La Aplanadora

La pasada semana fue amarga para Iván Duque. Todas las encuestas de opinión pública arrojaron una imagen presidencial desfavorable, siendo la peor la de Yanhaas Poll, en donde la negativa dobla la imagen positiva. Luego, la destrucción de vidas humanas y la obstrucción de tramos de las vías del sur del país. Antenoche, como de sobremesa, una nueva minga de oposición formada por viejos caciques del Partido Liberal, la U, Cambio Radical y el gavirismo, despanzurraron desde la Cámara de Representantes las objeciones presidenciales a la JEP. La aplanadora fue demoledora.

Este matrimonio obstruccionista de los nostálgicos agitadores del “glorioso trapo rojo” estaba cantado. Se formó con la ira de quedar excluidos de las cuotas del poder presidencial. Coalición opositora que se hará más fuerte, en la medida en que Duque se resista a introducir ajustes ministeriales para lograr gobernabilidad. De no barajar su gabinete para incorporar ministros experimentados e idóneos, tal alianza perturbadora persistirá. Y crecerá a través del filibusterismo parlamentario que prospera ante la presencia de ministros sin malicia y sin habilidad política para moverse con peso y efectividad en un Congreso mayoritariamente díscolo, que pasa por difíciles momentos de ayuno burocrático.

Lo delicado del asunto, si no se encuentran soluciones para frenar el boicot, es que esa encarnizada oposición podría paralizar el país, que ya cruza momentos cruciales en materia social y económica. Difícilmente, pensamos, que sería un bloque para plantear alternativas enriquecedoras, sustitutivas a las presentadas por Duque. Todo nos lleva a calcular que serían palos en la rueda para trabar una gestión que apenas lleva nueve meses de vida. Y así debilitar un gobierno, situación de fragilidad capitalizable por sus adversarios para darle solidez a alianzas que conduzcan a conquistar el poder presidencial en el 2022.

Duro reto para el presidente Duque, un hombre joven, inteligente, libre de marrullas y de sectarismos. Porque esta coalición tan heterogénea, no solo es para modelar su inmediato futuro electoral sino para cobrarle por ventanilla a Duque la exclusión que hizo en el gabinete de las fuerzas políticas con robusta representación en el Legislativo. Y alertarlo de lo que puede seguir si se resiste a formar gobernabilidad con estos sectores, ávidos de poder. Allí, en ese vacío, encontraron descubierto el talón de Aquiles del gobierno y lo están asaeteando.

P.D.: La Fundación Lucerito, que recoge niños y niñas que han sido maltratados y sometidos a violencia sexual, es una institución modelo. Con la cooperación de sicólogos y personal idóneo, ejercen un apostolado ejemplarizante. Con tenacidad, cariño y mística han logrado recuperar vidas y sueños que se creían malogrados por la perversidad humana. Los dineros son manejados escrupulosamente, con sensatez e inteligencia. Impulsan su labor silenciosa y eficiente con sedes en varios municipios y aldeas de Antioquia. Nuestro amigo Carlos Wolff y sus compañeros altruistas, merecen un aplauso y un apoyo por su infatigable labor en estos 14 años de persistente y encomiable labor. Quien quiera reconciliarse con el destino, visite la casa de la fundación para que palpe el amor, la alegría y la paz que allí se respira.

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