad.

La sociedad de consumo, el materialismo, la tecnología o simplemente los albores de una nueva era, una nueva etapa en la evolución del ser humano ha producido una nueva generación de hombres, de jóvenes para ser mas exactos, jóvenes que como lo vaticinó Sócrates hace milenios desconocen el pasado y no ven un futuro. Jóvenes que viven el momento, y no ven más allá, no cuestionan, no producen, no descubren. Una generación de jóvenes frágiles, aquejados con enfermedades como ellos, posmodernas, sin explicación médica real, solo producto de nuestro tiempo, ansiedad, depresión, falta de sueños y ambiciones.

El arte, la música, la literatura, la guerra y la política fueron siempre los campos de batalla donde los jóvenes a lo largo de la historia se batían y lograban sus mayores proezas; Fidias en la antigua Grecia, antes de cumplir 30 años ya esculpía sus obras perennes en blanco mármol, en la batalla de Queronea con 20 años Alejandro llamado Magno comanda la caballería Macedonia y se alza con la gloria derrotando al batallón sagrado de Tebas considerado invencible, e iniciando su vida de victorias que lo elevarían a la inmortalidad. Guillermo I el Conquistador atraviesa el canal de la mancha con barcos repletos de Normandos y con menos de 30 años conquista Inglaterra y da inicio a la grande, celebre y muchas veces triste historia del Reino Unido. Con algo mas de 20 años Pedro el Grande, Zar de Rusia inicia las reformas que llevarían a esta nación al estatus de potencia mundial. Lograría en los campos de batalla grandes victorias en la sociedad Rusa un cambio de mente y corazón. Antes de los 30 años Galileo ya hablaba con las estrellas siendo un matemático y astrónomo esbozaba sus teorías que harían prender fuego al establishment del momento. Sin cumplir 20 años Charles Darwin presentaba teorías tempranas a las reales academias de ciencia en el Reino Unido. En los campos de batalla de Italia el joven Napoleón Bonaparte con 24 años tiene su primera victoria, mientras Beethoven y Mozart con menos de 10 años daban sus primeros conciertos saltando a la fama para nunca caer. Y así como estos casos hay millones de jóvenes a lo largo de la historia, millones de soldados que acompañaron a Alejandro Magno, Julio Cesar, Genghis Khan o Cortes en sus epopeyas; millones de artistas, científicos, músicos, todos jóvenes que le daban un sello único a su tiempo.

Y la pregunta es que paso? Vimos en el siglo XX los últimos impulsos innatos de juventud rebelde? Las manos jóvenes que llevaban las banderas rojas en Moscú en octubre de 1917, las botas de los jóvenes que en perfecta formación arrasaron Europa y los jóvenes espíritus que se elevaron en las playas de Normandía. En palestras en el Mayo del 68 de ambos lados se expusieron las falencias del sistema, las generaciones inconformes que en las calles de París pero también en Praga y Budapest se enfrentaron a sus contradictores, aquel joven que se enfrento a un tanque en la plaza roja de Tiananmén o el que se tapo la cara y arrojo una piedra en una calle en Palestina. Ya pasaron François Duprat y Daniel Cohn-Bendit. Jóvenes que no siempre vieron en la política una forma de expresión pero tomaron una guitarra y con música llevaron su descontento a llenar estadios e iniciar autenticas revoluciones culturales, ese fue nuestro siglo XX, el de la hoz y el martillo, el de la cruz gamada, el del punk y los chicago boys, aun cuando los jóvenes se permitían soñar, opinar, crear y sobretodo ser los protagonistas de su tiempo.

Nuestra época aunque de grandes adelantos científicos, carece de imaginación, de grandes gestas o impulsos que generen cambios radicales, desde los centros educativos se limita esas capacidades, no se incentiva a innovar, no es aceptado un escrito sino esta lleno de “fuentes” se le impone a los jóvenes el pensamiento de otros, se le limita a repetir y “citar” pero nunca a generar tesis verdaderas. Este fenómeno ha llegado a la política hace varios años, en nuestro País los jóvenes fueron motor de los grandes cambios, fueron jóvenes los que dieron su vida en ambos bandos en la llamada independencia, fueron jóvenes los que impulsaron los acontecimientos del 9 de abril, las protestas y grandes paros en la década de los 60, y fueron los jóvenes los que con la séptima Papeleta hicieron un cambio, para bien o para mal, pero modificaron la historia del país.
Donde quedo ese impulso, fueron las juventudes liberales y conservadoras las que elevaban o condenaban a sus lideres y caudillos, fueron las juventudes comunistas donde se formaron los trágicos comandantes guerrilleros, fueron jóvenes los dieron dinamismo a la política nacional por décadas. Y hoy donde están los jóvenes que hacen política en Colombia?

Partiendo del hecho que no hay que generalizar y no lo hare, simplemente se tomará como referencia el común denominador, o la generalidad existente, y ahí encontraremos a los jóvenes que hoy hacen o pretenden hacer política en Colombia. Hay que buscarlos en los eventos sociales, en las campañas electorales, en los cocteles y en las fotos. Ya no es tiempo de heroísmos, ya tuvimos a un Gilberto Alzate Avendaño o a un Silvio Villegas o Nicolas Gomez Davila, para que querer tener otro Gaitán u otro Galán si incluso sus propios hijos son los máximos representantes de esa juventud de coctel y foto.

Los jóvenes ingresan a la política cargados de idealismo y sueños, estrellándose con la realidad de un sistema que no le interesa ni lo uno ni lo otro, siempre se quieren cambios pero el sistema no quiere que lo cambien, una democracia sin burocracia no es democracia, y que seria de la burocracia sin la corrupción…

Cientos de talentos desperdiciados en jóvenes que renunciaron a su carácter de juventud, de opinar, de irreverencia, por estar con una corbata detrás de un político de turno, esperando que sea el de ellos, cargando maletines, escribiendo discursos, repartiendo volantes pero con el sacrosanto titulo de “asesor”, esta bien empezar de abajo, no se puede correr sin aprender a caminar, pero no se puede permanecer en silencio esperando la palabra del político de turno cuando en el interior se sabe que las cosas deben cambiar, que no es el rumbo a seguir.

Las otras juventudes políticas motoras de los cambios en la humanidad, hoy se limitan a ser animadores de políticos que cual bedettes se dedican a darle contentillo al pueblo con cuentos de hadas que a la final nunca cumplen, manoseando a la juventud en el proceso, abusando de sus buenas intenciones y energía.

Hace cuanto no vemos jóvenes dando un debate autentico incluso dentro de partidos políticos tradicionales, porque siempre se habrá de repetir el discurso de alguien mas, será que en la política también se nos exigen las “fuentes” para que el discurso sea considerado legitimo? . Cuando dejaremos de seguir a otros para iniciar nuestra propia marcha?

Ya no se persigue trascender, dejar huella y aportar a la sociedad, el egoísmo propio de nuestro tiempo, la individualidad extrema a hecho que los jóvenes busquen un empleo, un reconocimiento disfrazado de aprobación, la palmadita en el hombro que recuerda la palmadita en la cabeza que da el dueño del cachorro cuando este hace bien el truco. Se cambiaron las palestras y los campos de batalla por los salones sociales, cocteles y auditorios, donde los jóvenes NO asisten a opinar, a exponer sus ideas y criticas, sino a aplaudir y asentir muchas veces cosas que no entienden, asisten por la foto y la sonrisa fingida de sus políticos de turno. Y los que ingresan a ese circulo se van transformando poco a poco, tomando a su vez el turno, alimentando un sistema que le dio un golpe mortal a la juventud, la dejo sin alma. Ya no se escucha punk ni se quiere ver arder el mundo, solo se toma todo “despacito”.

Pero como dije antes no se puede generalizar, y como dijo un Colombiano de esos que sueñan despierto, No hay causa perdida, y aun existen jóvenes que ajenos a esta época sueñan con cambios desde la política y lo social, jóvenes que entran en un mundo decadente de zalamería e hipocresía pensando en un país mejor, jóvenes que entregan horas de su tiempo para crear lazos de hermandad y dentro de un partido e inevitablemente con la tutoría del político de turno le inyecta dinamismo y entusiasmo a las coyunturas políticas del país.

Pero no es en Colombia donde hay que mirar esa excepción a la regla, no es en este país donde la juventud derrama sangre como antaño, con idealismo, con valentía y con orgullo, donde como hace milenios levantan escudos y marchan contra la fatalidad. Es en Venezuela donde los jóvenes le dan una lección a los de Colombia y puede que al mundo, los jóvenes han puesto sangre, lagrimas y sufrimiento por ver un país diferente, sin reconocimiento, son héroes anónimos no importa la foto o la palmadita, tapan sus rostros ya que no se trata de la individualidad sino de un solo sentir, la juventud Venezolana, juventud que esta presa, juventud que a diario cae, es herida o muere, pero juventud que no se rinde, que no se cansa y que no teme, juventud que nada tiene que envidiar a generaciones pasadas, dignos exponentes de juventud que inspirarían mil canciones, poemas y gestas. A ellos mis respetos, reconocimiento y respaldo, que su esfuerzo no sea en vano, lograran el cambio deseado sino en el sistema si en los corazones y mentes de millones de jóvenes que ven en ellos un ejemplo, que entienden que hay que cambiar la foto y el coctel por la resistencia, que si el sistema esta mal hay que decirlo, que no se puede ser cómplice silencioso de la conformidad de esta época.

El desafío esta en resistir, resistir a la banalidad, al egoísmo y la conformidad, salir del salón social y el coctel, que aunque hay que tener guías, no hay que repetir todo, que hay q levantar la voz, levantar la mano y decir lo que se piensa, que se debe recuperar la dignidad de los jóvenes y hacer política como si se tratara de los Alpes, Waterloo o las Ardenas, poner el alma, el cuerpo y el espíritu, no pensar en la derrota, pero sobretodo querer trascender y no aceptar nada mas que la inmortalidad.

Asi pues jóvenes, menos citas de otros y mas ideas propias. No mas dar aplausos fingidos y si mas gritos diciendo la verdad. La juventud es un mal del que todos nos curamos dijo un sabio, que en la enfermedad entonces encontremos la cura a todos estos males que aquejan a nuestra sociedad.

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