La celda de Leopoldo López

Si las protestas continúan con la fuerza de la opinión internacional, este valiente venezolano saldrá con la frente en alto.

Leopoldo López es acusado por pensar distinto. De querer una Venezuela en donde quepamos todos. El régimen lo llevó hasta el reclusorio en su intento de apagar la protesta. Cárcel injusta para un patriota de verdad. Quisieron reducir sus sueños en la estrechez del espacio. Está aislado en una celda de dos por dos metros, con un baño pequeño. Un grueso enrejado lo separa del patio exterior. Lo tienen incomunicado como si se tratase de un criminal de la peor especie. Obligándolo a dormir en el piso para que sienta que está a merced de escarnecedores despiadados. Frío cemento que no desacelera su corazón arraigado a la suerte de una nación que reconoce su valor. Tiene restricciones en visitas, alimentos y cualquier medio para estar informado de lo que ocurre en cada rincón del país. En concreto: Leopoldo López es un preso político del régimen. Ellos sostienen que este líder popular es un adversario temible que hizo temblar al propio Hugo Chávez. Por eso nunca han dejado de perseguirlo, lo inhabilitaron para impedir que pudiera enfrentarse con su gigante en el escenario del debate nacional. Es decir que todo es una cruel venganza. Un hombre con el guáramo suficiente para salir fortalecido del infierno de Ramo Verde. Alguien que no negociará sus principios para obtener la comodidad suficiente para vivir a sus anchas. De esos enmascarados que critican al gobierno, pero que reciben sus favores en la oscuridad de la desvergüenza.

Los verdaderos criminales cuentan con el beneplácito de su gobierno revolucionario. Es tan delgada la línea entre el vándalo en moto y aquel que delinque. Son los dueños de las emboscadas, amantes de las calles oscuras por donde salen vociferando consignas de rostros encubiertos y disparos a quemarropa. Los cuerpos represivos del Estado les colaboran de manera subrepticia; si la presión de la opinión pública es fuerte, capturan alguno que será liberado inmediatamente por algún juez cómplice. En la cárcel gozan de todas las comodidades. Desde allí trafican con drogas y armas que venden a precios exorbitantes en los recintos. Muchos de los secuestros y otras actividades delictivas las dirigen desde la tranquilidad de sus espacios de barrotes de plastilina. Para el relax de fin de semana tienen discotecas con ‘full’ alucinógenos, alcohol y hermosas modelos que montan sus espectáculos en ese reino del antro. Son los dueños de los penales. Allí se forjan este ejército de inadaptados y resentidos sociales que después irán en contra de todo aquello que signifique libertad.

Vivimos el mundo al revés. Los honestos pasan por todas las humillaciones que se le ocurran al gobierno. Aquellos con la maldad en el corazón y la muerte en el gatillo están excusados por sus actividades. Tienen el perdón revolucionario por ser miembros activos de esta amalgama de vicios que es su revolución podrida; para ellos existe la complicidad de administradores de justicia convertidos en piezas del ajedrez del PSUV. Todo es un complot macabro en donde las peores aberraciones son posibles.

Leopoldo López luchará contra toda esa maraña de intereses. Jueces insensatos, retardos procesales, testigos falsos y pruebas montadas por laboratorios cubanos. Afortunadamente, un pueblo en la calle tiene la llave de su celda. Si las protestas continúan con la fuerza de la opinión internacional, este valiente venezolano saldrá con la frente en alto. Con las alforjas llenas de dignidad y sueños por cumplir. Las amarguras solo quedarán en sus recuerdos mientras se reencuentra con su familia. El país lo espera para seguir escribiendo capítulos de la nueva patria…

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