La Barca de Calderón

SOY CAPAZ DE QUE?

SOY CAPAZ DE NO ACEPTAR A LOS DELINCUENTES QUE ASESINAN, EXTORSIONAN, SECUESTRAN Y TRAFICAN. SOY CAPAZ DE RECHAZAR EL GOBIERNO CORRUPTO, INCOMPETENTE Y DERROCHON. SOY CAPAZ DE NO ACEPTAR EL CIRCO Y LOS PAYASOS DE LOS “DIALOGOS” DE LA HABANA, JUNTO A SUS SUPUESTAS VICTIMAS. SOY CAPAZ DE RECHAZAR LA POLITIZACION DE LA JUSTICIA.

SOY CAPAZ

DE NO ESCUCHAR LOS MEDIOS VENDIDOS Y MANIPULADOS POR UN PEDAZO DE PAN CON MERMELADA. SOY CAPAZ DE RECHAZAR SE USE “LA PAZ” PARA HACER POLITICA BARATA PINTANDO PALOMITAS BLANCAS. SOY CAPAZ DE RECHAZAR SE USE “LA PAZ” PARA QUE LOS DELINCUENTES  RESURJAN Y SE REORGANICEN.

SOY CAPAZ

DE RECHAZAR A UN CARDENAL CON BOTAS DE TERRORISTA ABSOLVIENDO A QUIEN NO SE ARREPIENTE.SOY CAPAZ DE PEDIR LIBERTAD Y ORDEN COMO LO REZA NUESTRO ESCUDO DE ARMAS. SOY CAPAZ DE RESPETAR Y APOYAR A NUESTRAS FUERZAS ARMADAS. SOY CAPAZ DE PEDIR UN ESTADO Y UNA IGLESIA JUSTOS Y FIELES AL CATECISMO.

UN POCO DE CATEQUESIS

Numeral 2266 Del Catecismo de la Santa Iglesia Católica. La preservación del bien común de la sociedad exige colocar al agresor  en estado de no poder causar perjuicio. Por este motivo, la enseñanza tradicional de la Iglesia ha reconocido el justo fundamento del derecho y el deber de la legítima autoridad pública para aplicar penas proporcionales a la gravedad del delito, sin excluir en casos de extrema gravedad, el recurso de la pena de muerte.

Por motivos análogos quienes poseen la autoridad tienen el derecho de rechazar por medio de las armas, a los agresores de la sociedad que tiene a su cargo. Las penas tienen como primer efecto el de compensar el desorden introducido por la falta. Cuando la pena es aceptada voluntariamente por el culpable, tiene un valor de expiación. La pena tiene como efecto, además, preservar el orden público y la seguridad de las personas. Finalmente, tiene también un valor medicinal, puesto que debe, en la medida de lo posible, contribuir a la enmienda del culpable.

Video de las llamadas por periodistas  “cámaras de tortura de las FARC” o las “cárceles del pueblo”, así llamadas por los “COMPITAS, COMPAS O ÑEROS” que me tuvieron literalmente enterrado por largos meses.

Juan Guillermo Marín / Orlando I. Jiménez López.

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