La causa de la bronca contra José Obdulio

Muchos nos preguntamos qué es lo que motiva esa “bronca” de algunos medios y en especial de algunos políticos contra José Obdulio Gaviria; bronca que contrasta con el respaldo evidente que tiene José Obdulio entre los uribistas de pura cepa, que fue un hecho manifiesto y masivo en las redes sociales y en todo el país.

Las respuestas pueden ser muchas: desde la actitud frentera, polémica y como él mismo dice; pendenciera en el debate, hasta su personalidad de pasmosa tranquilidad -que él denomina ataraxia-, en las polémicas cuando participa en los medios.

Otros lo atacan por consideraciones como el delito de sangre y algunos otros utilizan la pócima venenosa de la calumnia, que agrede no solo a su persona sino a su familia. Estos últimos actúan de manera similar a barras bravas que agreden a sus adversarios con la varilla de la calumnia.

A estos últimos se les debe haber subido la bilis cuando leyeron las declaraciones de José Obdulio, pidiendo perdón por su respuesta ante la agresión inicial. Quedaron al descampado, ante la nobleza del adversario que privilegia la causa al asunto personal. El agresor, en vez de actuar de la misma forma, mantiene un silencio que descubre su naturaleza.

Pero todo esto, en el fondo, lo que hace es ocultar las verdaderas causas de la animadversión de algunos contra José Obdulio.

Desde el inicio del gobierno de Uribe, en el 2002, su asesor José Obdulio y el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, salieron a enfrentar el debate respecto a una concepción que fue el basamento ideológico  para adelantar los procesos de paz -de muy triste recordación en el país- en los gobiernos de Belisario y Pastrana. Esos procesos, en vez de acercarnos a la paz que pregonaban buscar, lo que generaron fue una espiral nunca vista de violencia.

Estos mandatarios –apoyados casi unánimemente por los medios de comunicación y los partidos políticos- aceptaron que el país vivía y vive en una guerra civil o conflicto interno armado, producto de las desigualdades sociales, la inequidad, etcétera. Coincidían, por tanto, con la guerrilla, en que la razón de ser y existir de la propia guerrilla, era la existencia de unas supuestas causas objetivas de la violencia.

El Presidente Uribe -y estos dos combatientes, José Obdulio y Luis Carlos Restrepo- iniciaron el combate contra esa “verdad sabida”: en Colombia no hay un conflicto interno armado o guerra civil. Lo que padecemos es una amenaza terrorista contra un Estado democrático. La solución no es una negociación política sobre unas presuntas causas objetivas, sino la derrota, mediante el ejercicio firme de la autoridad, de la causas subjetivas de la violencia: las bandas terroristas.

Dos libros se publicaron sobre este tema: “La estratagema terrorista” de la colección “Las ideas de Uribe” y “Sofismas de terrorismo en Colombia”. Además se dictaron muchas charlas y se participó casi a diario en debates convocados en los medios de comunicación de todo el país.

El resultado de este cambio de concepción, al aplicarse en las estrategias militares y  de negociación, produjo la aproximación más cercana en muchos años al anhelo de paz de los colombianos: se logró desmovilizar a miles y miles de miembros de organizaciones armadas y debilitar la acción de quienes se mantuvieron empecinados en lo que ellos llaman "guerra".

Al llegar el Presidente Santos, a pesar de que en la campaña hizo repetidas confesiones de fe uribista, inmediatamente regresó a la concepción teórica de Pastrana y demás gobiernos anteriores. Con su mayoría ‘enmermelada’ del Congreso, retornó a la definición -en la Ley de Víctimas- del llamado “Estado de guerra civil” o “conflicto interno armado”, que ya había llevado al fracaso a los procesos de paz anteriores y que, obvio, tiene en la sin salida al actual gobierno, y, a Colombia, volviendo a sufrir un incremento exponencial de la violencia.

Pastrana, el Polo, los liberales, la U, muchos medios, analistas, 'pazologos', oenegés, y académicos, mantienen esa diferencia radical con esa tesis, que desafortunadamente no cuenta por ahora con la presencia de un Luis Carlos Restrepo, pero que tiene a José Obdulio como su principal escudero. Es una tesis que les cierra el paso, ahora y en el futuro, al tipo de negociaciones en que nos embarcó el Presidente Santos.

La contradicción de Pastrana con Santos  es mas producto de la falta de acuerdos burocráticos, que de concepción política, en la que no se diferencian.

El centro del debate nacional es el tema de las negociaciones en La Habana. Ese es el tema que realmente nos tiene divididos.

Por eso, la táctica de los enemigos del uribismo, es derrotar al peón o alfil del tablero que protege al rey y que es un muro de contención en este y otros asuntos.

Los enemigos ocultan sus verdaderas motivaciones para intentar acercarse al rey agrediendo a sus leales escuderos, con sofismas de distracción, para,  en una jugada politiquera, dar el jaque mate.

Los uribistas tenemos dos caminos; aceptar los falsos argumentos de los detractores o asumir su defensa. No solo por ser un frentero, valioso académico, hombre de principios, además de un leal amigo; sino porque es una de las  piezas del ajedrez que bloquea los intentos de regresarnos a la patria boba de Belisario, Pastrana, que es la misma a la que nos regresó Santos.

Director Ejecutivo de FCPPC

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