La Comedia Humana Tercer Acto

Con las pomposas ceremonias del “Tratado de Paz” se presenta el texto del acuerdo, un mamotreto farragoso y pesimamente redactado, obra de dos connotados aventureros uno español y el otro criollo. El texto pone tanto énfasis en el tema del narcotráfico que parece haber más interés en fomentar la cocaína que en establecer la paz.

El acuerdo es sometido aun plebiscito para el cual el Gobierno desplegó todo su poder, toda la propaganda imaginable y tretas tan poco limpias como permitir la intervención de los funcionarios públicos en el proceso electoral. Sin embargo salió derrotado. No valió la amenaza presidencial que si el acuerdo no era aprobado, las Farc se iban a tomar las ciudades.

A los pocos días, Santos recibió el premio Nobel de Paz. Olímpicamente desconoció la voluntad popular, agrandó el mamotreto a más de 300 páginas y se propuso hacerlo aprobar por el Congreso y las “Cortes”. El diario español ABC descubrió que La compañía Statoil del Gobierno Noruego recibió concesiones petroleras en Colombia y coincidencialmente la alta funcionaria de dicha empresa que adelanto el negocio, luego presidió el comité que otorgó el premio Nobel.

Posteriormente vinieron nuevos episodios de paz, la desmovilización de las Farc, sus efectivos eran un poco menos de 6.000 hombres. La ciudadanía allí supo que el Gobierno puso la institucionalidad patas arriba y gasto millones para negociar con un grupo de delincuentes inferiores en número a cualquier mafia de los Balcanes. Semejante ejército se iba a tomar las ciudades si triunfaba el No en el plebiscito. Luego ocurrió la mascarada de la entrega de bienes de las Farc para auxiliar a las víctimas. Se burlaron del Gobierno, entregando un grotesco inventario que incluía utensilios de cocina, escobas, trapeadores y cepillos de dientes y muchos más adminículos de quincallería.

Luego tuvo lugar la entrega de las armas, en un episodio que recuerda el juego de las escondidas, hicieron una ceremonia sin testigos en la cual nadie certificó lo recibido.

Animados con todos estos sainetes, los cabecillas de las Farc emprendieron una campaña de conferencias en las universidades, anunciaron el régimen de “transición” que iban a instaurar, una vez que llegaran al poder. Por otra parte numerosas exguerrilleras denunciaron las violaciones, los abortos forzados y asesinatos de recién nacidos ocurridos en el seno de la subversión.

Ante la necesidad económica de engrasar las maquinarias de apoyo en el Congreso y en las Cortes, para la aprobación del texto del acuerdo y su incorporación a la Constitución. El Gobierno emprende una reforma tributaria, con un alza desmedida de impuestos que hunde aún más la situación pecuniaria de los colombianos. Para acelerar el proceso se inventan trucos procedimentales tales como el “fast track”.

Se crea el partido político de las Farc, el cual emprende campaña presidencial, son recibidos a piedra en varias ciudades, el candidato se enferma y retira sus aspiraciones. Se roban el dinero donado por Suiza, Noruega y Suecia para la paz, en medio de esta investigación se presenta el escándalo de la vinculación de un dicharachero directivo de las Farc a actividades de narcotráfico, denunciado por la DEA. En medio de escándalos tales como el de Fosecon y el encarcelamiento del jefe de la campaña de Santos en 2014, toma impulso la campaña presidencial. Hay cinco candidaturas, una del dúo de la Decencia y la Maledicencia, la segunda de la Comedia Humana, la tercera del Vicepresidente de los coscorrones, la cuarta del Negociador de Paz y la quinta del Centro Democrático. Gana esta última en primera y segunda vuelta, lo cual causa un berrinche presidencial.

Cae el telón y casi se desploma el teatro!

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