´Kid´ Maduro

Como si lo que está sucediendo en la frontera entre Colombia y Venezuela fuera un juego, al Presidente de ese país le dio por desafiar a pelear a puños al expresidente Uribe.

Eso causa hilaridad, desde luego, pero también indignación porque demuestra el nivel con el que  Maduro pretende tratar temas que son de fondo.
La crisis humanitaria que hoy se vive en la frontera, ocasionada por los atropellos a miles de nuestros compatriotas, no tiene antecedentes en la historia de las relaciones bilaterales.

Con sus actuaciones, ese régimen ha violado todas las convenciones y tratados, regionales e internacionales, en materia de derechos humanos, convivencia entre las naciones y solución pacífica de las controversias.

Y está desconociendo, de manera flagrante, el Tratado de no Agresión, Conciliación, Arbitraje y Arreglo Judicial, suscrito por las dos naciones en 1939.

Como si fuera poco, a Maduro tampoco le ha importado que la deportación y la persecución a un grupo con identidad propia fundada, entre otros, en motivos nacionales, que hagan parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil son crímenes de lesa humanidad conforme al Estatuto de Roma.

Esto no es todo.

Además del desconocimiento de los derechos de la oposición democrática en Venezuela, que ha sido condenado reiteradamente por distintos países y organizaciones internacionales, ahora son muchos los que creen que los atropellos a nuestros connacionales se están utilizando como un probable paso para suspender las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.

Lo que está en juego, pues, es de mucho calado.

Al Gobierno de Colombia le llegó la hora de acudir a las herramientas legítimas que tienen los Estados para defender sus intereses.

Es tiempo de dejar de actuar como si la diplomacia fuera sinónimo de mutismo permanente, o se tratara de guardar silencio frente al agresor y pedir prudencia al agredido.

Y todas las acciones enérgicas del Gobierno en defensa de la patria deben ser respaldadas.

Está muy bien que se haya llamado a consultas a nuestro Embajador en Caracas y que se solicite una reunión urgente de cancilleres de la OEA. Pero la situación es de tal gravedad que deben darse otros pasos.

Es inaplazable hacer las denuncias correspondientes ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, denunciar en los organismos multilaterales las agresiones como un probable paso para suspender las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela, y actuar con diligencia para presionar la integración de una misión de observación electoral.

De otro lado, el Gobierno de Colombia debe suspender cualquier tipo de participación de Maduro en el proceso de conversaciones en La Habana.

No estamos frente a un tema menor que pueda ser tratado en forma facilista, como lo hizo la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, quien vino a Colombia a insultarnos, ni con los gritos y displicencia inaceptables de ´kid´ Maduro, a quien le dio dizque por boxear con Uribe.

Es el momento de actuar con toda firmeza dentro del marco de las legítimas posibilidades diplomáticas que tienen los Estados, y de diferenciar las relaciones con el régimen de Maduro de las conversaciones en La Habana.

Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, es la gran lección que nos dejó un ilustre pensador de mi tierra.

Concluyo contándoles que el ´kid´ Maduro venezolano tiene un homónimo.

Se trata del ´kid´ Maduro,  un peleador de kickboxing en Rotterdam.

Esto es solamente para la información de ustedes.

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