La ciudadanía bogotana no puede caer en los mismos errores

Desde hace doce años la capital de Colombia ha estado gobernada por la llamada izquierda, que ha postrado a la ciudad en diferentes aspectos, principalmente en la seguridad, movilidad y vivienda y, el actual Alcalde Gustavo Petro se ha colocado en un papel de emperadorcito incumpliendo los fallos en su contra, como fue el proferido por la Procuraduría en diciembre del 2013 que lo destituyo, por el peligro que genero el cambio en el esquema de basuras, el cual fue improvisado e inconsulto, generando un atentado en contra del medio ambiente y contra la salud humana, al usarse volquetas quedando la ciudad inundada de basuras en diciembre de 2012, pero la administración petrista ante el inmenso desastre contrato nuevamente a los operadores privados, cuando se suponía que estaba incursa en un nuevo esquema de recolección.

Así que los ciudadanos de Bogotá han aguantado el uso y resistido el abuso, no solo del actual alcalde sino de los anteriores de su misma línea política, pues no se puede olvidar el carrusel de la contratación con las obras publicas, el cual fue un monumento a la corrupción, durante la alcaldía de Samuel Moreno, en donde la candidata del Polo Democrático para ocupar el palacio Lievano, la doctora Clara López era secretaria de gobierno.

Bogotá se enfrenta a un gran dilema en las elecciones del próximo octubre, porque debe decidir entre ese neopopulismo proveniente del chavismo, que ha llevado a Venezuela a una pobreza cercana al 50% (y eso que todavía EEUU compra la mayoría de petróleo que exporta ese país) y una política moderna, eficaz, fuerte y grata para los Bogotanos, que propone el candidato del Centro Democrático Francisco Santos, quien tiene pleno conocimiento de los graves problemas que aquejan a la capital y a propuesto soluciones reales y factibles, para salir del atolladero a donde han llevado a la capital los gobiernos de tal izquierda.

Tiene que haber el voto castigo en Octubre contra las últimas administraciones de Bogotá, con principal énfasis en el Alcalde Petro, que al mejor estilo Chavista ha llevado a la metrópoli al desorden, en donde la lumpenización en casos como el servicio de transmilenio es el pan de cada día, permitiendo que ese transporte este convertido en un mercado persa, ya que se venden hasta estupefacientes, presentándose además atracos masivos, sin que haya control efectivo de alguna autoridad, usando el burgomaestre capitalino todas esas barahúndas para incrementar su clientela electoral, con lo cual se demuestra que la administración de Bogotá no tiene política pública.

Petro además de no acatar la decisión del Procurador sobre la destitución, invocando las medidas cautelares que le otorgo la comisión interamericana de derechos humanos, que no son vinculantes, también ha eludido la sentencia de la Corte Constitucional que ordena la reapertura de la plaza de toros la Santamaría para las corridas de toros, demostrándole a la ciudadanía que se encuentra por encima de la ley, resaltando que el alcalde de paso se burlo del proceso de revocatoria que impulso el doctor Miguel Gómez quien era representante a la cámara, el cual recogió las firmas requeridas, cumpliendo todos los trámites pertinentes, pero mediante ardides, no se pudo llevar a cabo la consulta de la revocatoria.

Algo que vale la pena mencionar con respecto a las actuaciones caprichosas y provocadoras del Alcalde Petro, es la falta de una oposición en Bogotá con talante en el control político, que señale y denuncie los atropellos sin dubitaciones, como ha sucedido con el caso de la plaza de toros la Santamaría, en donde el burgomaestre antes de conocer el fallo de la corte constitucional afirmo que si el alto tribunal le ordenaba reabrir el coso, se retiraría de la Alcaldía, lo cual no ha cumplido y, bancadas como la del Centro Democrático, no han exigido con vehemencia que cumpla con su palabra, ni se conoce alguna constancia en el congreso de la republica al respecto, independiente de estar de acuerdo o en desacuerdo con la fiesta brava, subrayando que la política no solo se hace con expectativas, promesas e ilusiones, sino principalmente con los hechos.

El próximo 25 de octubre día de las elecciones regionales, Bogotá comenzara a salir del caos a la cual la han conducido las administraciones de la llamada izquierda, para que la ciudadanía no continúe en el masoquismo que encarna principalmente la candidata del Polo Democrático y otros adláteres de Petro, por ello surge impetuosa la opción de Francisco Santos para impulsar y desarrollar una ciudad moderna y sin discriminaciones, cumpliendo con los anhelos de los Bogotanos en donde el progreso social y humano, sean el punto nodal de una mejor calidad de vida, sin descartar de plano una posible candidatura de coalición, para evitar que el neopopulismo siga mandando y mangoneando en Bogotá.

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